"El
lenguaje debe ser directo y contundente"
Ernesto Cardenal: La contundencia del lenguaje. |
Por Alí
Calderón
Es 1996. Lo recuerdo casi de memoria. Maradona
juega con Boca y besa al pájaro Caniggia. Sus goles frente a River. Yo estoy
buscando algo, no sé qué, en la biblioteca de mi padre. Y ahora qué puedo leer,
le pregunto. No tarda mucho en darme un libro de la editorial LaiaB de
Barcelona. Es la Antología de Ernesto Cardenal.
El propósito de la poesía es hacernos despertar,
decía el poeta polaco Zbigniew Herbert. Esos epigramas adánicos, candorosos, me
hicieron abrir los ojos. Imaginé a Claudia en esos bailes y a Myriam, que de
tan bella, era, voraz, ella sola, toda la belleza.
En Cardenal aprendí una lección sobre poesía: el
lenguaje debe ser directo y contundente. Luego vinieron las postales europeas,
los salmos, los poemas de El estrecho dudoso, la historia, ese
extraño lirismo, la poesía investigativa, el collage. Mi primera
escuela de poesía. En Cardenal aprendí que el poema debe tener ese algo más, un
casi satori o llamémosle un insight.
Es 2006. Con mis amigos organizo un festival de
poesía en la Ciudad de México. Dijimos: el festival que siempre hemos soñado,
con los mejores de nuestra lengua. Y no lo dudo. Contacto a Cardenal. Su
secretaria, una dirección surrealista, dos boletos (uno para él y otro para
William Agudelo). Todo con la promesa de llevarlo al mercado. Quiere hacer
pozole, quiere comprar granos de maíz. Y es así que estoy en el aeropuerto con
mi cartel ERNESTO CARDENAL. ¿Es el poeta? Me dice alguien. Sí. Y entonces
aparece según el script: la boina, la camisa holgada, los
jeans. Maestro, le digo, amo su poesía, fírmeme este libro. Y mire, le regalo
este, el primero mío. Es por usted que comencé a escribir.
Perdóname, responde.
© Eterna
Cadencia / Agensur.info
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