Por Daniel Muchnik
Siguiendo las alternativas de la inquietante realidad en
Venezuela puede llegar a comprenderse porque los inversores extranjeros están,
en la Argentina, a la expectativa de las elecciones para legisladores.
No sólo
retorna a la palestra Cristina Fernández sino algunos de los que la acompañaron
en el poder cuyas posiciones y lealtades siempre son lábiles, con volteretas
acomodaticias. Ellos encarnan proyectos de intensidad populista, cuyos ejes son
barrer con las leyes, las instituciones y sus relaciones con el mundo. Con
exceso de poder, devociones casi religiosas y matonaje.
Es lo que pasó en Venezuela con Chávez y después de él. Hoy,
América latina está paralizada, no sabe cómo actuar frente al desastre de un
país sin rumbo. O en el rumbo de los que detentan los puestos claves, varios de
ellos acusados por organismos especializados del mundo de estar vinculados al
tráfico de drogas. Apoyados por las armas de los oficiales y soldados que son
los que comen todos los días y viven bien en una Caracas donde escasean
alimentos, medicamentos y elementos indispensables para vivir decentemente.
Lo más importante, lo que queda como enseñanza, es la
impotencia de políticos venezolanos y de instituciones de América latina y del
mundo que deberían haber actuado con mayor vigor y compromiso. Impotencia para
aplicar medidas de asistencia solidaria, de cercar ideológica y humanamente a
Maduro y su gente para que cambien de rumbo y se encaminen hacia la sensatez.
No se alzan voces, nadie grita contra las injusticias. Amagó
la OEA y hasta Estados Unidos que prometió cortar las compras de petróleo
venezolano y desabastecer así de reservas monetarias al país. Como se sabe el
25% de la compras de petróleo que concreta Estados Unidos es el venezolano. Hay
refinerías especiales para recibirlo porque es un producto con mayores
dificultades de procesamiento.
Pero si Estados Unidos lo hiciera -dicen los
expertos-beneficiarían más a Maduro que a la sociedad, porque el sucesor de Chávez
lo utilizaría para considerarse una víctima del imperialismo yanqui. Esto
incorpora un recordatorio: el bloqueo norteamericano a Cuba fortaleció, en un
comienzo, a los hermanos Castro, los erigió en defensores del pueblo. Sólo con
los años los cubanos tomaron conciencia que lo que fallaba no era causado por
el bloqueo sino por la ineficiencia definitiva del gobierno para paliar las
crisis económicas reiteradas.
El peligro es que hoy se observa anarquía en la protesta
venezolana que carga con un centenar de muertos.
Muchos jóvenes en batalla no sólo están desahuciados de
Maduro sino de los políticos que viven en medio de una ceguera, imposibilitados
de formular propuestas firmes, terminantes. Es el terror a terminar en cárceles
tenebrosas por largo tiempo. O, de lo contrario, esos políticos han sido ganados
por una peligrosa paralización.
La historia, sin embargo, demuestra que los movimientos
anárquicos, el enfrentamiento por el enfrentamiento mismo no lleva a nada si
delante de ellos están los fusiles, los gases y las tanquetas. Sí crecen, cada
vez más, las víctimas. El mayo francés de 1968 no terminó en nada.
Fue una chispa, un momento de rabia contra el gobierno de De
Gaulle que, finalmente, los calmó. La resistencia heroica en Alemania, en
Hungría y en Checoslovaquia contra las fuerzas militares soviéticas fueron
aplastadas cuando el Kremlin dio la orden de represión feroz. Lo mismo en
China.
En la Argentina hubo una mirada oficial soberbia en torno a
las elecciones. Se supuso muy de antemano que el Cristinismo estaba acabado
tras las denuncias gigantescas de corrupción sin límites.
Sin embargo, las encuestas están dando chances serias para
que la ex presidenta, la amiga de Chávez, la admiradora de Venezuela, se siente
en el Parlamento y hasta sueñe con volver a la Casa Rosada.
La votación sobre el ex ministro De Vido dejó en un rincón a
los peronistas dialoguistas o civilizados. Y no todos los gobernadores
respondieron exigiendo disciplina a sus legisladores para darle una mano al
gobierno. Eso se sabía de antemano.
Sin embargo los de Cambiemos quisieron hacer el debate
igual, aunque fueran minoría. Creyeron que rayos y centellas caerían sobre De
Vido con gran facilidad. Pero en la Argentina las leyes de la lógica no se
cumplen. De Vido carga con cinco procesamientos, varios de sus colaboradores
están presos por coimas y errores y lo están cercando desde hace tiempo
informes críticos de los organismos de control, donde no sobra una coma. Pese a
todo, el cristinismo ha sobrevivido y sigue perturbando.
La pregunta es: si De Vido sigue sentado en el Congreso, si
a cierto sector importante de la sociedad no le interesa si Cristina Fernández
ahora, por conveniencia, sobria y sin gritos, fue corrupta o apañó a una
caterva de corruptos y es candidata.
¿Dónde está la Justicia? ¿Qué hizo hasta ahora? ¿Qué le pasa
a esa sociedad que no le molestan los delitos cometidos por los que apoya casi
con devoción?
Los aprietes económicos, el vaivén loco del dólar (que llevó
por primera vez a que el Banco Central cambie de criterio), el encarecimiento
de todo lo indispensable, está produciendo más disconformes con el gobierno de
los que los asesores de Mauricio Macri creen.
Y esos asesores, más el círculo más cercano carece de
reflejos para ganar la simpatía de la población (es decir el voto). Un ministro
del equipo de Macri aseguró que las movidas del dólar no lo inquietan. Es duro
escuchar eso en un país dolarizado, donde empresarios y ciudadanos están a la
expectativa y la vida económica se guía por las taquicardias de esa moneda.
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