Más de tres mil
militares, socorristas y cientos de
ciudadanos siguen buscando sobrevivientes tras el violento terremoto que sacudió al país.
Un joven es rescatado de entre los escombros tras el terremoto que asoló a México en diversos puntos del país. (Foto: AP) |
México - La foto
se repite en varios puntos de la ciudad: hombres, jóvenes y mujeres con sus
puños en alto. Es un gesto para pedir silencio, para que la falta de ruido
permite escuchar si aún hay vida debajo de tanto destrozo, mientras la cifra
total de muertos por el terremoto de 7,1 grados en la escala Richter crecía a 248.
Gran parte de los ciudadanos no durmieron, temerosos de una
fuerte réplica y pendientes de los rescates en la cuarentena de edificios
colapsados en Ciudad de México, de las construcciones que resultaron seriamente
dañadas, de los varios tramos de carreteras rotos.
Las tareas de rescate
Socorristas, más de tres mil militares y cientos de
ciudadanos que dejaron todo y salieron a brindar ayuda llevan adelante las
tareas para rescatar a todas las personas que se pueda. En las calles, en los
restos de edificios que colapsaron, en los refugios para llevar un poco de
calma a los miles de afectados por el terremoto de 7,1 grados que golpeó a
México.
Además, comienza a llegar el refuerzo internacional. Una
delegación de 18 rescatistas de Topos Chile, una agrupación de civiles, que
trabaja gratuitamente, nacida en México tras el terremoto de 1985, viaja con
dos perros entrenados y material especializado para buscar personas atrapadas debajo
de escombros.
Asimismo, el ejército de Israel dijo que enviará una
delegación de 70 miembros para apoyar con los esfuerzos de rescate. El equipo
será formado por unos 25 ingenieros que ayudarán a revisar y evaluar los daños
y determinar si los edificios son seguros. El equipo también incluirá
profesionales de búsqueda y rescate, así como un equipo para apoyo médico y
logístico.
Testimonios
Carlos Mendoza, de 30 años, ayudó a remover escombros y
auxiliar en el rescate de víctimas en uno de los edificios caídos en la colonia
Roma. Cubierto de polvo, dijo que llevaba tres horas trabajando y había logrado
sacar a dos personas vivas del derrumbe. "Al ver esto, venimos a ayudar.
Está fea, muy fea... Es muy triste, alarmante".
"A mí se me abrió la pared de mi departamento, muchos
están destruidos. Aguantó el terremoto del 85 y el de hace unos días",
dice Guadalupe García de 68 años, residente y administradora de un edificio
cuya pared frontal se vino abajo.
"En medio de toda esta tragedia, es bueno ver que los
mexicanos nos levantamos y nos mostramos solidarios", dijo Ángelo Martín,
de 34 años, que con saco y camisa cargaba un par de botellas de varios litros
de agua. "Es importante ayudar. Eso nos da esperanza".
"No hubo ninguna alerta. La alarma sísmica sonó después
de que todo tembló y es irónico porque momentos antes había sonado para el
simulacro", comentó en la capital Adaly Serrano, una joven de 20 años que
acababa de armar su puesto de venta de fruta cuando empezó el temblor.
Los barrios más afectados por el terremoto de 7,1 en la
escala de Richter que ayer pasado el mediodía sacudió el país se encuentran sin
energía eléctrica, interrumpida por las autoridades para evitar posibles
explosiones ya que se reportaban fugas de gas natural, que corre en tuberías
subterráneas.
Además, se habilitaron centros y refugios en varias zonas
para quienes se han quedado sin un techo o tienen miedo de quedarse en sus
casas por tener algún daño.
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