“Hay un brutal
proceso de privatización
de la educación”
Mariano Narodowski: "Hay un déficit estructural de la política educativa en el país". |
Mariano Narodowski es profesor de la Universidad Torcuato Di
Tella y autor del libro “Un mundo sin adultos” de la editorial Debate. También
fue ministro de Educación de la Ciudad entre 2007 y 2009 y en diálogo con Expediente Político dio su opinión
acerca de la realidad de la educación pública en el país, en pleno conflicto
docente y con un paro ya convocado.
–¿Qué opinión tenés acerca del paro docente? ¿Crees que tiene una
intencionalidad política?
-Todo paro es político. ¿Tiene una intención partidaria? Es
muy probable, pero para que esta intención sea consistente debe basarse en la
realidad. Y la realidad la planteó la gobernadora: los salarios no son los
deseables pero las economías provinciales están quebradas como para pagar lo
que corresponde. Por eso los paros docentes tienen altos niveles de adhesión. Estoy
en contra de los paros docentes en general y de este en particular. Pero
lamentablemente este tango cíclico y frustrante no es nuevo.
–¿Quién es Roberto Baradel?
-Es la persona a quien eligieron los docentes para que los
represente. Si el problema fuera de personas todo sería más sencillo. Pero el
problema es viejo e incluye a muchos actores sindicales y funcionarios
políticos, no solo a Roberto Baradel. El problema son las historias, las
identidades colectivas, los recursos disponibles, las regulaciones y los
incentivos, no sólo los personajes.
–¿Vislumbrás una solución del conflicto a corto plazo?
-Se trata de un déficit estructural de la política educativa
que ya lleva 30 años (más precisamente desde 1988). En esta nueva etapa no veo
nada particularmente novedoso y en estas tres décadas la cuestión ha excedido a
la dirigencia política y sindical, quienes desde 1984 no han podido aportar a
su resolución (me incluyo por los dos años en el Ministerio de Educación de la
CABA). Es un conflicto típicamente argentino. Si el sindicato docente de
Finlandia tuviese afiliados trabajando en escuelas públicas argentinas también
haría paros.
–¿Te pareció una buena estrategia la que adoptó el Gobierno Nacional al
no llamar a una paritaria nacional?
-El reclamo por la paritaria docente nacional es un reclamo
de la CTERA desde 1986 y lograda en 2008 con nueve ediciones (una bajo el
gobierno actual). Decidir unilateralmente no convocarla anticipa un conflicto
relevante (en los docentes o en cualquier otro sindicato de cualquier país) Es
de manual.
–¿Crees que debería hacerlo para destrabar la situación?
-Es verdad que el diseño institucional de la paritaria
nacional era pésimo y que perjudicaba a las provincias, las que son las que
pagan los sueldos. Creo que la paritaria nacional es un buen instrumento de
política educativa y la política salarial docente es parte de una política
educativa nacional al que el gobierno nacional no debe renunciar. Una instancia
institucional superadora de lo anterior que equilibre el rol de las provincias
hubiera sido adecuada. Pero la jugada se evalúa por sus resultados. Esperemos.
–Vivimos en una Argentina donde año tras años muchos chicos migran de
la educación pública a la privada, ¿crees que desde la vuelta de la democracia
hasta hoy la clase política fracasó en este tema?
-Desde hace 20 años vengo marcando el brutal proceso de
privatización de la educación que vive la Argentina, donde la escuela pública
es la escuela de los pobres y la escuela privada es la de la clase media. Hoy
ya todo el mundo tomó conciencia de esto pero aún no hay una estrategia de
política educativa al respecto. El valor más importante de la escuela pública
es la inclusión social pero con integración social y cultural. Se puede enseñar
a sumar fracciones en cualquier lado, pero solo la escuela pública puede formar
en un contexto en el que estén juntos argentinos y extranjeros, pobres y de
clase media etc, aprendiendo a vivir juntos. La vuelta de la clase media a la
escuela pública es el punto principal de una política de Estado.
–¿Cómo ves los contenidos que hoy se dictan en las escuelas? ¿Cómo
estamos con respecto a los países de la región y a los de primer mundo?
-Hace décadas que este tema no se discute seriamente.
Tenemos muchas escuelas y muchos docentes que cumplen muy bien con su trabajo
pero el déficit de la política educativa es enorme.
–El bullying escolar es un concepto casi de moda en los últimos años en
nuestro país, ¿se hizo algo concreto al respecto en las escuelas?
-El bullying es la ausencia de adultos como explico en mi
libro Un mundo sin adultos. La forma
de resolverlo (como la de resolver muchos de los problemas educativos
argentinos) es brindarles a los educadores más recursos, más responsabilidad,
más poder.
–¿El permanente avance tecnológico de hoy en día se ve en la educación
de nuestro país o estamos muy atrasados?
-Hay escuelas que tienen un enfoque innovador muy
interesante pero la innovación no forma parte de una estrategia política: el
docente innovador no tiene incentivos y su sueldo aumenta solo por antigüedad
en el cargo: una resolución que se adoptó hace 60 años (en 1958) y nunca se
modificó.
–¿Crees que el Conectar Igualdad permitió una verdadera inclusión
digital de los chicos? ¿Qué análisis hacés de dicho programa?
-Es un buen programa de distribución de computadoras. Lo que
demuestra es que si solamente se agregan computadoras sin acompañar reformas de
fondo en la organización de las escuelas y la tarea pedagógica el resultado
educativo es muy limitado. Pero las computadoras (especialmente para los chicos
más pobres) son imprescindibles.
–El kirchnerismo se jactó durante 12 años de aumentar el presupuesto de
educación como nunca antes en la historia, ¿cómo viste los 12 años de gestión K
en educación?
-Fueron una enorme oportunidad perdida. Sobre todos los
primeros años de crecimiento económico y poder político presidencial que en vez
de volcarse en reformas de fondo se malgastaron con leyes cosméticas como la de
los 180 días de clase o distribuyendo libros en canchas de fútbol. Respecto del
financiamiento, si bien creció en forma paralela al crecimiento de todo el
gasto social, nunca alcanzó el 6% del PBI, como demostramos estadísticamente
hace tiempo. Para colmo, desde 2003 se profundizó el brutal proceso de
privatización de la educación con un nuevo y triste fenómeno: la pérdida del
10% de los alumnos de las escuelas primarias públicas (mientras en las privadas
crecieron el 25%): Cuando presento estos datos en congresos académicos
internacionales los colegas se asombran de la magnitud del proceso privatizador
de la educación durante el kirchnerismo.
–¿Crees que estamos en una sociedad que está más preocupada por que
vuelva el fútbol antes que las clases?
-Definitivamente no. Lo que ocurre es que los que tienen voz
en este tema, las clases medias, resolvieron el problema mandando a sus hijos a
escuelas privadas y como allí no hay paros, no protestan. Los papás y mamás de
alumnos de escuela pública (que mayoritariamente son pobres) no tienen voz en
este lío.
–Haciendo un poco de historia, ¿cuándo fue el mejor momento de la
educación pública en la Argentina?
-Hay un largo periodo entre 1853 y 1966 en el que, con
altibajos, matices y problemas, el sistema educativo argentino era muy bueno y
muy destacado para ser de un país periférico. A partir de entonces se ha
perdido el rumbo y las clases dirigentes no proponen un nuevo proyecto
educativo para la Argentina.
–Y mirando un poco el futuro, ¿cómo imaginás a la educación pública
argentina de acá a 20 años?
-Me gustaría tener motivos para ser optimista y que el
enorme potencial educativo del pueblo y de sus educadores pueda ser puesto en
acción.
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