Por Martín Risso Patrón |
Cada minuto que pasa me convence más que nosotros, los simples
del Pueblo, nos hallamos literalmente aprisionados por dos enormes
irracionales, torpes, que tienen mucha fuerza pero no saben qué hacer con ella porque
son cobardes, y se empecinan en triturarnos.
No se atreven a disputar entre sí el poder. En eso son aliados.
Se temen mutuamente, entonces tácitamente la emprenden con sus garras y sus
apestosos bufidos, contra nosotros: Los que vivimos, los que votamos, los que
comemos, los que andamos, los que esperamos, los que creemos, los que miramos
cada amanecer y cada atardecer desde el llano; los que trabajamos, los que
tributamos, los que nos educamos, los sencillos de a pie... Los que sólo
parecemos una película muda para ellos, y se refieren a nosotros como números
nomás, convirtiendo al País en una enorme cárcel o Campo de Concentración nazi:
Sólo números estadísticos, marcados como ganado.
Se temen mutuamente porque son tan cobardes... Y así es que el
Pueblo recibe en su lomo la baba inmunda de esos Monstruos.
El gobierno nacional y sus satrapías provinciales, con su
cáfila de lobbistas de primera a cuarta categorías, amos de las tarifas, los
servicios esenciales, y sus gerentes ministeriales. Los que ponen precio al
dinero legítimamente ganado por el trabajo del Pueblo, y lo hacen mierda en
esos agujeros espantosos que son los bancos.
Por el otro lado, la dirigencia político-sindical, enriquecida
a costa del sufrimiento que provocan a quienes dicen representar.
Lo peor de esto, es que el síntoma más doloroso es la clientela
que reclutan cada uno, de entre nosotros... Piqueteros, ñoquis que parasitan en
el presupuesto público, lumpen de todo tipo y color que quitan las ganas de
vivir a los sencillos que trabajan, que se transportan y van al laburo o
vuelven al descanso... Sí, esos mismos que son aniquilados moralmente por sus
respectivos mandantes; deshechos que antes eran seres humanos y ahora nada.
Mientras, repito, sus mandantes siguen cada vez más ricos, manejando la
botonera.
A nosotros, el pueblo simple, sólo nos queda trasladar por el
Desierto sobre nuestros lomos el cadáver de la Democracia.
© www.agensur.info
No hay comentarios:
Publicar un comentario