Elisa Carrió |
Por Analía Argento
En Cambiemos hay un protocolo. Elisa Carrió también tiene el
suyo y además, desde que usa Twitter, “juega” entre el silencio y las bromas
públicas a través de la red del pajarito como acaba de volver a hacer con su
paseo en bicicleta.
Avisó hace mucho que la decisión sobre su candidatura la
daría a conocer después de Pascua y en el Gobierno especulaban con que este fin
de semana no atendería el teléfono.
Con muchos en vilo sobre su futuro
electoral, salió de su casa de campo y ‘despertó’ a sus seguidores con fotos y
video. Y el domingo está invitada al almuerzo de Mirtha Legrand, mesa donde se
cocina mucho más de política que lo que se come.
La última semana la líder de la Coalición Cívica-ARI reunió
a varios de sus colaboradores en su casa de Exaltación de la Cruz y habló con
el Presidente de la Nación. De esas mesas de trabajo y de esas conversaciones
salieron algunas decisiones pero aún falta “la” decisión.
La agenda de Carrió no es apta para ansiosos. En su entorno
solo dicen que se ocupará estos días de avanzar contra el presidente de la
Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti y que tal vez desempolve alguna denuncia
contra la administración K. El otro tema fuerte, en ejercicio de la presidencia
de la comisión de Relaciones Exteriores, será Venezuela. Macri desafió a la
oposición parlamentaria a definirse a favor o en contra del autogolpe de
Nicolás Maduro y el Tribunal de Justicia y ahora, con la ayuda de Carrió,
podría buscar una declaración del Congreso para la convocatoria a elecciones en
aquel país.
Las especulaciones sobre la postulación de la diputada en la
Ciudad volvieron a tomar fuerza tras la salida de Martín Lousteau de la
embajada de Estados Unidos. En ese escenario la estrategia sería buscar un
triunfo contundente para Cambiemos (según anticipan la mayoría de las
encuestas) y frenar al mismo tiempo el crecimiento político del ahora ex
embajador. A Horacio Rodríguez Larreta no le conviene tener a Lousteau
como adversario: todavía le pesa el
ballottage en el que tuvo que enfrentarlo en 2015. Tal vez sí le convenga a la
Casa Rosada que Lousteau compita contra Carrió, sobre todo si se tiene en cuenta
que la suma de los votos, que las encuestas anticipan en ese escenario, de
Cambiemos vs ECO, sería por lo menos 60%. La ecuación puede leerse de
diferentes maneras: la versión más optimista es la que señala a ella y a él en
el mismo interbloque en el futuro Congreso mientras que la menos optimista
advierte sobre la poca confianza que les genera él. Suma en contra el enojo de
funcionarios de la Casa Rosada con la “libertad de acción” que dio la UCR en
varios distritos por lo que por ejemplo en Capital y Santa Fe habría
enfrentamiento entre los socios de Cambiemos. Una solución alternativa, con
menos chances, sería que Lousteau se presente como candidato a legislador
porteño.
La otra opción para Carrió es que no sea candidata en
Capital y lo sea en Buenos Aires lo que sería sinónimo de liberar la zona para
el economista, salvo que el electorado en este año prefiera elegir fuerzas
políticas y no nombres propios a la hora de votar.
En cualquier caso hasta ahora Carrió no decidió y todo queda
en el plano del podría ser. Ni siquiera María Eugenia Vidal o Rodríguez Larreta
tienen sospecha sobre qué hará.
En Buenos Aires el oficialismo –lo dicen todas las
encuestas- no tiene candidatos que puedan hacer campaña sin la camiseta y la
compañía de Vidal por lo que la estrategia es nacionalizar y poner en debate el
modelo de país y no las figuras de las listas.
“Un candidato que me ahorre trabajo”, bromeó días atrás en
privado la gobernadora sobre cuál sería su candidato ideal. Esta semana, quien
más chances tiene, al menos gracias al guiño de Rogelio Frigerio, Mario
Quintana y Emilio Monzó, es el ministro de Educación nacional, Esteban
Bullrich. Es un hombre puramente PRO que además refuerza el discurso por un
cambio en la educación en un año con conflicto docente fuerte. Esa pelea
revitalizó la polarización entre “buenos” y “malos” entre el kirchnerismo y
Cambiemos. Además en el Gobierno le reconocen a Bullrich, a pesar de algunos
errores, su perfil como comunicador de las ideas de la alianza que gobierna. No
se descartan sin embargo ninguno de los nombres que se mencionan desde hace
mucho: Facundo Manes y Gladys González y hasta sigue en carrera, al menos para
Vidal, el intendente Jorge Macri. De hecho la gobernadora lo pone en la lista
de quienes pueden liderar las peleas simbólicas de Cambiemos contra el sistema
político tradicional y contra el kirchnerismo, como hizo ella, en una
polarización que está dejando fuera a todas las terceras fuerzas.
A pesar del buen diálogo, ni la gobernadora sabe qué
decidirá Carrió. Sí advierten en su entorno que la diputada deberá definirse
antes de saber si Cristina Fernández de Kirchner será o no candidata, misterio
que consideran sólo se develará el día de cierre de listas.
Sí saben que, en cumplimiento del protocolo del oficialismo,
Carrió hablará primero con el Presidente de la Nación. Y después con Horacio
Rodríguez Larreta y con María Eugenia Vidal. En el medio quedó Mirtha Legrand
que seguramente tendrá alto rating el domingo pascual.
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