Emblema de la Guerra Civil, marcó un antes
y un después en la
trayectoria de Picasso
Por Marina Prats
El 26 de abril de 1937 fallecerían entre 120 y 300 personas a causa del
bombardeo de la Legión Cóndor alemana y la Aviación legionaria italiana en la
localidad vizcaína de Guernica. Sin embargo, al pronunciar esa palabra,
se evoca al que es uno de los cuadros que ha revolucionado la historia
del arte tanto a nivel nacional como internacional.
La propia obra de Pablo Picasso tiene también un antes
y un después del Guernica, el artista se compromete socialmente más allá del
encierro al que los cubistas estaban supeditados. Dejó de representar figuras,
bustos y naturalezas muertas, para pasar a mostrar la crueldad y la
tortura a la que está sometida la sociedad. El pintor malagueño no hizo
nada durante los meses posteriores a aceptar el encargo de la II
República de un mural para el pabellón de España en la Exposición
Universal de París.
De esta forma, tras trabajar en la composición de este mural de casi
ocho metros de ancho y más de tres de alto, Picasso dio un giro a esta temática
intimista para representar el dolor colectivo, individual y el enfrentamiento a
la muerte mediante una serie de representaciones que beben de la tradición
española y el realismo, viéndose contagiado también por el ambiente belicista
de la Segunda Guerra Mundial y su compromiso con el Partido
Comunista.
Sin embargo, la obra comprometida con el pacifismo y la crítica social
al régimen español no solo se limita al archiconocido mural expuesto en el Museo
Reina Sofía y que cumple ahora 80 años. Antes de recibir el
encargo de Manuel Azaña, Picasso llevó a cabo una serie de grabados llamados Sueño
y mentira de Franco, donde criticaba duramente el golpe de estado
fascista y los crímenes de guerra que esto conllevaba.
Picasso tomó como referencia las muertes provocadas por el fascismo en
ambas obras para la Exposición de París, una en formato de estampas y postales,
mientras que otra se recoge en un gran mural. En estas estampas, similares a un
cómic actual, se pueden identificar, además de a Franco caricaturizado de
diversas formas, figuras del boceto del Guernica como el rostro de la mujer del
candelabro, el caballo, el niño o el toro. Concepción y simbología de una
España sumida en una guerra cruel tanto bélica como ideológicamente.
El Reina Sofía celebra el 80 aniversario
Con motivo de las ocho décadas de la creación de la famosa obra de
Picasso, el Museo Reina Sofía indaga en los entresijos del cuadro con Piedad
y terror en Picasso. El camino a Guernica. La exposición, que ya puede
visitarse hasta el 4 de septiembre, donde exhibe la alegría cubista con la
que el artista inició su andadura artística y cómo fue adquiriendo un discurso
casi tétrico hasta la llegada del Guernica.
Más de 180 obras pertenecientes a diferentes colecciones españoles e
internacionales se citan en esta muestra. Destacan piezas como Las tres
bailarinas (1925), de la Tate de Londres, o la escultura Mujer
en el jardín (1930), del Museo Picasso de París. Procedentes de Nueva
York, pueden contemplarse Mujer peinándose (1940), del MoMA; Desnudo
de pie junto al mar (1929), del MET; o Mandolina y guitarra (1924),
del Museo Salomon R. Guggenheim, y Monumento: cabeza de mujer (1929).
El Guernica cumple 80 años y su influencia en la historia del arte
universal sigue patente, sin embargo, la impronta en la obra del pintor
malacitano se puede apreciar en una época mucho más oscura, reflexiva con una
fuerte presencia del llanto, el desgarro y la desesperación. Guernica como
símbolo del caos de la guerra y origen de la representación del desastre.
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