Por Gabriel Profiti |
"No hay que dejarse llevar por las voces que necesitan
que fracase el cambio, empezando por la ex presidenta Cristina Kirchner. Desde
el primer día demostraron ese rechazo profundo a la voluntad democrática de los
argentinos". Un día después de que de la CGT definiera el paro general del
6 de abril, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, le puso nombre y apellido al
supuesto plan de desestabilización que asedia al Gobierno.
En esa conferencia de prensa y con esa frase quedó clara la
intención del Gobierno de denunciar el plan "helicóptero" del que
varios comunicadores vienen hablando hace semanas y también la búsqueda de una
polarización electoral con un kirchnerismo vivo pero muy reactivo para amplios
sectores de la sociedad.
El presunto plan se apoya en declaraciones públicas de los
dirigentes más radicalizados del gobierno anterior y también en informes de
inteligencia criminal del Ministerio de Seguridad que dan cuenta de una
saturación callejera para "limar" al Presidente.
En la semana que termina y en consonancia con la declaración
de guerra del jefe de Gabinete, funcionarios nacionales hicieron circular
nuevamente una filmación de mayo de 2016 de la inauguración de un local de la
Tendencia Piquetera Revolucionaria en la que estaban figuras "K" como
el intendente anfitrión Jorge Ferraresi, Luis D'Elía y Andrés
"Cuervo" Larroque.
Allí, cuando apenas transcurrían seis meses del nuevo
gobierno, los oradores plantearon directamente "sacar a Macri" del
poder en forma anticipada.
En el Ministerio de Seguridad, en tanto, circula un volante
firmado por un "Partido Piquetero", que el gobierno atribuye al
kirchnerismo, en el que se invita a participar de un marzo "obrero y
antimacrista". El panfleto propone "un mes de protestas y paros nacionales"
y "el juicio político" a Macri.
Repartido en febrero, el volante promovía la concurrencia a
14 manifestaciones previstas para marzo, incluida la del paro general de la CGT
que habían previsto para el 30, pero que finalmente la central obrera fijó para
el 6 de abril.
En ese marco hay opiniones de todo tipo. Para Marcos Novaro,
un intelectual muy crítico del kirchnerismo, está en marcha un asedio de sesgo
antidemocrático similar al que la CGT de Saúl Ubaldini y el PJ de entonces
instrumentó contra Raúl Alfonsín.
En cambio, para el expresidente Eduardo Duhalde, acusado por
Fernando de la Rúa de pilotear el helicóptero que lo eyectó del poder, el
supuesto esquema de desgaste asociado al peronismo en la oposición "es un
mito" y tampoco ocurre ahora.
La calle, ajena
Como parte de un plan o por reclamos genuinos, lo cierto es
que la calle fue nuevamente ganada por movimientos piqueteros de distintas
corrientes.
La visibilidad de las protestas también expone a la ministra
de Seguridad, Patricia Bullrich, quien había anunciado la implementación de un
"protocolo antipiquetes" y generó un fuerte contrapunto entre Macri y
Horacio Rodríguez Larreta.
Al final de la semana y por enésima vez, el Presidente
ordenó al jefe de Gobierno tomar cartas en el asunto con su nueva fuerza de más
de 20 mil efectivos. El protocolo, ahora menos ambicioso, debería ser puesto en
marcha en la próxima manifestación, al menos para que no haya cortes totales ni
prolongados.
Reacio, Larreta sabe que la intervención policial puede ser
un fósforo en el gasoducto, sobre todo cuando todavía hay un sector de la
fuerza -¿propensa a sabotear?- que rechaza y resiste el traspaso de la Federal
a la exmetropolitana.
Mismo rumbo, otro discurso
La polarización con el kirchnerismo "feo, sucio y
malo" parece ser la nueva receta del Gobierno ante una realidad que dista
de la que esperaban para el inicio del año electoral.
"La intención es denunciarlos y que termine siendo
contraproducente para ellos. Está pasando con (Roberto) Baradel (líder de la
protesta docente en Buenos Aires) que se está desgastando solo", señaló
una fuente oficial.
En esa línea, la gobernadora, María Eugenia Vidal, decidió
confrontar a fondo con los líderes gremiales -a Baradel lo acusó de
kirchnerista y pidió evaluar la quita de la personería gremial-, aunque en su
entorno reconocen que el conflicto también impacta en la imagen hasta ahora
blindada de la mandataria.
Las últimas encuestas no son alentadoras para la
administración de Cambiemos. El aumento de tarifas y algunos errores no
forzados del equipo de mando -el Plan Precios Transparentes o las sospechas
sobre el acuerdo con el Correo- impactaron en el humor social, aunque en el
oficialismo esperan tener buenas noticias para comunicar próximamente.
Es cierto que algunos indicadores dan cuenta de una
recuperación económica, pero los alcances de esa eventual reactivación todavía
no se van a sentir en los bolsillos.
"(El vicejefe de Gabinete Gustavo) Lopetegui despliega
planillas y planillas positivas sobre la economía, pero ya no se va a hablar de
la mejora, porque sería cometer el mismo error del año pasado cuando hablamos
del segundo semestre. Se va a ratificar el rumbo y a decir que este es el
camino para una recuperación sostenida. En definitiva, la gente espera el
cambio", situó un funcionario del gabinete nacional.
Fue a la salida del encuentro nacional de Cambiemos, el
viernes, en el que Peña y el resto de los oradores pidieron una defensa del
modelo M, mucha organización política y "geolocalizar" la campaña en cada
distrito o provincia para tener cercanía con el elector. Alguien, socarrón,
recordó el "tajaí" de Sergio Massa en la elección presidencial.
0 comments :
Publicar un comentario