Por María Elena Candia
El martes de la semana pasada, el presidente de Estados
Unidos, Donald Trump, estaba confundido con respecto al valor del dólar e hizo
una llamada a las 3 a.m. Quería saber qué es mejor para la economía
norteamericana: ¿un dólar fuerte o débil?
De acuerdo al Huffington Post, la consulta de Trump no estuvo dirigida a ninguno
de los hombres de negocios que eligió para formar su gabinete, si no a su
consejero de Seguridad Nacional, el general retirado Mike Flynn. Pero éste le
respondió que no era un tema de su competencia, que no sabía y que tal vez
debería preguntarle a un economista.
Flynn debió renunciar este lunes, después de solo 24 días en
su cargo, envuelto en un escándalo por mentir sobre las conversaciones que
mantuvo con el embajador ruso en Washington D.C., apenas unas semanas antes de
que Trump asumiera como presidente.
Los reportes que salieron a la luz esta semana sostienen que
el asesor de seguridad conversó con el enviado de Moscú sobre las sanciones que
impuso en diciembre pasado el gobierno de Barack Obama a Rusia, por haber
interferido en la campaña electoral.
La partida obligada de Flynn forma parte de una larga lista
de contratiempos, arranques y acusaciones falsas que caracterizaron al gobierno
de Trump durante su primer mes, y que en muchos aspectos no deja de ser una
extensión de su campaña electoral. El estilo de conducción, la personalidad del
presidente y sus credenciales no tienen precedentes en ningún mandatario en la
historia de Estados Unidos, reconocen historiadores, economistas y expertos en
análisis político.
Contra los pronósticos o la esperanza de muchos que esperaban
ver un Trump más moderado, las primeras semanas del Presidente estadounidense
estuvieron marcadas por una agenda cargada de controversias que incluyeron,
entre otras cuestiones, la divulgación de datos oficiales poco claros,
denuncias públicas de fraude electoral sin sustento, la implementación de una
orden ejecutiva que busca prohibir la entrada de inmigrantes al país, ataques a
la prensa y al poder judicial. La lista continúa.
"Ha habido muchos políticos como Trump, pero nunca
superaron el cargo de senador o gobernador. Ningún presidente o candidato
presidencial, por lo que yo sé, fue similar a él en sus formas, antecedentes o
en la combinación de políticas que sostiene. Trump sería un fracaso como
candidato en la mayoría de las elecciones, pero al parecer 2016 fue el timing
adecuado para él", dijo John McNeill, profesor de historia de la
universidad de Georgetown.
Según el historiador, la recuperación económica de Estados
Unidos no ayudó mucho a la mayoría de la población sin educación. Los años de
Obama energizaron a ese segmento que resiente a los afroamericanos o el
multiculturalismo en general. Los candidatos republicanos que compitieron
contra Trump no lo tomaron en serio desde un principio y, además, carecían de
atractivo. Por otro lado, Hillary Clinton, cometió algunos errores claves en su
campaña, al ignorar aquellos estados que terminaron votando por Trump, como
Wisconsin, Michigan, Pennsylvania.
Continúa la retórica
electoral
La asunción de Trump estuvo vinculada a la mención oficial
de datos erróneos respecto a la cantidad de gente que presenció la ceremonia de
posesión. En su primera rueda de prensa, su secretario de medios, Sean Spicer,
sostuvo que la asunción presidencial tuvo la audiencia más grande de la
historia, pero los datos no lo respaldaron. Una de las principales asesoras e
interlocutoras de Trump en los medios, Kellyanne Conway, acuñó las
declaraciones de Spicer como "hechos alternativos".
Luego, el mismo Trump se encargó de revivir la acusación de
que hubiera ganado el voto popular si no fuera por los millones de inmigrantes
indocumentados que votaron a Hillary Clinton, quien obtuvo 2.9 millones más de
votos. Trump en cambio consiguió 306 votos electorales, lo que le permitió
ganar la presidencia.
"Además de ganar el Colegio Electoral de manera
aplastante, gané el voto popular si se deducen los millones de personas que
votaron ilegalmente", escribió Trump en su cuenta de Twitter luego de
ganar las elecciones. Pero hasta ahora, sus asesores no aportaron ninguna
prueba para respaldar esta afirmación.
Pese a la incertidumbre que proyecta la nueva
administración, según Ángelo Rivero-Santos, director académico del Centro de
Estudios Latinoamericanos en Georgetown, la lucha del gobierno con los medios
conlleva una reinterpretación de la evidencia y la verdad. "La democracia
norteamericana se está poniendo a prueba, pero a pesar de todo, existe un
fuerte institucionalismo que impone límites al ejecutivo. Lo hemos visto con
las reacciones que tuvieron las cortes federales frente a la imposición de la
orden ejecutiva en materia migratoria", dijo Rivero-Santos.
El polémico decreto que firmó Trump a fines de enero busca
suspender el ingreso de refugiados y bloquear el ingreso de individuos de siete
países de mayoría musulmana - Iraq, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen -,
pero la medida no solo generó masivas protestas en distintas ciudades y
aeropuertos del país, también encontró límites en el ámbito judicial.
Pese a que Trump despidió a la fiscal general que se negó a
defender su decreto en los tribunales, Jueces federales de New York, Los
Ángeles, Virginia y Seattle impusieron medidas cautelares para congelar el
decreto. Asimismo, una corte de apelaciones con sede en San Francisco rechazó
el 9 de febrero la solicitud del gobierno de reinstaurar las restricciones.
"Trump está preocupado por retransmitir la imagen de un
hombre de acción, de decisión y, por lo tanto, el lento proceso de compromiso
que supone la legislación no se adapta a la imagen pública que quiere
proyectar; no le conviene a su temperamento. Pero hay una cantidad limitada que
se puede hacer por medio de órdenes ejecutivas. Tendrá que cambiar sus maneras,
le guste o no", dijo McNeill.
Trump podría disminuir la firma de órdenes ejecutivas, pero
muchos se preguntan si cambiará la forma y el contenido de sus mensajes,
especialmente en Twitter. En menos de un mes, el presidente norteamericano
disparó contra los medios, el sistema judicial y hasta se quejó con la tienda
departamental Nordstrom porque decidió dejar de vender los productos de su
hija, Ivanka Trump.
Más moderado en
economía
"Que no haya novedades no quiere decir que no haya
noticias cuando el mundo espera volatilidad y no la recibe. La falta de
noticias se convierte entonces en una buena noticia. Gran parte del temor de
los mercados a una volatilidad en el corto plazo se centra en Washington. La
nueva administración Trump está generando varios titulares, pero hasta ahora no
mucho de eso está dañando las perspectivas de la economía y los mercados",
sostuvo un informe reciente de JP Morgan.
En un análisis del estado actual de la economía global, el
banco sostuvo que muchos inversores están sorprendidos por la estabilidad de
los mercados y por el hecho de que la volatilidad implícita haya disminuido.
Sus analistas consideran que esta dinámica se ve respaldada por la falta de
acciones negativas del gobierno de Trump en materia económica.
"Lo que hemos visto este mes es que el comercio exterior
sigue obviamente en la mente de Trump, pero no va a generar una guerra
comercial con sus socios. Trump suavizó su discurso en este tema; hay mucha
menos fricción en el frente económico de lo que hemos visto durante la campaña
electoral", dijo Gary Hufbauer, investigador principal del Peterson
Institute for International Economics.
La retórica de Trump cambió con respecto a México
-especialmente en relación a la construcción del muro- sostuvo Hufbauer, aunque
las negociaciones comerciales con el país no comenzarán hasta que el secretario
de comercio, Wilbur Ross, sea confirmado en su cargo. Con respecto a Canadá,
tras la visita del primer ministro Justin Trudeau esta semana, Trump mencionó
que solo serán necesarios cambios menores en comercio exterior. Y en relación a
China, la probabilidad de una imposición tarifaria de 45% a los productos
provenientes de este país está fuera de cuestión.
Asimismo, desde la elección de Trump, la confianza de los
consumidores mejoró y los mercados se mantuvieron fuertes, al igual que el
dólar, dijo Steve Hanke, profesor de economía aplicada en la universidad Johns
Hopkins y ex asesor del presidente Reagan. Esto se debe a que muchos esperan
una mayor desregulación económica y una reducción de impositiva, sobre todo a
empresas. Además, la promesa de un programa de estímulo fiscal basado en el
gasto en infraestructura, sigue presente.
"Esto es visto por el público como positivo, pero hay
ideas proteccionistas en la Casa Blanca que pueden ser negativas. No creo que
los mercados estén evaluando correctamente las consecuencias económicas de
erigir barreras comerciales ni las consecuencias una política fiscal más
amplia. La deuda nacional ya está en niveles sin precedentes. Empujarla más
alto podría incrementar la inflación y las tasas de interés, lo que podría
recortar el estímulo fiscal", dijo Hanke.
A todo esto, habrá que agregarle otro factor, advirtió el
profesor de la universidad Johns Hopkins: "Trump puede cambiar de opinión
en cualquiera de estas áreas en un abrir y cerrar de ojos. Por lo tanto, una
cosa que sabemos es que habrá una gran incertidumbre generada por la nueva
administración y esto siempre terminará siendo negativo", agregó.
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