Por Guillermo Piro |
Parece ser que la difusión de los cigarrillos en Europa se debió a la guerra de Crimea. Los soldados
aliados encontraron unos raros cilindros de algodón en el campo de batalla y
cuando averiguaron qué eran descubrieron los cigarrillos. El cigarrillo resultó
ser un formato muy práctico y portátil, así que fue rápidamente adoptado. La
cosa disgustó enormemente a Napoleón III, quien dispuso la prohibición de que
se fumara en las calles de París. Lo sorprendente es que ese decreto aún rige,
aunque ya nadie lo respete.
El uso y las costumbres desplazaron, como suelen
hacerlo, al decreto. Hay muchos casos similares, en los que nadie se toma
siquiera el trabajo de anular un decreto, porque de hecho fue anulado por
quienes no lo respetan. Olivia Locher es una fotógrafa estadounidense nacida en
1990 que realizó un libro donde da cuenta de una cantidad de leyes (cincuenta,
para ser exactos, una por cada estado) ridículas, fuera de norma, absurdas e
incluso cómicas (no todas, a decir verdad, por ahí se coló alguna muy moderna y
apropiada para los tiempos que corren).
El libro de Locher se titula I Fought the Law (algo así como
Yo luché contra la ley), y lo que hace es ilustrar, a su modo, una ley tonta.
Por ejemplo: en Idaho es ilegal estar desnudos al aire libre, incluso en las
propiedades privadas, o en Nevada es ilegal clavar una bandera de los Estados
Unidos en un jabón, o en Arizona no se pueden tener más de dos vibradores en
casa. La ley reciente a la que me refería más arriba es la que estipula que en
Massachusetts no se puede fotografiar a las mujeres poniendo el celular debajo
de las polleras (algo bastante sensato, que será necesario trasladar a todos
esos sitios donde una costumbre tan desvergonzada se ponga de moda). Las fotos
las sacó con la ayuda de amigos y familiares que hicieron de modelos entre 2013
y 2017.
Naturalmente, cada una de esas leyes tiene un origen
preciso, cuya aplicación en algún momento debe de haber sido perentoria, pero
Olivia no se ocupa de eso, sino simplemente de ilustrarlas, dejando la
averiguación de las razones al interesado. La idea de la serie se le ocurrió
cuando una amiga le dijo que en Alabama estaba prohibido ponerse un cucurucho
de helado en el bolsillo trasero del pantalón. La prohibición le pareció tan
extravagante que se puso a buscar leyes insólitas de los Estados Unidos.
Contrató a un fact checker (sí, en los Estados Unidos verificar los hechos es
un trabajo) para comprobar la veracidad de ciertas historias y descubrió, por
ejemplo, que en Hawai está prohibido ponerse monedas en las orejas porque en
una época era el método usado por los dealers para ser reconocidos.
La lista de las prohibiciones tiene algunas joyas que hacen
pensar que nos están tomando el pelo. Presten atención: en Delaware está
prohibido beber perfume; en Indiana es ilegal que un hombre tenga una erección
en público; en Carolina del Norte no se puede orinar en cualquier sitio, pero
hacerlo contra la pared de una propiedad particular (no un edificio estatal, se
entiende) es considerado un reato menor; en Pennsylvania es ilegal atar un hilo
a un billete de cinco dólares y tirar cuando alguien se agacha a recogerlo; en
Ohio es ilegal que una mujer se desnude delante del retrato de un hombre; en
Maine es ilegal hacerles cosquillas a las mujeres debajo del mentón con un
plumero; en Utah no se puede caminar por la calle levando una bolsa de papel
que contenga un violín; en Wisconsin es ilegal que los restaurantes sirvan
porciones de tarta de manzana sin la correspondiente feta de queso encima. Y
para el final esta delicia: en Connecticut un pepinillo puede ser oficialmente
considerado tal si es capaz de rebotar cuando se lo tira sobre la mesa.
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