"En mi gobierno
hubo hechos de corrupción pero yo nunca blanqueé plata negra"
Cristina Fernández de Kirchner: "Yo soy peronista, no me digas que soy kirchnerista". (Foto: Mariana Eliano/El País) |
Por Carlos E. Cué
Lo ha sido todo en la política argentina, pero quiere
volver, y por eso es candidata a senadora en las elecciones del 22 de octubre.
Le está costando más de lo esperado, y las últimas encuestas apuntan que podría
perder por poco esa batalla en la provincia de Buenos Aires, su feudo, el más
importante del país. Pero Cristina Fernández de Kirchner (La Plata, 1953) va a
intentar arañar votos hasta el último momento para convertirse en la
indiscutible líder de la oposición a Mauricio Macri.
En esa búsqueda de ampliar
espacios ha vuelto a conceder una entrevista a un medio internacional. El País la visitó en su despacho el
martes por la tarde. La expresidenta, como siempre, es reacia a cualquier
autocrítica. Está convencida de que el modelo de Macri es insostenible y
estallará tarde o temprano. Si el peronismo no encuentra una alternativa, y no
parece surgir, ella liderará esa batalla contra Macri en 2019.
-¿Por qué ha vuelto a la política?
-La candidatura no fue una decisión personal. Fue colectiva.
Entendíamos que había una representación política vacante y había que ponerle
un freno al Gobierno y al ajuste. Hubiera preferido no tener que presentarme a
senadora y que otro dirigente hubiera podido reunir esa representación. En
política nunca hice lo que quería, siempre hice lo que debía.
- ¿No había nadie más?
-Los hechos lo demuestran, ahora las cosas están un poco más
claras.
-¿Por qué es tan difícil buscar un sucesor?
-Los dirigentes políticos no tienen sucesores. No se pueden
transferir los votos. Uno de los problemas por los cuales soy candidata a
senadora es porque soy la dirigente que reúne más votos en la provincia de
Buenos Aires. No hay sucesores. Eso es un concepto monárquico. La sociedad ha
visto que soy la que puede hacer la oposición más firme al Gobierno de Macri.
No es arrogancia, es leer el resultado electoral.
-¿Por qué es tan difícil dejar el poder?
-Para mí no lo fue. Un día charlando con Daniel Scioli me
dijo ¿por qué no vas de primera diputada para traccionar votos? Yo dije no, van
a decir que voy de comisaria política tuya, me voy a casa. Nunca me sedujo el
poder.
-¿Cómo está Argentina?
-Creo que no está bien. Estamos con un nivel de
endeudamiento vertiginoso. Si hubo algo importante durante nuestra gestión fue
haber sacado al país del default y haber llevado a Argentina a un nivel de
desendeudamiento inédito desde 1976, del 13%. Hoy en Argentina tenemos un
endeudamiento feroz. En el conurbano bonaerense han vuelto a tener dos dígitos
de desempleo, el poder adquisitivo de los salarios, de las jubilaciones, se ha
derrumbado, la inflación ha crecido exponencialmente y el déficit fiscal
también.
-Si estaba tan bien con ustedes ¿por qué perdieron?
-Fueron 12 años y medio, con un desgaste natural del
Gobierno, más un aparato mediático en contra. Además, el Gobierno actual dijo
que nadie iba a pagar impuesto a las ganancias, que el problema de la inflación
se iba a resolver, que no iba a haber devaluación, no iba a hacer tarifazo, que
se iban a mejorar las cosas que estaban mal y se iban a dejar las que estaban
bien, que nadie iba a perder lo que tenía… Así y todo, perdimos por 700.000
votos. Si uno promete una vida mejor y más feliz, es probable que gane. Respeto
el resultado de las elecciones, pero a la gente le han mentido.
-Si les engañaron ¿por qué dos años después la gente mantiene su apoyo
al Gobierno?
-La parte que lo apoya es más o menos la que lo votó en la
primera vuelta en 2015, cerca de un 34%. Creo que hay un componente de blindaje
mediático muy importante.
-¿Tan fácil es manipular a la gente?
-Creo que nadie puede ignorar el rol que juegan los medios.
-¿Por qué la gente no se daría cuenta de que Macri les está haciendo
daño?
-En la provincia de Buenos Aires, de cada tres bonaerenses,
dos votaron por la oposición. Lo que pasa es que la oposición está dividida.
Invierto la pregunta: ¿cómo puede ser que una fuerza estigmatizada, perseguida,
sin recursos económicos pudo ganar en la provincia de Buenos Aires a un
Gobierno que cuenta con todos los medios de comunicación y todos los recursos?
La verdadera hazaña democrática es lo que hizo Unidad Ciudadana, con
absolutamente todo en contra.
-¿Hicieron algo mal en su Gobierno?
-He hecho mi autocrítica de tonos. Creo que por la forma de
decir las cosas alguien puede haberse sentido ofendido o agredido. Pero también
me gustaría que hicieran autocrítica los del Gobierno de [Fernando] De la Rúa,
que terminó en la implosión del 2001, con la Plaza de Mayo con 30 muertos, como
[Federico] Sturzenegger [gobernador del Banco Central], o los que formaron
parte de las políticas de los 90.
-¿Tan difícil es hacer autocrítica? ¿Hubo agotamiento del modelo
económico?
-No, agotamiento del modelo económico no. No teníamos gente
desesperada porque no le alcanzaba la plata para llegar a fin de mes o porque
no podía comer, no había miles de personas viviendo en la calle, pensando que
le van a cortar la luz o el gas o que no tenían plata para pagar los remedios.
No vivíamos en el paraíso, pero las condiciones eran mucho mejores. ¿Por qué la
gente no nos votó? Porque siempre quiere algo más, y está bien.
-Dejaron el país con un 30% de pobreza después de 13 años. ¿Qué falló?
-Me permito poner en duda esto. Con un 5,9% de desocupación,
con jubilaciones, salarios y Asignación Universal por Hijo subiendo por encima
del nivel de inflación ¿vos crees que cuando nos fuimos del Gobierno uno de
cada tres argentinos era pobre? Entonces hoy, de cada tres argentinos 2,5 son
pobres.
-¿Hay riesgo de estallido social?
-No lo creo. Pero me parece que debe haber muchísima más
pobreza que antes. ¿Qué va a pasar cuando Argentina no se pueda endeudar más?
Esto ya se probó. Esto ya lo vivimos en la década de la plata dulce durante la
dictadura -no estoy diciendo que esto sea una dictadura, estoy hablando del
modelo económico- y durante los 90. No puede un país ser sostenible
endeudándose y pagando tasas del 27%. ¿Quién va a invertir? ¿Por qué yo,
empresario, voy a invertir en poner una nueva línea de producción si en Lebac
me pagan el 27%?
-Usted llegó a tener el 54% de los votos en toda Argentina. Ahora pelea
para intentar ganarle con un 34% en Buenos Aires a un exministro poco conocido de
Macri. ¿No es poco para alguien como usted?
-No estoy para ganarle a un exministro de Macri, estoy para
ganarle a una política. Reducirlo a una pelea con un ministro es injusto para
Bullrich. Sé las condiciones adversas contra las cuales voy.
-¿Qué pasa si pierde? ¿El kirchnerismo entra en decadencia?
-Al kirchnerismo siempre lo vi como una manera de bajarnos
el precio a los peronistas. Yo soy peronista, no me digas que soy kirchnerista.
Me llamo Kirchner, pero soy peronista de toda la vida. Yo no nací ganando
elecciones. Las dos primeras elecciones en el año 83 y 85 en Santa Cruz las
perdí. No es un problema si pierdo o si gano. En esta elección de medio término
la lectura es que la mayoría no está de acuerdo con esta política económica. El
Gobierno perdió 14 provincias.
-¿De verdad cree que Argentina está como Venezuela, como dijo?
-Dije que había debilidad el Estado de derecho en Argentina.
Y en cuanto a Venezuela, ha ingresado en un proceso de diálogo y no debemos
echar leña al fuego. Además detesto la violencia política, porque termina
aniquilando la democracia.
-¿Cuánto daño ha hecho Venezuela a la izquierda latinoamericana?
-La experiencia de Venezuela no tiene nada que ver con la de
Argentina o la del PT en Brasil o la de Evo Morales en Bolivia.
-¿Ha llegado el momento de condenar al Gobierno de Venezuela?
-Llegó el momento de apoyar el diálogo. Lo que hay que parar
es la violencia.
-¿Se acabó la era dorada del progresismo latinoamericano? ¿Por qué ese
giro a la derecha?
-No solo en Latinoamérica. En EEUU gobierna Trump. El
neoliberalismo que se ha impuesto desde la caída del muro de Berlín. Pero el
mundo está crujiendo. Este nivel de concentración de la riqueza, de ajuste
permanente, no va a poder durar mucho tiempo. Cuando pasa lo de los nazis en
Alemania. Cuando todos los días llegan miles de africanos a las costas de
Italia, cuando Grecia tiene un 182% de endeudamiento, Italia y España superan
el 100%. El Papa ha alertado mucho sobre esto.
-Macri está teniendo mucho apoyo en Europa, en EEUU. ¿Se siente usted
sola en la escena internacional?
-Más que el apoyo se necesita inversión. Cuando gobernaba yo
vino el presidente de China, Xi Jinping, el de Rusia, Vladimir Putin. Las
alianzas que ha hecho Macri con EEUU muy bien no le ha ido. Cerraron las
importaciones de biodiesel. Me gustaría que nos visitaran menos y no nos
cerraran los mercados. No han sido buenas las alianzas, no le han redituado
nada a la economía argentina. Le vinieron a visitar pero no le trajeron nada.
-¿Cree usted que puede acabar en la cárcel?
-En la cárcel con este Gobierno puede terminar cualquiera.
Estuvo un chico un mes preso porque puso no sé qué cosa del islam en Twitter.
Se encarceló a gente en la movilización por Santiago Maldonado que no tenía
nada que ver. Cuando se resiente el Estado de derecho, el poder judicial pasa a
ser una fuerza de tareas del Gobierno para atacar a los líderes políticos,
puede que sí. Todos estamos obligados a rendir cuentas, pero que cataloguen a
mi Gobierno como una asociación ilícita, o que mi familia es una asociación
ilícita es demasiado. Hay una clara maniobra de persecución política. Hay una
especie de libertad condicional de la sociedad. Cualquier persona que sea
opositor o pase cerca de una movilización le persiguen.
-¿Teme acabar en la cárcel?
-No tengo temores.
-¿Y qué pasaría si va a la cárcel por corrupción?
-Es una hipótesis que el Gobierno y los medios afines se
encargan de instalar. En la Argentina hoy cualquiera puede estar preso, pero si
es por las causas que hay sin lugar a dudas no. Las pruebas son ridículas. Es
un disparate tachar a un Gobierno de una asociación ilícita. Siguen
investigando por cosas que ya fuimos sobreseídos.
-Sus secretarios de Obras Públicas y de Transporte están en la cárcel.
Uno de ellos fue descubierto mientras lanzaba nueve millones de dólares a un
convento. ¿Asume que hubo mucha corrupción en su Gobierno?
-No, creo que hubo hechos de corrupción y funcionarios que
cometieron hechos de corrupción. Es innegable. Y deben responder. Pero tachar a
todo un Gobierno de corrupción por unos funcionarios, no. No creo que haya
ningún Gobierno en el mundo exento de funcionarios que cometan corrupción. Pero
ahora tenemos un Gobierno que utiliza el Estado para favorecer los negocios de
su familia. Tenemos Panamá Papers.
Provocó la caída del primer ministro de Islandia, del ministro Soria en España.
Acá no pasó nada. Hubo hechos de corrupción pero yo no blanqueé plata negra, el
que lo hizo es el hermano del presidente. Y su amigo del alma [Nicolás] Caputo,
también blanqueó 35 millones. Contratista del Estado. Este Gobierno ha tomado
el Estado como plataforma para ayudar a sus empresas familiares.
-¿Por qué su hija tenía cinco millones de dólares en efectivo en una
caja de un banco?
-Nosotros teníamos en 2012 3,5 millones de dólares en
depósitos en plazo fijos. Los teníamos de antes, no es que llegamos al Gobierno
y de repente nos apareció dinero. En el diario La Nación explicaron que la
familia tenía fortuna personal porque teníamos un estudio jurídico que habíamos
trabajado mucho y muy bien. Que antes de que Néstor fuera intendente teníamos
más de 23 propiedades. La plata que mi hija tenía era producto de la sucesión
de su padre. Cambiamos ese dinero y lo pusimos en plazo fijo. Y cuando salí del
Gobierno sacamos ese dinero y compramos divisas. Todo esto se hizo dentro del
sistema bancario, con certificados de compra, todo legalizado. Lo compramos en
dólares y lo depositamos en una caja, pero no en el extranjero. Yo quería
dejarles mi parte a mis hijos. Está totalmente explicado. No es que me
descubrieron una cuenta en Las Bahamas.
-¿Qué pasó para que ganara Macri? ¿Le sorprendió?
-No, porque hizo un enorme compendio de promesas de campaña.
Dijeron que no iba a haber devaluación, ni tarifazos. Además tenía como fuerza
de tareas a todo el tema mediático. Es natural. Si Macri tuviera una semana
mediática o dos como las que yo tuve durante mis ocho años de gestión no sé
cómo estaría.
-¿Todo es manipulación? ¿La gente no tiene voluntad?
-¿Y cómo aceptó la gente que hubiera 30.000 desaparecidos en
la Argentina? ¡Qué barbaridad! ¿Cómo pudo aceptar que tiraran gente de los
aviones? ¿La gente sabía eso? No. Porque había un blindaje mediático. No se
puede ignorar el peso mediático en las sociedades.
-No comparará la prensa de la dictadura con la democrática.
-No, pero ojo, los diarios son los mismos. Y los dueños. No
estoy comparando con la dictadura. No estoy diciendo que sea lo mismo. Pero
cuando hay montaje la sociedad puede tener una determinada orientación. Se dice
por ejemplo que está mejorando la situación económica y cada vez hay más gente
despedida, se siguen cerrando comercios, sigue cayendo el consumo. Estamos
generando una bola de nieve, una Argentina que va a tener dificultades.
-¿Los 70 siguen marcando argentina?
-Es una discusión que algún día se saldará. Sí es verdad que
Argentina se colocó a la vanguardia en política de derechos humanos en todo el
mundo.
-¿Por qué nunca presentaron como abogados un habeas corpus de algún
desaparecido?
-Porque vivíamos en Santa Cruz y allí no había
desaparecidos.
-Con el Papa tenían muchas diferencias cuando era obispo. Ahora se han
acercado. ¿Les une el rechazo a Macri?
-No, pobre Francisco. Lo que pasa es que es otra persona. Yo
antes lo veía con gesto adusto, serio, ahora está feliz, pleno. Hemos tenido
excelentes charlas. Nunca fue mi enemigo, ni mi amigo. Es el Papa. Nos une una
visión de lo que está pasando en el mundo. Condena al neoliberalismo y al capitalismo
como sistemas que descartan gente. Él marca una línea diferente del Vaticano.
Nunca hablamos de Macri. Hablamos del mundo. Lo quieren traer al barro de la
Argentina, el Papa no se merece eso. El Papa no es miserable ni mediocre.
-¿Quién mató al fiscal Alberto Nisman?
-Pregúnteselo a la Gendarmería. Qué curioso. No pueden
decirnos donde está Maldonado después de 50 días tras un operativo donde
participó pero parece ser que ahora han descubierto quién mató a Nisman hace
tres años.
-¿Políticamente hay una Cristina antes y después de la muerte de
Néstor?
-Es una pregunta difícil. Mi vida cambió, obviamente. Yo le
debía a él también estar entera y aparecer entera. Lo he tratado de hacer lo
mejor posible, por él, por mis hijos, por la responsabilidad que me dio la
sociedad. Cuando el 9 de diciembre (de 2015) vi una plaza llena de gente común
que venía a despedirnos, sentía que había cumplido. Él siempre me decía que yo
era más fuerte que él. La vida nos dio cosas y nos quitó otras. Yo jamás hubiera
pensado que iba a presidir el país.
-Qué fue lo peor de su Gobierno?
-No haber podido resolver cuestiones estructurales de la
economía en la reindustrialización del país. Que fue la clave del Gobierno de
Perón. Es un dilema fuerte. No le encontramos la vuelta al estrangulamiento que
se produce cuando estás industrializando el país y los trabajadores ahorran en
dólares, que es un problema de la Argentina. No lo supimos resolver.
-¿Teme quedar en la historia como una ocasión perdida?
-No. Se habla mucho de la grieta, no la provocó el
kirchnerismo, viene de hace 200 años. El padre de Leandro N. Alem fue fusilado
en la Plaza de Mayo y colgado durante cuatro horas, su hijo lo vio. Esta es la
Argentina.
- ¿Usted es la persona adecuada para cerrar la grieta?
- Me parece que puedo contribuir, y si tengo que hacerlo lo
haré. Esto implicaría la necesidad de un diálogo sobre los modelos de país.
-En Argentina hay mucha división sobre usted. Unos la aman, otros la
odian, ¿ahora está buscando una vía intermedia?
-No puedo manejarlo. También hay mucha división con el
presidente. Ambos representamos dos modelos de país. Esto es lo que hay que discutir.
Que no se estigmatice al peronismo, a los sindicatos. En algún momento esto va
a hacer agua. ¿Entonces qué? ¿Prepararnos para otro 2001? Vivimos demasiadas
crisis. Nosotros dejamos un país en marcha. Creyeron que como llegaban ellos,
que era empresarios, rubios y con ojos celestes, los inversores iban a venir
todos corriendo. Pero 2016 fue horrible en materia de inversión. Fue una pena.
Pusieron en marcha un modelo que no tiene futuro, no es sustentable vivir
endeudándose, destruyendo el consumo. Están preparando un gran ajuste para
después de las elecciones. Es una pena, me gustaría poder conciliar esas dos
argentinas.
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