Por
Patricio Zunini
A comienzos de la década del noventa, el arquero de
Huracán, Marcos “Anguila” Gutiérrez, se puso de novio con Graciela Borges. El
chiste de entonces era que él la conquistó cuando le dijo: “Leí todos los
libros de tu viejo”. Malísimo, sí, pero da cuenta de cómo Jorge Luis se adueñó
de tal manera del apellido que se le volvió exclusivo: sólo él puede ser Borges
—o “el otro”—.
Y además, aunque por supuesto de una manera por completo
involuntaria, el chiste tenía algo de cierto. Graciela Zabala había sido
convocada por Hugo del Carril para trabajar en Una cita con la vida,
pero como el padre no quería que fuera actriz le prohibió usar el apellido.
Ella quedó deshecha, pero se mantuvo firme aferrada a su vocación y siguió
adelante. Entonces un día en la casa del escritor Augusto Mario Delfino conoció
a Borges y él le prestó el apellido “con la condición de que
le hiciera honor”. Así nació Graciela Borges. Hace unos años en una entrevista
para La Nación, ella contó que cada
vez que se encontraban, él le preguntaba: “¿Le sigue haciendo honor?”
Jorge Luis Borges murió el 14 de junio de 1986.
Veinticinco años después, más precisamente el 21 de marzo de 2011, Jorge Luis
Borges, ciego de celos, asesinó en Tucumán a Pablo Aiziczon, profesor de tenis.
Aiziczon estaba en una sesión de masajes con la mujer de Borges cuando éste
entró, le dio un culatazo en la nuca primero y luego le pegó dos tiros. Los
jueces desestimaron que fuera “emoción violenta” pero no se pudo comprobar que
hubiera actuado con alevosía y al homónimo del escritor, un tucumano de 44
años, lo condenaron el mes pasado a 24 años de prisión.
Andrés Neuman habla de Borges en la
novela/memoria/crónica Una vez Argentina (reeditado por
Alfaguara). En la página 92 inventa un juego de opuestos entre Borges y Maradona:
«En cierta ocasión», escribe, «la prensa le había solicitado a Borges su
opinión acerca de Maradona. Su respuesta había sido: Disculpen mi ignorancia.
También a Maradona le habían preguntado si conocía a Borges. El diez había
respondido: ¿Y ese en qué equipo juega?» En Deportivo La Coruña, Diego. Se
llama Celso Borges y es volante central. Es
compañero de Jonás Rodríguez. Nació el 27 de mayo de 1988, mide 1.86 y pesa 81
kilos. Pero ojo, no es el único Borges del fútbol: también están el preparador
físico Claudio Borges —que, de hecho, trabajó con Maradona—, y los brasileños
Willian (con ene) Borges da Silva, hoy en el Chelsea, y Lucas Silva Borges, que
jugó en el Real Madrid.
“¿Leíste a Borges?” “Sí, claro, me encantan sus
novelas”. Un dialogo así sólo podría darse en Venezuela. Edgar Borges (Caracas,
1966) es periodista y escritor. Ha publicado una docena de libros en
editoriales alternativas, con títulos… heterodoxos: La monstrua. La
mujer que jamás invitaron a bailar, ¿Quién mató a mi madre?, ¿Quién
mató al doble de Edgar Allan Poe?, El hombre no mediático que leía
a Peter Handke. Hay más Borges en Venezuela: Mirtha Borges, que murió el
lunes pasado, era una actriz de telenovelas. En “Hechizo de amor”, que en
Argentina salió el año pasado por la TV Pública, hacía de Marina de Alcántara.
Y para cerrar el capítulo venezolano, hay un Borges que, aunque artista
plástico, es relevante para la literatura: Julio Cortázar le dedica el cuento
“Reunión con círculo rojo” (incluido en Alguien que anda por ahí)
«A Borges», pero no a Jorge Luis sino a Jacobo. Jacobo Borges (Cúcuta, 1931)
es, además, director de cine y muy probablemente haya conocido a Cortázar por
intermedio de Alejo Carpentier.
Borges —Jorge Luis, a esta altura hay que
aclararlo— escribió en “Fundación mítica de Buenos Aires”: «Una manzana entera
pero en mitá del campo / expuesta a las auroras y lluvias y suestadas. / La
manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay y
Gurruchaga.» A comienzos de los noventa, el Consejo Deliberante de la Ciudad de
Buenos Aires creyó que un homenaje al bardo ciego era más importante que la
persistencia, armaron bardo y le cambiaron el nombre a Serrano por Borges. Hay
otra calle Borges, pero esta vez en Olivos, a la altura del Parque de la Costa.
Y para señalar que no es en memoria del escritor lleva en el nombre una F. austera
y misteriosa. En realidad se trata de Francisco Borges, con quien terminamos
este breve catálogo incompleto de todos los Borges (el título de la nota como
tantas otras cosas lo hemos tomado prestado de Eduardo Berti, autor de Todos
los Funes). El coronel Francisco Borges Lafinur —no confundir con Juan
Francisco Borges, fusilado por orden de Manuel Belgrano— participó en la
campaña del desierto de Mitre y en la guerra del Paraguay. En 1874, se unió a
los rebeldes en contra de Avellaneda, pero una carta de Sarmiento lo
disuadió de continuar, entonces provocó su propia muerte al atacar de
frente a una línea de tiradores en la Batalla de La Verde. «Avanza por el campo
la blancura / del caballo y del poncho. La paciente / muerte acecha en los
rifles. Tristemente / Francisco Borges va por la llanura» escribió Jorge Luis
Borges en el poema que le dedicó a su abuelo.
© Eterna
Cadencia
0 comments :
Publicar un comentario