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sábado, 4 de marzo de 2017

ENTREVISTAS / MARIANO NARODOWSKI

“Hay un brutal proceso de privatización 
de la educación”

Mariano Narodowski: "Hay un déficit estructural de la política educativa en el país".
Mariano Narodowski es profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y autor del libro “Un mundo sin adultos” de la editorial Debate. También fue ministro de Educación de la Ciudad entre 2007 y 2009 y en diálogo con Expediente Político dio su opinión acerca de la realidad de la educación pública en el país, en pleno conflicto docente y con un paro ya convocado.

–¿Qué opinión tenés acerca del paro docente? ¿Crees que tiene una intencionalidad política?
-Todo paro es político. ¿Tiene una intención partidaria? Es muy probable, pero para que esta intención sea consistente debe basarse en la realidad. Y la realidad la planteó la gobernadora: los salarios no son los deseables pero las economías provinciales están quebradas como para pagar lo que corresponde. Por eso los paros docentes tienen altos niveles de adhesión. Estoy en contra de los paros docentes en general y de este en particular. Pero lamentablemente este tango cíclico y frustrante no es nuevo.

–¿Quién es Roberto Baradel?
-Es la persona a quien eligieron los docentes para que los represente. Si el problema fuera de personas todo sería más sencillo. Pero el problema es viejo e incluye a muchos actores sindicales y funcionarios políticos, no solo a Roberto Baradel. El problema son las historias, las identidades colectivas, los recursos disponibles, las regulaciones y los incentivos, no sólo los personajes.

–¿Vislumbrás una solución del conflicto a corto plazo?
-Se trata de un déficit estructural de la política educativa que ya lleva 30 años (más precisamente desde 1988). En esta nueva etapa no veo nada particularmente novedoso y en estas tres décadas la cuestión ha excedido a la dirigencia política y sindical, quienes desde 1984 no han podido aportar a su resolución (me incluyo por los dos años en el Ministerio de Educación de la CABA). Es un conflicto típicamente argentino. Si el sindicato docente de Finlandia tuviese afiliados trabajando en escuelas públicas argentinas también haría paros.

–¿Te pareció una buena estrategia la que adoptó el Gobierno Nacional al no llamar a una paritaria nacional?
-El reclamo por la paritaria docente nacional es un reclamo de la CTERA desde 1986 y lograda en 2008 con nueve ediciones (una bajo el gobierno actual). Decidir unilateralmente no convocarla anticipa un conflicto relevante (en los docentes o en cualquier otro sindicato de cualquier país) Es de manual.

–¿Crees que debería hacerlo para destrabar la situación?
-Es verdad que el diseño institucional de la paritaria nacional era pésimo y que perjudicaba a las provincias, las que son las que pagan los sueldos. Creo que la paritaria nacional es un buen instrumento de política educativa y la política salarial docente es parte de una política educativa nacional al que el gobierno nacional no debe renunciar. Una instancia institucional superadora de lo anterior que equilibre el rol de las provincias hubiera sido adecuada. Pero la jugada se evalúa por sus resultados. Esperemos.

–Vivimos en una Argentina donde año tras años muchos chicos migran de la educación pública a la privada, ¿crees que desde la vuelta de la democracia hasta hoy la clase política fracasó en este tema?
-Desde hace 20 años vengo marcando el brutal proceso de privatización de la educación que vive la Argentina, donde la escuela pública es la escuela de los pobres y la escuela privada es la de la clase media. Hoy ya todo el mundo tomó conciencia de esto pero aún no hay una estrategia de política educativa al respecto. El valor más importante de la escuela pública es la inclusión social pero con integración social y cultural. Se puede enseñar a sumar fracciones en cualquier lado, pero solo la escuela pública puede formar en un contexto en el que estén juntos argentinos y extranjeros, pobres y de clase media etc, aprendiendo a vivir juntos. La vuelta de la clase media a la escuela pública es el punto principal de una política de Estado.

–¿Cómo ves los contenidos que hoy se dictan en las escuelas? ¿Cómo estamos con respecto a los países de la región y a los de primer mundo?
-Hace décadas que este tema no se discute seriamente. Tenemos muchas escuelas y muchos docentes que cumplen muy bien con su trabajo pero el déficit de la política educativa es enorme.

–El bullying escolar es un concepto casi de moda en los últimos años en nuestro país, ¿se hizo algo concreto al respecto en las escuelas?
-El bullying es la ausencia de adultos como explico en mi libro Un mundo sin adultos. La forma de resolverlo (como la de resolver muchos de los problemas educativos argentinos) es brindarles a los educadores más recursos, más responsabilidad, más poder.

–¿El permanente avance tecnológico de hoy en día se ve en la educación de nuestro país o estamos muy atrasados?
-Hay escuelas que tienen un enfoque innovador muy interesante pero la innovación no forma parte de una estrategia política: el docente innovador no tiene incentivos y su sueldo aumenta solo por antigüedad en el cargo: una resolución que se adoptó hace 60 años (en 1958) y nunca se modificó.

–¿Crees que el Conectar Igualdad permitió una verdadera inclusión digital de los chicos? ¿Qué análisis hacés de dicho programa?
-Es un buen programa de distribución de computadoras. Lo que demuestra es que si solamente se agregan computadoras sin acompañar reformas de fondo en la organización de las escuelas y la tarea pedagógica el resultado educativo es muy limitado. Pero las computadoras (especialmente para los chicos más pobres) son imprescindibles.

–El kirchnerismo se jactó durante 12 años de aumentar el presupuesto de educación como nunca antes en la historia, ¿cómo viste los 12 años de gestión K en educación?
-Fueron una enorme oportunidad perdida. Sobre todos los primeros años de crecimiento económico y poder político presidencial que en vez de volcarse en reformas de fondo se malgastaron con leyes cosméticas como la de los 180 días de clase o distribuyendo libros en canchas de fútbol. Respecto del financiamiento, si bien creció en forma paralela al crecimiento de todo el gasto social, nunca alcanzó el 6% del PBI, como demostramos estadísticamente hace tiempo. Para colmo, desde 2003 se profundizó el brutal proceso de privatización de la educación con un nuevo y triste fenómeno: la pérdida del 10% de los alumnos de las escuelas primarias públicas (mientras en las privadas crecieron el 25%): Cuando presento estos datos en congresos académicos internacionales los colegas se asombran de la magnitud del proceso privatizador de la educación durante el kirchnerismo.

–¿Crees que estamos en una sociedad que está más preocupada por que vuelva el fútbol antes que las clases?
-Definitivamente no. Lo que ocurre es que los que tienen voz en este tema, las clases medias, resolvieron el problema mandando a sus hijos a escuelas privadas y como allí no hay paros, no protestan. Los papás y mamás de alumnos de escuela pública (que mayoritariamente son pobres) no tienen voz en este lío.

–Haciendo un poco de historia, ¿cuándo fue el mejor momento de la educación pública en la Argentina?
-Hay un largo periodo entre 1853 y 1966 en el que, con altibajos, matices y problemas, el sistema educativo argentino era muy bueno y muy destacado para ser de un país periférico. A partir de entonces se ha perdido el rumbo y las clases dirigentes no proponen un nuevo proyecto educativo para la Argentina.

–Y mirando un poco el futuro, ¿cómo imaginás a la educación pública argentina de acá a 20 años?
-Me gustaría tener motivos para ser optimista y que el enorme potencial educativo del pueblo y de sus educadores pueda ser puesto en acción.

© Expediente Político

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