"De la
estupidez a la locura" reúne diversos textos que el escritor y filósofo recopiló
poco antes de fallecer.
Umberto Eco |
Por Nicolás
Munilla
Umberto Eco (1932-2016) supo desarrollar, como
pocos, una aguda mirada crítica sobre el mundo. El escritor, filósofo y
ensayista italiano se destacó entre los intelectuales del siglo XX no solo por
esa cualidad de saber interpretar lo que nos rodea, sino también por su
claridad a la hora de expresar sus opiniones desde un abordaje
multidisciplinario, gracias a sus conocimientos en semiótica, lingüística,
política, comunicación, filosofía y estética.
De la estupidez a la locura. Crónicas para el
futuro que nos espera (Lumen) es una recopilación de diversos textos que
Eco publicó en varios medios de prensa italianos durante los últimos quince
años, y que él mismo reunió, organizó y entregó poco antes de su fallecimiento
en febrero del año pasado. En en estas columnas, aglutinadas en catorce
capítulos que van desde "A paso de cangrejo" hasta el título homónimo
de tapa, se condensan las perspectivas que Eco tenía sobre el mundo o, más
precisamente, de las sociedades que lo pueblan.
No es fortuito que el filósofo haya elegido como
prólogo "La sociedad líquida", una columna originalmente publicada en
el año 2015 y que se basa en el concepto de "modernidad líquida"
creado por su colega polaco Zygmunt Bauman (fallecido hace pocos días). Aquí
Eco avala la teoría de Bauman respecto a que "el posmodernismo marcó la
crisis de las 'grandes narraciones'" desembocada en una "crisis del
Estado" que, a su vez, desencadenó una "crisis de las
ideologías" o "de los partidos, y en general de toda apelación a una
comunidad de valores", y dio paso a un "individualismo
desenfrenado" donde "todo se disuelve en una especie de
liquidez". A partir de ello se activa para los individuos, según Eco, dos
"soluciones": la desfachatez mediática ("aparecer fuere como
fuere") y el "consumismo" en forma de "bulimia sin
objetivo".
Desde este punto de partida, Eco desarrolla varios
análisis basados en distintas temáticas, como la crisis de la política, las transformaciones
de los medios de comunicación, los vaivenes de la cultura, los matices etarios
y su influencia en el dinamismo social, la incidencia del terrorismo, el rol de
las redes sociales e Internet en las "sociedades líquidas", la suerte
de las religiones, las percepciones de la vida y la muerte y de las emociones
(amor, odio), y la crisis de valores dentro de las relaciones humanas, entre
otras.
A pesar de las apariencias narrativas, los
volúmenes del libro están fuertemente interrelacionados, y en reiteradas
ocasiones se detecta una suerte de continuidad entre dos o más temáticas,
demostrando que estos análisis representan un componente único que resume el
comportamiento general de las sociedades. Un ejemplo de ello es la repetición
de algunas problemáticas detectadas por el autor en algunos temas, como la
necesidad de los individuos de exponerse mediáticamente, los peligros
comunicacionales en Internet y las controversias de la política.
Si bien, por cuestiones lógicas, muchos de los
textos están orientados al análisis político, económico, social y cultural de
Italia, los lectores encontrarán que Eco brinda panoramas que exceden
ampliamente las fronteras de su país. No sería raro que los argentinos, por
ejemplo, detectemos similitudes entre el escenario político italiano y el
local. Incluso se puede observar que detrás de la figura de Silvio Berlusconi
(al cual el intelectual no titubea en criticar) o de George W. Bush se perfilan
otras siluetas que se amoldan perfectamente a la realidad política, en este
caso, de cada nación.
En suma, De la estupidez a la locura resulta
una atractiva, entendible y refrescante reflexión sobre el mundo en todo su
esplendor, bajo la mirada de un humanista defensor de la educación enriquecida
por las ciencias, que manifiesta sin pudor su nostalgia por los valores del
pasado y su desdén de aquellos viejos elementos que trajeron penas a los
hombres, que critica la posmodernidad decadente pero rescata ciertos elementos
de la actualidad, y advierte sobre los riesgos que podemos contraer (si es que
aún no es tarde) por nuestras acciones mientras vamos camino hacia la locura.
© MDZ
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