Por Gabriel Profiti |
El justicialismo vive jornadas de alta tensión por la
imposibilidad de unificar su oferta para las elecciones de octubre en la
estratégica Buenos Aires, donde el principal activo de Cambiemos es antagonizar
con sus antecesores, empezando por el orden interno.
Hasta las cero horas del jueves el PJ tendrá tiempo para
ordenar sus piezas, porque vence el plazo para la presentación de frentes
electorales, pero todo indica que a comienzos de semana Cristina Kirchner
debería definir su jugada y acomodar el tablero.
Fuentes partidarias de primer nivel señalaron que el esquema
que prevalecía entrando al fin de semana era la presentación de la expresidenta
como candidata a senadora por un espacio que se llamaría "Frente Ciudadano
para la Victoria" y entregarle el PJ a Florencio Randazzo.
Esa alianza estaría compuesta por seis partidos de ADN
cristinista: Nuevo Encuentro, de Martín Sabbatella; Kolina, de Alicia Kirchner;
el Partido de la Victoria; el Partido Comunista; el Frente Grande; y el Partido
Solidario, de Carlos Heller.
Si esa opción prevalece, no habrá competencia interna en las
PASO y Randazzo se quedaría con el sello bonaerense del partido fundado por
Juan Domingo Perón, así como los fondos y los espacios gratuitos asignados en
los medios de comunicación.
Había otras variantes en danza. Dirigentes de sectores
ultrakirchneristas preguntaban a los apoderados del PJ por alternativas para
excluir de la contienda a Randazzo, pero ese camino sería judicializado con
pocas posibilidades de éxito.
El juez electoral bonaerense, Juan Manuel Culotta, fue
designado por el macrismo y los miembros de la Cámara Nacional Electoral -la
instancia superior-, Santiago Corcuera y Alberto Dalla Vía, ya les avisaron a
Alberto Fernández y Juan Manuel Abal Medina, dos neoalfiles randazzistas, que
no ven impedimentos para que pueda ir a esa PASO del PJ.
Otra posibilidad es, como cree el randazzismo, que la
exmandataria no sea candidata y por lo tanto que surja aquel Frente Ciudadano
con otro nombre como cabeza de lista (se llegó a mencionar a Máximo Kirchner,
Axel Kicillof y Verónica Magario) o que esa lista enfrente al exministro de
Interior y Transporte.
La cesión de la iconografía justicialista no convence a
algunos intendentes del PJ que acompañan a Cristina, aunque con cierta reticencia,
por ser la que garantiza una mejor performance en sus distritos o porque
recelan de Randazzo.
Las encuestas indican que CFK debería vencer a su exministro
en una interna, pero hay un temor fundado en sus huestes de que el denominado
"voto odio" a los K incline las cosas en una primara abierta donde no
solo votarán los afiliados del PJ.
Por el lado de Randazzo el juego es claro. Quiere ser
Presidente en 2019 y no ve otra posibilidad de llegar al poder que liderando al
PJ. Secuencialmente, para lograrlo debe superar a Cristina o a su candidato.
Una victoria acompañando a su exjefa significará que seguirá siendo la jefa.
Primera escala
La resolución del Frente despejará una duda central: si
habrá competencia interna o si irán por separado en las PASO. Si no hay,
seguramente volverán los cuestionamientos contra las Primarias: una elección
general en la que nadie compite.
Luego habrá diez días más para definir a los candidatos.
Cristina Kirchner, se sabe, cuenta con un piso electoral muy
alto, que ronda el 30 por ciento de los votos, pero su techo no es muy
superior, por lo que una victoria en las generales de octubre no está
garantizada ni mucho menos.
Desde hace varias semanas armadores del oficialismo
consideran que el mejor escenario posible para Cambiemos en Buenos Aires es que
el PJ presente una oferta dividida entre el kirchnerismo y el randazzismo, que
se sumará a una tercera variante filoperonista como el Frente Renovador de
Sergio Massa.
En ese contexto, el laboratorio encabezado por el jefe de
Gabinete, Marcos Peña, y el asesor estrella del Presidente, Jaime Durán Barba
comenzó a medir variantes electorales.
Pese a que hace algunas semanas se daba por hecha la
candidatura a senador del ministro de Educación, Esteban Bullrich, ahora está
en duda.
El principal activo de Cambiemos en Buenos Aires es María
Eugenia Vidal, fortaleza que se ve reflejada en todas las encuestas.
Y tanto Durán Barba como la gobernadora consideran que lo
mejor es encumbrar algún candidato que pueda espejarla.
"Hay que clonar a Vidal, se le escuchó decir al
ecuatoriano. En esas lides crecen las posibilidades de Gladys González, quien
viene siendo entrenada para ser compañera de fórmula de Bullrich.
A diferencia del ¿ex? Frente para la Victoria o el Frente
Renovador, Cambiemos defiende pocas butacas nacionales y provinciales con la
elección en Buenos Aires porque se renuevan las bancas obtenidas en 2013 cuando
esa formación no existía.
Por tal motivo hay bastante lugar en las listas para
"pagarles" a los socios y evitar fricciones con el radicalismo como
se da en otras provincias.
Por todos estos factores, el optimismo invade al campamento
oficialista antes de las grandes decisiones de campaña.
El presidente Macri necesita de un nuevo triunfo en las
elecciones de mitad de mandato para encarar reformas más profundas en la
economía y en la Justicia, especialmente en el Consejo de la Magistratura,
órgano clave para la remoción y designación de jueces, actualmente sin mayorías
claras.
En ese marco, Buenos Aires es central.
Y la formación oficialista no quiere dejar nada librado al
azar.
Paradójicamente, para encarar luego de los comicios el
ajuste que requirió de manera soez entresemana Carlos Melconian, el Gobierno
decidió echarle un poco de leña a la economía: el fútbol televisado gratuito
seguirá hasta noviembre (estaba previsto que comenzará a cobrarse a mitad de
año) y los subsidios al transporte volverán a crecer para evitar un impopular
aumento de los pasajes en la antesala del test electoral.
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