Por Gabriel Profiti |
El martes pasado, el sol cortó una racha de varios días
lluviosos en la Ciudad de Buenos Aires, pero entre la zona de Plaza de Mayo y
el corredor financiero del Microcentro se desató una tormenta política a partir
de que el Indec le colgara el cartelito de 2,4% a la inflación de marzo.
El número volvió a lucir en rojo para todos los actores de
la economía en momentos en que se discuten paritarias, y en respuesta, ese
mismo día el Banco Central subió la tasa de referencia 150 puntos básicos de
24,75% a 26,25%.
La inflación oficial acumula un 6,3% en el primer trimestre
y anualizada superaría el 25%, muy por encima del 12 al 17% estimado por la
autoridad monetaria para 2017.
Las novedades del martes encierran dos dolores de cabeza
para Mauricio Macri: la comprobación de que la cruzada contra la inflación no
está ganada, ni bajo control; y las sucesivas internas dentro del equipo
económico con el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, respecto de cómo
enfrentarla.
El problema de fondo es que el Gobierno busca atacar en
simultáneo tres disfunciones de la economía argentina, pero las soluciones para
uno empeoran a la otra.
Por un lado se busca reducir el déficit fiscal a través del
aumento de tarifas pero esos incrementos agitaron la inflación; en consecuencia
el Banco Central haciendo gala de su autonomía intenta controlar la inercia
inflacionaria con la suba de tasas, decisión que estimula la especulación
financiera, congela el crédito y atenta contra la reactivación de la economía.
Gran parte de esos males fueron heredados de la
irresponsable administración del tramo final kirchnerista, pero a Macri ya le
corre el tiempo -en pocos meses habrá elecciones de medio término- y varias
recetas fracasan o tienen éxitos parciales.
Todas las metáforas se ajustan a este entramado: la clásica
de la manta corta; la de los remedios que curan la gripe y estropean el
estómago; y la del juego de los palitos chinos, en el que gana quien logra
retirar cada pieza sin tocar a la otra.
El martes mismo el tema se discutió en la reunión de
coordinación del Gabinete que encabeza habitualmente Macri y luego hubo un
segundo encuentro el Jueves Santo entre el ministro de Hacienda, Nicolás
Dujovne y los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui con
Sturzenegger.
El presidente del BCRA tiene el respaldo del Presidente en
su política y todas las figuras del equipo económico macrista coinciden en que
el principal problema a combatir es la inflación, aunque la decisión de
Sturzenegger generó ruidos. Por aquel sostén de Macri, nadie hace pública su
discrepancia.
El debate excede al equipo económico: el ministro del
Interior -también economista- Rogelio Frigerio entiende que la tendencia a la
baja de tasas debería retomarse lo antes posible.
Lopetegui, por su parte, suele decir que el país no puede
tener los niveles actuales de crédito, de sólo 10 por ciento del PIB (5% a
empresas y 5% al consumo).
Ante los cuestionamientos de adentro y afuera, Sturzenegger
se liberó en Twitter: "Es sorprendente la cantidad de defensores que tiene
la inflación en nuestro país". Algunos lo definen como un
"cruzado".
Sus defensores sostienen que la política monetaria es la
única herramienta para combatir la inflación.
Escándalos
Otra de las "cruzadas" que asegura sostener el
Gobierno es contra la corrupción.
En esa línea conviven las denuncias cómodas hacia la
administración kirchnerista con las incómodas hacia adentro del Gobierno y las
molestas como las que sostiene Elisa Carrió, otra cruzada en lo suyo como
Sturzenegger, contra el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.
Además de aportar a la caída del clan Báez y su impacto
sobre la figura de Cristina Kirchner, el Gobierno libra su principal batalla en
la Justicia contra la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, a quien acusa
de liderar a un grupo de fiscales cuyo único objetivo es golpear al Ejecutivo.
Gils Carbó había sido salvada el año pasado por Carrió,
quien frenó un proyecto en el Congreso para limitar el mandato de la jefa de
los fiscales por inconstitucional.
Ahora, se investiga la compra de la sede de la Procuración,
en la que habría un desfalco millonario, pieza que habilitaría el mecano del
juicio político.
Hacia adentro, el ministro de Cultura, Pablo Avelluto,
removió al presidente del INCAA, Alejandro Cacetta, bastante reconocido en la
industria, por al menos haber convalidado "kioscos, maxikioscos y
polirrubros en el instituto".
La purga alcanzará a otros funcionarios del organismo,
anticipó Avelluto, pero en la oposición advierten que la cruzada esconde un
intento por "manotear" la caja de un ente autotárquico con la
consecuente desfinanciación del cine argentino.
Finalmente, Carrió se dispone a poner la primera ficha del
tablero electoral al decidir si será candidata en la Ciudad de Buenos Aires.
La jugada oxigenará al jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez
Larreta, acosado por la figura de Martín Lousteau y apuntalará el distrito
electoral cabecera del PRO.
La candidatura de la jefa de la Coalición Cívica sería la
confirmación de que Macri lleva bastante bien la relación con la chaqueña, pese
a la tensión institucional que Carrió imprime por sus denuncias contra
Lorenzetti.
El supremo es un jugador clave para muchas batallas habidas
y por haber y su coraza muestra que la cruzada contra la corrupción macrista
también encierra limitaciones políticas.
0 comments :
Publicar un comentario