El exministro
kirchnerista acordó el pago de coimas
por US$ 25 millones para beneficiar a esa
constructora brasileña.
por US$ 25 millones para beneficiar a esa
constructora brasileña.
Julio De Vido, exministro de Planificación Federal del kirchnerismo. |
Nacionales - El
entorno directo del exministro de Planificación Federal Julio De Vido acordó
una coima por US$ 25 millones y otras "prácticas no convencionales" a
cambio de destrabar el acceso de la constructora brasileña Odebrecht a un
proyecto multimillonario para la extensión de las redes troncales de gas en el
país.
La información surge de documentos todavía secretos de la
investigación internacional Lava Jato que obtuvo, verificó y analizó La Nación durante las últimas semanas.
Esos documentos muestran que la negociación delictiva de
Odebrecht con el gobierno kirchnerista abarcó dos etapas, con dos
intermediarios distintos. La primera etapa quedó en manos del dueño de Esuco,
Carlos Wagner, quien presidió la Cámara Argentina de la Construcción durante
ocho años del kirchnerismo, entre 2004 y 2012. La segunda fase fue con el
lobbista Jorge "Corcho" Rodríguez como interlocutor determinante.
Rodríguez pasó a trabajar para Odebrecht como
"consultor" durante años. Pero tanto él como Wagner actuaron frente a
los representantes de la compañía brasileña como emisarios de De Vido, y así lo
entendieron quienes negociaron con ambos y acordaron pagar esos US$ 25 millones
entre 2007 y 2014, de acuerdo con el material al que accedió LA NACION como
parte de un proyecto periodístico regional liderado por el equipo peruano IDL
Reporteros desde hace un año y medio.
La Nación consultó
a Rodríguez y a Wagner, quienes rechazaron las sospechas. "Eso que dicen
es falso", contestó el ex titular de la Cámara Argentina de la
Construcción. "No facilité ninguna reunión", abundó.
Rodríguez también rechazó los dichos de los delatores
brasileños. "Es mentira", replicó. "¡Me usan para tapar otros
temas y otras personas, que sí estuvieron metidas!", añadió, sin dar
nombres.
De Vido siempre negó cualquier rol en el entramado de coimas
de Odebrecht. "Nunca podrán imputarme nada con seriedad", contestó el
ex ministro en mayo, cuando algunos datos salieron a la luz desde Brasil.
Consultado el sábado por La Nación,
De Vido se negó a responder preguntas o hacer comentarios, mientras que su
vocero subrayó que el contrato bajo sospecha era para la extensión de las redes
troncales como un acuerdo "entre privados".
Pero las desmentidas de De Vido, Wagner y Rodríguez se
contradicen con las confesiones en Brasil. Allí, uno de los máximos jerarcas de
Odebrecht, Mario Faria da Silva, se acogió al régimen de "delación
premiada" para reducir su tiempo en prisión a cambio de contar lo que
sabía sobre las coimas que pagó la compañía durante décadas en varios países. Y
habló sobre los millones que se pagaron en la Argentina.
El ministro del Superior Tribunal Federal (STF) de Justicia
brasileño, Edson Fachin, reveló los primeros y acotados datos sobre ese
negociado en un documento de apenas tres carillas que remitió a la Procuración
General de su país, según reveló La
Nación en abril pasado.
Según reconstruyó desde entonces La Nación, Faria reconoció que él mismo se reunió dos veces con De
Vido, quien sin embargo evitó hablar sobre esas coimas.
Por el contrario, el brasileño detalló que la operatoria
ilícita quedó en manos de dos colaboradores: su subsecretario de Coordinación,
Roberto Baratta, quien pasó de levantar quinielas a asumir como subsecretario
de Coordinación del Ministerio de Planificación, y Roberto Mandolesi, quien
como director de Nación Fideicomisos destrabó el pago de $ 1000 millones para
la empresa BTU durante los últimos días en el poder del kirchnerismo, en
diciembre de 2015.
Señalada desde hace años por una supuesta excelente relación
con De Vido, BTU también quedó bajo la lupa en Brasil. Según detalló el ahora
"delator premiado" Faria, esa empresa fue recomendada por el
Ministerio de Planificación Federal.
Wagner
Condenado a 19 años y 4 meses de prisión en Brasil por
corrupción, lavado de dinero y asociación ilícita, Faria se convirtió en
delator para reducir su paso por la cárcel. Y detalló quiénes son los otros
ejecutivos de Odebrecht que saben sobre las coimas que se pagaron al entorno
directo del entonces ministro y actual diputado nacional por el Frente para la
Victoria (FPV). Contó que uno de ellos es Flavio Bento e Faría, por entonces
máximo jefe de la constructora en Argentina.
Flavio Bento e Faría -sin parentesco alguno con Marcio
Faria- fue quien se reunió con Wagner, de Esuco, quien expuso el pedido de
coimas requerido por los funcionarios públicos. Indicó que si querían hacer
negocios en la Argentina, debían pasar por él, lo que Wagner negó de manera tajante
a La Nación.
Sin embargo, Marcio Faria también señaló a otro ejecutivo de
Odebrecht como negociador directo de esa coima por US$ 25 millones. Dijo que
fue Hilberto Mascarenhas da Silva, quien también se acogió al régimen de la
delación premiada y contó ante los investigadores brasileños que la empresa
pagó cerca de US$ 3340 millones en coimas y aportes ilegales a campañas
electorales, tanto en Brasil como en otros países entre 2006 y 2016. Es decir,
lo que en Brasil se conoce bajo el paraguas de "Caixa 2".
¿Cómo fue la negociación delictiva? Cuando Odebrecht comenzó
a moverse para pujar, desde 2007, en la licitación para la ampliación de
ampliación de la capacidad del transporte de gas a lo largo de 15 provincias
argentinas, su entonces superintendente en el país, Flavio Bento e Faria, fue
contactado por Wagner, quien se presentó como dueño de Esuco y presidente de la
Cámara Argentina de la Construcción, pero expresó su verdadera misión en cuanto
vislumbró la oportunidad.
Con su nombre en la "ruta del dinero K" -causa en
la que está imputado- y en al menos seis sociedades offshore que aparecen en
los Panamá Papers, Wagner fue directo. Según Marcio Faroa, "le pidió
coimas" a Bento e Faria, pero se cuidó de darles los nombres de los destinatarios,
aunque a los brasileños les quedó muy claro quiénes eran.
Fue entonces cuando uno de los máximos responsables de la
División de Operaciones Estructuradas de Odebrecht -es decir, el área dedicada
a las coimas de la empresa-, Hilberto Mascarenhas ajustó los detalles para el
pago de los sobornos.
A partir de allí, el camino de los negocios con el Estado
argentino se simplificó para Odebrecht, que sólo recibió elogios de De Vido
durante dos reuniones que mantuvo con el ahora delator premiado.
Sin embargo, el entendimiento ilícito se quebró en octubre
de 2010. Con la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, el pacto se quebró, y
Odebrecht comenzó a padecer todo tipo de problemas con la ejecución y cobro del
multimillonario contrato.
Esos problemas sólo se solucionaron con la aparición del
lobbista Jorge "Corcho" Rodríguez, quien reabrió las negociaciones
ilícitas con los representantes de la constructora brasileña, acordó nuevos
pagos y hasta les aportó los números de las cuentas bancarias offshore donde
debían depositar el dinero de las coimas.
Según reconstruyó La
Nación, sin embargo, Rodríguez actuó más como emisario de De Vido ante
Odebrecht que como lobbista de la constructora brasileña ante el entonces
ministro. Y los datos públicos que se conocen sobre él como operador alientan
la confusión.
Así, como lobbista de Odebrecht, el "Corcho"
recibió a varios empresarios en las oficinas de la compañía, pero al mismo
tiempo viajó a China con De Vido. Lo hizo como operador de la empresa
brasileña, aunque también produjo los discos del hijo guitarrista del entonces
ministro.
Consultado por La
Nación, Rodríguez rechazó las sospechas. "Nunca estuve en ninguna
negociación de ninguna obra", replicó. "Hasta por una cuestión de
tiempos no es posible. Ese contrato se negoció años antes. Mi relación con la
empresa comenzó en 2011", retrucó.
Ahora, el acuerdo para desembolsar coimas por US$ 25
millones se encuentra bajo investigación en Brasil y en la Argentina. Allá
llegó a las manos de Edson Fachin, ministro del Superior Tribunal Federal de
Justicia -el equivalente a la Corte Suprema.
A cargo de supervisar todas las investigaciones derivadas
del Lava Jato, Fachin analizó los dichos de Faria y emitió la "Petición N°
6712". Dirigida a la Procuración General, le pidió que evalúe si el Poder
Judicial brasileño tiene jurisdicción para juzgar este tipo de actos de
corrupción cometidos por empresas de su país en el extranjero.
En la Argentina, en tanto, la operatoria que ahora sale a la
luz ya había quedado bajo la lupa del fiscal federal Carlos Stornelli, quien
desarrolló una investigación preliminar. Encontró indicios y radicó una
denuncia, que quedó en manos del fiscal federal Federico Delgado y el juez
Ariel Lijo, para luego recaer en el juzgado de Daniel Rafecas.
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