"Hay muchos
prejuicios, pero yo creo en
la honestidad del Presidente"
Norma Morandini: "Yo creo que el poder muestra muy bien la índole de las personas". |
Por Giselle Rumeau
Norma Morandini es una especie rara dentro de la política.
Tiene la habilidad para decir verdades que espantan con elocuencia, de manera
suave, siempre con el filo de la ironía, pero sin agredir al que piensa
distinto. Al punto de que cuando era legisladora por el Frente Cívico de
Córdoba su perspicacia solía ser incomprendida por el resto de sus colegas.
Le
pasó con el ex titular de la Cámara alta, Amado Boudou, mientras ella mantenía
un intercambio con el senador Carlos Verna. El hombre de La Pampa se quejaba
por el uso de las dársenas en las inmediaciones del Congreso por parte de los
senadores y Morandini destacó con picardía que todos eran autos de alta gama.
"Audi, BMW, Alfa Romeo, Mercedes Benz", enumeró. Fue cuando Boudou
exclamó: "Ah, te gustan los fierros, como a mí".
Esta anécdota y más, las recopiló en un libro donde da
cuenta de su paso por el Parlamento durante diez años como diputada y senadora.
Y no sólo eso. Dice que tuvo la necesidad de escribir La mala bestia para que
se entienda lo necesario que es el Congreso, para que se jerarquice su valor.
"En todo este tiempo hablé por otros y ahora aspiraba a ser escuchada.
Asumí en 2006 y me fui en 2015. Los que estuvimos antes tenemos la obligación
de contarle a los que vienen cómo fue el tiempo en que casi se pierde la
democracia. Porque con el kirchnerismo, el Congreso clausuró el debate",
dice sin rodeos, en un reportaje con 3Días. Si no vuelve ahora a ocupar una
banca es porque está feliz dirigiendo el Observatorio de Derechos Humanos del
Senado, "una confianza que me dio la titular del cuerpo, Gabriela
Michetti", dice, donde debe controlar que las leyes contemplen los
tratados internacionales sobre el rubro que consagra la Constitución.
-El título del libro remite a la frase de Cicerón: "Los senadores
son hombres buenos, el Senado es una mala bestia". ¿Con eso quiere decir
que el poder corrompe?
-No, yo creo que el poder revela, muestra muy bien la índole
de las personas. Cuando yo veo a alguien que va por la vida montado sobre el
cargo, que desprecia a los otros, que es prepotente, que no responde a los
llamados, eso revela cuán democrático es una persona. Pero es la ciudadanía la
que tiene que juzgar. Yo busqué un título para llamar la atención porque la
frase me pareció muy profunda. El sentido es hablar de las instituciones, de
las funciones de las cámaras, no de las personas. En mi tiempo de legisladora
se canceló la deliberación. El Congreso era manejado con control remoto por el
Poder Ejecutivo. Y si te fijas en las leyes que se votaron, verás que muchos de
los padeceres de hoy fueron validados por ese Congreso, que amplió el Consejo
de la Magistratura y que cuando estatizó YPF puso una cláusula en la ley para
que no sea controlada. Eso se votaba porque había una mayoría que imponía las
leyes con un tratamiento exprés, sin debate y sin poder modificar una coma.
-Usted dice que la política no es una profesión ni una ciencia ni
oficio. ¿Cómo la define?
-La política es un servicio, es una vocación pública. La
Constitución no pone ningún requisito para que alguien sea legislador. Sólo se
debe ser oriundo del lugar y cumplir con la edad necesaria. Eso habla de la
generosidad del concepto democrático, porque todos somos igualmente competentes
para participar. La política es el espacio público, es donde mostramos lo mejor
y lo peor, donde las leyes rigen de manera igual para todos, donde se deben
resolver los conflictos y todo el padecer colectivo porque la política es la
única que legitima el conflicto. Lo otro es lo que hacen las dictaduras,
cancelan el espacio público, sesgan a la sociedad, mandan e imponen el terror.
-¿Y por qué decidió participar en política?
-Yo soy periodista y escritora, ésa es mi profesión, trabajé
y viví siempre de eso. Y decidí ingresar a la política por vocación pública,
para participar en la vida colectiva de mi país. Me costó mucho tomar la
decisión. Todo el mundo me decía: "Pero usted está loca, ¿cómo se va a
meter en el fango de la política?". Y yo pensaba: "Si mi vida
personal siempre se confundió con la vida de mi país, por tener hermanos
desaparecidos, por tener que exiliarme, ¿por qué se ve extraño que yo participe
en política cuando tendría que ser lo natural de un ciudadano con vocación
pública?".
-Quizá porque gran parte de los ciudadanos tiene una mirada deshonesta
de la política.
-Yo creo en la honestidad personal. Y tenemos que construir
para que la ciudadanía pueda confiar en la política. Es la única salida para
nuestros problemas. La democracia es participación y transparencia. Y el
corazón de la democracia es el Parlamento, que debe ser un poder autónomo, de
control al Ejecutivo. Todo eso no está incorporado en la conciencia ciudadana.
Por eso celebro este tiempo que se está viviendo, donde el Parlamento tiene ese
rol fundamental, que es construir la ley democrática con el consenso. Un
Congreso de un solo color político no es democracia, es partido único, como
sucedió con el kirchnerismo. Si se compara eso con el Congreso de 2016, hemos
dado un salto en calidad institucional.
-Que haya ganado Mauricio Macri, un hombre que viene del sector privado
y que gobierna bajo el modelo del management empresario, ¿no habla del fracaso
de la política?
-No, yo creo que el fracaso de la política es que haya
ganado Donald Trump. Creo que frente a Macri hay muchísimos prejuicios. Yo creo
en la honestidad de Macri y está demostrando que no es lo que se dice de él.
Tenemos que comenzar a ser novedosos para analizar el país, seguimos haciéndolo
en función del peronismo, que ha gobernado todo este tiempo y ha fracasado. No
puede ser que en el debate público sigamos hablando del peronismo. Escuché a
(Eduardo) Duhalde hace poco hablando de cogobierno. ¿Cómo puede ser? Esas son
ideas antiguas. En una democracia hay alternancia. Acá no importa si gana uno
de derecha o izquierda, hay que respetar la alternancia y la legalidad
democrática. En la medida que la institucionalidad funcione, iremos
construyendo una normalidad. Entonces, a Macri hay que analizarlo desde la
novedad, es un partido surgido en los años de la democracia. Tenemos que hacer
un esfuerzo en ser creativos y no seguir mirando las viejas categorías del
pasado, porque el país ya no es más el mismo.
-¿Y cómo explica que Cristina, con toda la catarata de denuncias y
pruebas de corrupción en su contra, tenga la posibilidad de ser candidata con
30% de imagen positiva?
-Yo descreo de la política analizada desde los números de
las encuestas. Si hay algo en lo que el kirchnerismo fue eficaz, fue en
falsificar los datos, crear lo que llamamos "el relato", una realidad
ficticia. Y fueron eficaces porque hubo una sociedad que, como consecuencia de
la crisis del 2001, quería creer, quería que alguien lo volviera a ilusionar.
Por eso no sería raro que eso que se dice sea nuevamente un relato instalado de
los sectores que necesitan que Cristina sea candidata.
-¿Las mujeres siguen haciendo política como los hombres?
-Las mujeres hemos crecido en política gracias al cupo
femenino. Antes, durante el peronismo, las mujeres mediaban entre el líder y la
masa, eran "esposas de" y hoy se ha feminizado mucho la política. Es
verdad que el debate político sigue siendo masculino, pero son las mujeres las
que ponen el cuerpo y denuncian corrupción. Tenemos además figuras como (María
Eugenia) Vidal, un nuevo modelo de la mujer en política, una mujer ciudadana,
que no llega por el soplo de ningún hombre poderoso, que construye credibilidad
y gobierna por consenso, que no grita, que respeta. Es el mismo modelo femenino
que se ve reproducido en Michetti. Mujeres ciudadanas.
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