Por Gabriel Profiti |
Apoyado en piquetes y en la inmovilidad del transporte, el
primer paro general contra el gobierno de Mauricio Macri logró su cometido de
frenar la actividad, pero difícilmente propicie correcciones en el modelo
económico como piden la CGT y las CTA.
Por el contrario y por razones de conveniencia política, la
medida presupone un tiempo de mayor confrontación de cara a las elecciones de
octubre, en las que volverán a discutirse modelos políticos, económicos y
culturales opuestos.
El propio Macri ratificó el rumbo al hablar ante centenares
de empresarios congregados en el Foro Económico conocido como "Mini
Davos", amparado en números que muestran un paulatino descongelamiento de
la actividad.
Más allá de esas proyecciones favorables, a esta altura está
claro que el modelo M conllevará perjuicios para sectores de la producción que
ya resultaron afectados en estos 16 meses y beneficios para otros
-especialmente la agroindustria-, que son los que apalancarían la recuperación
en 2017.
La incógnita es cómo será la tendencia a largo plazo: hacia
las calamidades que pronostica la oposición dura, junto a un núcleo importante
de dirigentes gremiales, o hacia las dos décadas de crecimiento que promete
Macri.
En ese contexto, las imágenes de la conflictividad argentina
-acumulada en marzo y coronada con un paro este jueves mismo del foro- no
contribuyen al intento del gobierno de Cambiemos para que inversores
extranjeros apuesten por el país.
Sin embargo, le permitieron asumir una postura confrontativa
con un mensaje de combate contra las mafias que contrasta con aquel
"naif" llamado a la unidad de los argentinos.
Desde el "háganse cargo" del jefe de Gabinete
Marcos Peña a los kirchneristas en el Congreso, las decisiones han ido en un
mismo sentido y todo indica que seguirán así hasta las elecciones.
El enfrentamiento verbal con los docentes y las amenazas de
mayores controles contra organizaciones sindicales publicada este jueves en el
Boletín Oficial son muestras de esa estrategia.
Esto no invalida el hecho de que el Gobierno vaya a convocar
nuevamente a los gremios al diálogo aunque serían reuniones por sector como las
que se realizaron últimamente y los lineamientos económicos se mantendrán,
señalaron voceros oficiales.
"Medimos el pulso de la calle y esto es lo que quiere
una gran parte de la gente", señaló una fuente de primer nivel del
Gobierno.
El macrismo sintió que la movilización del sábado pasado fue
un espaldarazo en esta línea de acción y, según muestran las últimas encuestas,
la decisión de volver a polarizar la elección con el kirchnerismo puede darle
resultados favorables.
Del lado gremial, la medida de fuerza sirvió para aglutinar
a sectores duros y blandos y especialmente a todo el peronismo, luego de la
movilización de la CGT que terminó en incidentes hace unas semanas, aunque no
está claro cómo seguirá el proceso.
Seguramente la marcha de la economía y las elecciones
influirán en los comportamientos.
Coincido plenamente, en que seguramente la marcha y las elecciones tendrán influencia, eso sin duda.
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