Por Giselle Rumeau |
Los maestros de teatro suelen repetir hasta el cansancio que
lo importante arriba del escenario no es tanto lo qué se dice sino cómo se
dice. Es fácil reconocer a un mal actor en alguien que sólo recita la letra sin
que el cuerpo acompañe lo que siente y piensa su personaje para lograr
conmover, enojar o divertir a los espectadores. Como si el lenguaje estuviera
disociado del movimiento.
Al igual que los actores, los políticos también entrenan
para mejorar su oratoria y domar las actitudes corpóreas. Algunos lo hacen con
tanto éxito que logran cautivar a multitudes con discursos artificiales, de
esos que están vacíos de contenido e ideología, y usando tan solo gestos de
estudiada seducción. A la mayoría, en cambio, los traiciona el inconciente y,
pese al cinismo prefabricado, el cuerpo no los deja mentir, aunque se lo
propongan con precisión minuciosa. Es que el cuerpo habla, tiene memoria,
expresa en forma constante nuestras emociones e intenciones profundas. Y lo hace
a través de gestos, de posturas, de movimientos que dejan en evidencia engaños
o delatan nuestras percepciones sobre la persona que se tiene enfrente. Ese
costado del lenguaje que va más allá de la oralidad se conoce con el nombre de
"comunicación no verbal" y puede ser analizado a través de la
psicología aplicada. La verdad, tarde o temprano, siempre sale a escena.
"Más allá del protocolo, de la elección de la ropa y
del cuidado del discurso, la comunicación no verbal rompe con todo y sale en
esencia", dice el especialista Alejandro Sangenis, titular de la
consultora AS Media Advisory.
Su colega Marcelo Sola, director de HCC Integral, remarca
que el lenguaje corporal acaba siendo más importante que aquello que se dice
con los labios. "El 55% de la comunicación que emite una persona tiene que
ver con el cuerpo, un 38% pasa por el tono, la velocidad y el ritmo de la voz y
sólo el 7% implica palabras. Así que un 93% de la comunicación pasa por cómo se
expresa", remarca.
Una de sus técnicas, la de "microrreconocimiento"
facial -es decir, el estudio de las conexiones entre los estados emocionales y
los gestos producidos por los múltiples músculos de la cara- fue creada por el
psicólogo de la Universidad de California Paul Ekman y se hizo famosa gracias a
la serie de TV estadounidense Lie To Me (Miénteme), un éxito mundial
protagonizado por Tim Roth. El trabajo de su personaje, Cal Lightman, es
detectar verdades y mentiras para ayudar en investigaciones de crímenes.
Pues bien, no estaría nada mal que los ciudadanos supiéramos
utilizar la técnica e interpretar el lenguaje corporal de los políticos para
impedir desastres electorales. ¿Cómo detectar cuando un candidato está
simulando, aún cuando su discurso sea pronunciado con elocuencia y buenas
frases?
Sola explica que el engaño suele notarse cuando la actitud
corpórea contradice al discurso y lo desvirtúa completamente. "Muchas
veces los candidatos o dirigentes pierden la congruencia entre lo que dicen con
palabras y lo que dicen con su cuerpo, sus posturas y expresiones. Ahí, están
mintiendo", remarca.
Podría afirmarse a modo de síntesis que cuando alguien dice
la verdad, el cuerpo lo acompaña y cuando está mintiendo, dispara para otro
lado.
Ver para saber
Los expertos aceptaron repasar ante 3Días los tics y gestos más comunes del presidente Mauricio Macri,
la gobernadora María Eugenia Vidal, la ex jefa de Estado Cristina Kirchner, el
ex mandatario bonaerense Daniel Scioli y el jefe de gobierno porteño, Horacio
Rodríguez Larreta. Se trata de aquellas expresiones utilizadas como recurso
frecuente, que suelen dejarlos en evidencia o demostrar su inseguridad
corporal.
- MAURICIO MACRI
Como todo mortal, hay momentos en que el cuerpo del
Presidente no está en sintonía con lo que dice su relato.
"Macri tiene un gesto que suele repetir ante preguntas
puntuales e incisivas y que es el de apretar lo labios. Eso significa que no
puede o no quiere responder. Al gesticularlo, está demostrando que se está
guardando algo", remarca Sola.
Otro ademán frecuente en el mandatario es alzar las cejas
cuando está negando una información. "Negar y levantar las cejas al mismo
tiempo es una reafirmación del sí. El cuerpo quiere siempre decir la
verdad", agrega el especialista.
También es común en el jefe de Estado desviar la vista
cuando un periodista lo está interrogando. "Cuando no mira a su
interlocutor significa que sólo quiere hablar de lo que a él le interesa y por
eso corta la mirada", dice Sola.
El experto remarca que Macri no suele tener gestos sumisos.
"Es un hombre que está acostumbrado a manejarse con el poder. Y cuando se
enoja, baja la cabeza y utiliza la frente a modo de paragolpe, mostrando más
los ojos. Es una actitud dominante", remarca.
Sangenis también destaca esa superioridad de macho alfa.
"Así como las mujeres compiten desde la estética, en el caso de los
hombres se compite por ser el macho dominante. Y Macri tiene el biotipo",
asegura.
La actitud se notó claramente durante el encuentro que
mantuvo en Washington con su par de Estados Unidos, Donald Trump. "Macri
le da el paso para entrar a la Casa Blanca, lo madruga y le coloca la mano en la espalda primero, algo que su colega
le devolvió inmediatamente. La mano en la
espalda significa predominancia sobre el otro. Es un gesto inconsciente de
poder, de poseer y dominar el espacio", remarca Sangenis. Según el
consultor, el Presidente heredó esa costumbre de su padre, Franco Macri.
"Algo que siempre hizo el jefe del clan es poner la mano sobre el hombro
del otro, un gesto de poder. Es notable porque en la asunción de Mauricio, hubo
una abrazo en la que los dos posan la mano en el hombro del otro
simultáneamente", recuerda.
- MARIA EUGENIA VIDAL
No es casual que, a quince meses de haber asumido el sillón
de una provincia caliente, la gobernadora bonaerense mantenga una imagen
positiva superior al 55%. Es que según ambos especialistas, Vidal es una de las
pocas políticas que mejor manejan la seguridad corporal.
"El cuerpo de la gobernadora suele acompañar lo que
dice. Es congruente el lenguaje con sus movimientos y gestos. Pero cuando se
pone nerviosa, pierde el sincronismo en el parpadeo, algo que denota
tensión", destaca Sola.
Sangenis remarca la forma de expresarse con las manos al
hablar. "Hay un gesto característico de Vidal, que es el de colocar las
manos en ojiva, algo que denota tranquilidad y le da autoridad a lo que está
diciendo, al mismo tiempo. El Papa Francisco lo usa siempre. Parece Heidi pero
es muy cerebral", remarca.
- CRISTINA KIRCHNER
No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de la
agresividad que emana la ex presidenta. Tanto Sola como Sangenis hablan de
gestos desmesurados y retorcidos como la jactancia, la altanería o la soberbia,
algo habitual en su lenguaje corporal. Pero ambos también rescatan sus buenas
condiciones para la oratoria. "Era una excelente oradora pero siempre lo
hacía con gestos de arrogancia, levantando la cara y mostrando el mentón",
dice Sangenis.
Sola destaca las variantes en el tono de la voz, como
levantarla por momentos para remarcar su poder. En tanto, su recurrente afición
por tocarse el pelo no es otra cosa que pura coquetería femenina, dicen ambos
expertos.
- DANIEL SCIOLI
El ex candidato presidencial, golpeado ahora por los
escándalos de su vida privada que le enchastraron su carrera electoral, es el
personaje más rico para interpretar. Podría decirse que los expertos se hacen
un festín.
Según Sola, hay varias cosas para prestar atención.
"Cuando afirma algo, es común ver a Scioli mover la cabeza en un gesto de
negación. Cuando el gesto es incongruente a la palabra es probable que la
persona no pueda o no quiera decir lo que está pensando realmente. O que esté
mintiendo", afirma.
Sangenis coincide en el análisis. "Cuando hace unos
días Scioli confirmó su paternidad por televisión, dijo que sentía una gran
alegría ser papá a sus 60 años, pero mientras lo afirmaba movía permanentemente
la cabeza de un lado al otro, en un típico signo de negación", agrega.
Es probable que no haya un ejemplo tan rotundo en estos días
de incongruencia entre el lenguaje y el cuerpo como el de Scioli. Su ex novia,
la modelo Gisela Berger, afirmó luego que el ex motonauta le pidió que
abortara, armando un escándalo monumental.
"En general, a Scioli se lo ve nervioso, se ríe cuando
no se tiene que reír, con una mueca tensa, al hablar de temas serios. En
cambio, cuando habló sobre su paternidad y dijo que estaba contento, nunca se
rió", agrega Sola. Otro de los problemas que tiene Scioli son sus
muletillas al hablar. "Estira las palabras, las arrastra con el latiguillo
‘eh’ o ‘este’. Eso significa que algo le está pasando que quiebra su seguridad. Scioli da muy inseguro. Eso
se nota además porque se mueve mucho a nivel
corporal, se acomoda la ropa o levanta los hombros. El automimarse es una
búsqueda de seguridad", afirma el especialista.
Sangenis destaca que toda su carrera se basó en una
comunicación no verbal muy cuidada, en la que siempre trató de mantener
distancia con el interlocutor. "Aun así, muestra gestos de mucha tensión,
como cuando aprieta los dientes, o de poca empatía, con una sonrisa en la que
apenas muestra los dientes superiores".
Con todo, el ex postulante presidencial siempre ha tenido
para el gran público niveles altos de aceptación -dice Sangenis-"porque ha
demostrado una actitud conciliadora, a diferencia de Cristina Kirchner".
Al menos, hasta ahora.
- HORACIO RODRÍGUEZ
LARRETA
Según Sola, el jefe de Gobierno "es un hombre
ciclotímico e inseguro a la hora de gesticular". "A nivel corporal se
lo ve muy dubitativo aunque sabe de lo que habla, conoce la Ciudad. Pero a
nivel corporal, no lo comunica bien. Le juega en contra la postura del cuerpo
hacia adelante, cubriendo los hombros, como si estuviera escondido", destaca.
Sangenis coincide en que su gestualidad es limitada, pero
destaca su impronta por la gestión. "Larreta no impresiona ni tiene
carisma pero ha sabido sacar provecho de eso haciendo notar que su gestión es
primordial. Y al repetirlo como una letanía, casi como un rezo laico, llega a
la gente por convicción".
- SERGIO MASSA
En el caso del líder del Frente Renovador, Sangenis explica
que su estilo es la búsqueda de la dominancia, pero sin agresividad.
"Suele utilizar gestos batutas, como los pulgares en posición de OK. Pero
a veces expresa demasiada autoconfianza, como cuando pone las manos por detrás
de él. Eso significa que no siente la más mínima hostilidad por parte de su
interlocutor, algo que le hace perder el alerta y después se siente sorprendido
por las preguntas de un periodista", agrega el especialista.
Sola advierte que el tigrense suele lanzar risas inoportunas
cuando siente inseguridad corporal. "Hay veces que le están preguntando
algo serio y se ríe solamente con la boca, con una mueca poco genuina. Denota
nervios. Algo le está pasando y no lo puede manejar", dice.
Que el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus
palabras, como dijo Aristóteles, no cabe ninguna duda. Pero al parecer, los
gestos -como los lapsus- son aún más impiadosos.
Radiografía de los
candidatos
A tres meses de las primarias abiertas y obligatorias
(PASO), Sangenis y Sola también sacaron una radiografía corporal de algunos de
los candidatos a legisladores ya confirmados.
- MARGARITA STOLBIZER
El análisis del lenguaje corporal de la diputada del GEN es
unánime: Margarita es la dirigente política más segura a la hora de comunicar
con su cuerpo.
"Tiene estilo y carisma muy propio. Su voz chillona
-que mejoró- acompañada por el entrecerramiento de sus ojos, da una sensación
de veracidad y transparencia. Ha ganado muchísima credibilidad por la
congruencia entre lo que dice, lo que hace y lo que expresa
corporalmente", dice Sangenis.
Sola enumera sus virtudes: "Es congruente y segura,
habla con el mismo tono, no utiliza muletillas. Demuestra que sabe de lo que
habla porque el cuerpo acompaña con gestos. Cuando uno habla verbal y
corporalmente de la misma manera, es creíble".
- ELISA CARRIO
Sangenis califica a la líder de la Coalición Cívica como
kinestésica, es decir, como una persona que tiene la capacidad de usar todo el
cuerpo para expresar ideas y sentimientos. "Se la puede ver en el Congreso
recostada para atrás cuando está aburrida y tirarse hacia adelante cuando está
dando pelea", remarca.
Sola destaca otro gesto característico de la diputada.
"Es común verla mirar a su interlocutor de costado y no con toda la cara.
Eso demuestra gestos de desconfianza, como si no creyera en las personas",
concluye.
- MARTIN LOUSTEAU
Hay algo que el ex embajador de los Estados Unidos no puede
esconder: el ceño fruncido.
"Su capacidad intelectual es muy buena. Pero tiene
gestos de preocupación, como el entrecejo apretado. Habitualmente se marca
cuando hay mucha preocupación o estrés o algún pico de ira. Pero, en general,
se cuida mucho de los gestos. Es poco expresivo. Se ríe poco. No sé si eso es
bueno", dice Sola.
En la misma línea, Sangenis destaca que se lo nota molesto o
incómodo, sobre todo en esta etapa, en la que está enfrentado con el Gobierno.
"Además, sus manos suelen ir para un lado y su tono para otro, de manera
incongruente. A veces utiliza mucho la manipulación pero suele mostrar las
palmas de las manos, algo que siempre denota transparencia y honestidad",
agrega el experto.
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