Por Gabriel Profiti |
El fervor patrio del 25 de Mayo ambientó una suerte de
lanzamiento electoral para Cristina Kircher y Sergio Massa, pero lo cierto es
que la incertidumbre todavía hermana en los campamentos opositores a menos de
un mes para que cierre el plazo de presentación de candidaturas.
La duda se mantiene en si la elección estratégica en Buenos
Aires tendrá esas figuras o no.
El dominó quedó planteado de la siguiente manera: Cristina
Kirchner, que no quiere ser candidata, aseguró que se presentará en caso de que
haya una lista de unidad panperonista, mientras que Sergio Massa dijo que
jugará si la expresidenta estampa su nombre en la boleta.
Sin embargo, en la misma entrevista en la que dejó abierta
su postulación, Cristina anticipó que no enfrentará a Florencio Randazzo y poco
después su exministro ratificó -a través de voceros- su intención de dar pelea
en las primarias del PJ.
La estructura política del dirigente de Chivilcoy luce
escuálida en comparación con sus potenciales rivales internos, pero aún así se
mantiene como una cuña de singular complejidad.
El núcleo más leal a la expresidenta la impulsa a ser la que
encabece el armado pero hay un amplio espacio, más silencioso, dentro de las
estructuras del PJ que descree que sea la mejor opción frente a un oficialismo
competitivo.
Como se sabe, la exjefa de Estado mantiene una fortaleza
electoral en el Conurbano bonaerense y ese arraigo la posiciona como la
candidata con mayor intención de votos de todos los que están siendo medidos,
pero su alto nivel de rechazo también la convierte en una postulante de riesgo.
"El macrismo quiere cerrar la grieta con un triunfo
sobre Cristina y nosotros se lo estaríamos entregando. Es la mejor candidata
para ellos", advirtió un hombre que mira el escenario desde uno de los
principales despachos del conurbano, donde tampoco valoran a Randazzo.
De hecho, los armadores de Cambiemos en Buenos Aires creen
que el mejor panorama posible para el oficialismo es que Cristina sea candidata
y que Randazzo se vea obligado a competir por fuera de las estructuras del
peronismo oficial.
En ese sector del PJ poco convencido con el menú actual
lamentan el reciente golpe político sufrido por Daniel Scioli a manos de su
exnovia Gisela Berger: "Tenía ganas de jugar y podía ser una salida para
enfrentar a Randazzo, más allá de lo malo de su gestión", señaló el mismo
operador bonaerense.
Scioli no está fuera de carrera, pero ese sacudón
difícilmente le permita recuperarse rápido, si es que lo hace.
La última encuesta de la consultora Analogías en 28 partidos
del Conurbano, donde estuvo y está la base electoral del peronismo, midió el
escenario por fórmulas de postulantes y por "candidatos de" Cristina,
Macri-Vidal y Massa.
En el primer caso, el binomio Cristina Kirchner-Scioli
recolectó el 31,3%, Randazzo-Julián Domínguez 9,8%; Massa- Margarita Stolbizer
22,8%; Esteban Bullrich-Gladys González 15,5% y la Izquierda 4,6%.
El sondeo aclara que el 40% de los votantes de Randazzo es
"permeable" a votar al oficialismo.
En el otro escenario, el candidato de CFK y el peronismo
obtendría el 36%; el de Macri y Vidal 28,8%; el de Massa y Stolbizer 16% y la
izquierda 4,4%.
El último caso muestra el potencial que tiene el
reagrupamiento del FPV pero también el de Vidal, cuya imagen se mantuvo alta
luego de la crisis con los gremios docentes que terminó saldándose a su favor.
Para la Gobernadora el desafío consiste en trasladar su
carisma a quienes vayan a ser los candidatos de Cambiemos, dentro de una
provincia donde el imponderable es siempre un actor encubierto que puede
alterar a una elección.
El trabajo, que apenas puede tomarse como referencia de
punto de partida, mostró además la volatilidad del votante de Massa, a quien
sus rivales le reconocen habilidad para encontrar campo de juego aun en
espacios reducidos.
El jueves 25 el tigrense logró impactar con su puesta en
escena junto a Stolbizer en el estadio cerrado de Tortuguitas.
En ese marco, anticipó que será candidato "para volver
a frenar a Cristina", entre "un gobierno de ladrones y uno para
ricos".
Su apuesta corre el riesgo de que la elección
definitivamente se polarice por el mayor potencial del oficialismo para
contrapesar a la exmandataria.
Carrió y Odebrecht
Más allá de algunos chisporroteos con un sector del
radicalismo bonaerense, el oficialismo tiene todo bastante aceitado para la
competencia en Buenos Aires.
No necesita de figuras, porque la figura es la gobernadora y
Macri puede asomarse en los actos del interior provincial.
El factor de mayor riesgo para Macri es Elisa Carrió,
candidata en la Ciudad de Buenos Aires.
La líder la Coalición Cívica amagó con romper el frente
oficialista con acusaciones contra la número 2 de la agencia de inteligencia
(AFI), Silvia Majdalani, de hacerle espionaje, aunque luego reculó.
Lo cierto es que si el Presidente desatiende los pedidos
bastante fundados de la chaqueña, quizá esa fractura larvada termine por
concretarse luego de las elecciones.
Otro de los grandes temas que amenazan con instalarse en la
campaña es el escándalo Odebrecht, la constructora brasileña cuyos responsables
reconocieron haber pagado 35 millones de dólares en sobornos en Argentina para
conseguir adjudicaciones.
La Justicia brasileña ya anticipó que enviará los datos
vinculados con los negociados de esa empresa fronteras al Sur de su casa matriz
a partir del jueves próximo.
Pero el Gobierno está trenzado en una pulseada con la
procuradora Alejandra Gils Carbó, a quien quiere desplazar, para ver cómo surge
y se canaliza esa información.
En principio el caso alcanzó al jefe de la AFI, Gustavo Arribas,
hombre muy cercano al Presidente, por la delación de un "arrepentido"
brasileño, Leonardo Meirelles, pero es probable que el escándalo incube otros
nombres del entonces oficialismo nacional.
Para dónde saldrá la bala, se desconoce.
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