Por Guillermo Piro |
Mi periplo italiano esta vez empezó por Turín porque mi
llegada coincidía con el cumpleaños de un amigo. Así que apenas aterricé me
encontré festejando con otras treinta personas el cumpleaños número 60 de
Alessandro Baricco. Baricco vive en la colina Revigliasco, lejos del mundanal
ruido turinés, en la vieja casa familiar. Todas las fiestas son más o menos
iguales, de modo que no vale la pena extenderse en eso, pero sí vale la pena
hablar de la lista de regalos, que fueron inquietantes y en algunos casos
inigualables. (Nota bene: en Italia los regalos no se abren a medida que se
reciben de manos del invitado: se acumulan, se apagan las velitas, y luego de
eso se procede a la comentada apertura de los presentes, ante la vista de
todos.)
A poco de pasadas las 2 de la mañana se procedió al ritual, y la lista
fue la que sigue: una Divina Comedia con notas de Luigi Pietrobono, edición de
1938, de bolsillo, que había pertenecido a la abuela de la invitada + Whole
Earth Catalog: un fanzine contracultural que se publicó entre 1968 y 1972 en
California; un catálogo, como su nombre indica, de herramientas para optimizar
la vida cotidiana (el propio Steve Jobs lo consideraba la Biblia de su
generación y veía en él un precursor de los buscadores de internet) + Las rimas
de Petrarca, con notas de Leopardi (aquí hubo una silbatina generalizada y
aplausos a granel, porque en verdad se trata de una exageración: la dupla
Francesco Petrarca-Giacomo Leopardi se parece un poco a una porción de zapallo
en almíbar con dulce de leche: la literatura vuelta hiperglucemia + Moby Dick
en versión novela gráfica a cargo de Chabouté: una de las cimas de la
literatura desperdiciadas en blanco y negro + un nuevo modelo de libreta
Moleskine, que permite escribir sobre papel, pero con la salvedad de que al
mismo tiempo esto origina un archivo digital en la computadora + una foto del
Faro de Cabo Vírgenes, de Río Gallegos + Baricco ha dicho alguna vez que su
comida preferida es la papa aplastada y mezclada con manteca, y eso fue su
perdición: le regalaron exactamente eso: una caja que contenía dos papas,
manteca, un frasco de sal de Persia y un tenedor; para que la próxima vez tenga
más cuidado con lo que dice + un ejemplar de la Dieta della nicchia ecologica;
en la naturaleza cada especie se caracteriza por un modo de alimentarse, de
comprotarse, etc.; en suma: de vivir; el modo en que vive cada especie animal
se denomina, justamente, “nicho ecológico”; ejemplo desastroso del no respeto
del nicho ecológico es cuando se quiere transformar a la vaca, hervíbora, en
devoradora de proteínas: el resultado es la vaca loca + 6 botellas de aceite de
oliva extravergine + 3 films en DVD de Andrei Tarkovsky: Stalker, Andrei
Rubliov (Baricco confiesa que es el mejor film que vio en su vida) y La
infancia de Iván + el título de propiedad que convierte a Baricco en dueño de
un pie cuadrado del bosque de Glencoe Wood, en Escocia; a cambio de esa
adquisición, que apunta a la conservación de un bosque secular, a Baricco se le
ha asignado el título de Lord of Glencoe, que es como se lo conocerá de ahora
en adelante; un cuadrado de poco más de 30 cm puede parecer muy chico, pero
basta imaginar que ese pie cuadrado se prolonga hasta el centro de la Tierra, y
ahí la cosa cambia + finalmente, el mejor relago de todos, el mío: un par de
boleadoras; porque ningún argentino que se precie puede dejar de regalar otra
cosa que boleadoras. A Baricco no pareció interesarle mucho mi regalo. Incluso
pareció darle un poco de asco saber que las bolas de piedra estaban forradas
con piel de testículo de toro. Pero disimuló y sonrió, como un verdadero Lord.
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