“Nosotras utilizamos
a los Kirchner, no ellos
a nosotras”
Estela de Carlotto: "Los Kirchner tienen mucha plata, pero eso no es robar". (Foto: Martín Di Maggio / El País) |
Por Carlos E. Cué
Estela de Carlotto es un personaje clave en Argentina y un
referente mundial de la lucha por los derechos humanos. A sus 86 años, y
después de 40 luchando en Abuelas de Plaza de Mayo, mantiene su enorme
influencia. Su organización ha conseguido recuperar 120 nietos, incluido el
suyo, localizado en 2014. En su mayoría fueron arrebatados a sus madres después
de asesinarlas y entregados a familias cercanas a la dictadura.
Carlotto, tan
encantadora en las formas como firme en el fondo, dice que Argentina es un ejemplo
para el mundo en derechos humanos precisamente porque allí están Abuelas y
otros para presionar a todos los gobiernos.
- Después de 40 años, ¿tiene sensación de misión cumplida?
- No. Por eso estoy acá. Tengo 86 años, estoy cansada y
camino con bastón. Pero tengo que seguir porque faltan centenares de nietos
[unos 400]. Y hay que dejarlo todo clarito para que ningún gobierno pueda
desarmar todo lo que es memoria. Este Gobierno, por ejemplo, quiere olvidar.
Discutieron el número de desaparecidos. Por eso no puedo cruzarme de brazos
porque yo encontré a mi nieto. Cambió mi corazón, mi alegría, la familia está
completa y los veo crecer. Tengo una bisnieta, que es la nieta de mi hija
Laura. Pero mis compañeras todavía están esperando.
- No es fácil para los nietos. El suyo incluso le pide que le llame
Ignacio, como le pusieron sus apropiadores. ¿Le dolió?
- Me dolió porque el mundo entero lo buscó como Guido. Se lo
puso la mamá, y era por su papá, mi esposo. Tenemos que conocernos, él no me
conoce y yo a él tampoco. Me dolió pero yo lo entendí. Está en proceso y es el
ego. Pobrecito, le tocó Estela. Yo le complico su vida social y política.
- Ahora hay un nieto, Bacca, que ha logrado que la justicia le conceda
el derecho a seguir utilizando los apellidos de sus apropiadores y que no
quiere saber nada de Abuelas. ¿Tiene derecho a no saber?
- Vos tenés derecho a no saber mientras no perjudiques a
nadie. Si estás casado y tu mujer te es infiel y no lo querés saber no perjudicas
a nadie. Pero este es un delito de lesa humanidad. Para nosotros es una
víctima. Lo queremos. A él todavía no le cayó la ficha de que esas personas no
son los papás y cometieron un delito al no permitirle que viva con su familia y
apoyar a los que a él lo hicieron huérfano.
- Debe ser difícil admitir que la persona que te crió es un
delincuente…
- Cuando hay que hacer justicia, hay que hacerla. Con el
chico tenemos la paciencia, el cariño y el amor pero con la justicia estamos
muy enojadas. Nunca puede conceder algo que está estrictamente prohibido, que
es consentirle conservar los apellidos. Los apellidos son de papá y mamá.
- Están apareciendo muchos casos, ¿tiene que ver con que están muriendo
los apropiadores y se sientes liberados para denunciar?
- En parte puede ser. No los crían con libertad, les engañan
y cuando ya no tienen más remedio porque son adultos de 40 años les dicen que
ellos los criaron para que no los manden a la cárcel. Hacen victimario a la
víctima y eso es una maldad enorme. Muchos nietos no quieren que les pase nada
a los que los criaron por afinidad.
- ¿Cuál fue el peor momento en estos 40 años?
- Cuando la policía nos llamó a mí y a mi esposo para
decirme que lamentaba informarnos que Laura había fallecido. Les grité asesinos
y les señalé un Cristo grande que tenían colgado, les dije que ese los iba a
juzgar si nosotros no podíamos. Mi marido no me permitió verla, estaba
desfigurada. Luego la desgracia de festejar el retorno a la democracia y que el
Gobierno [de Menem] hiciera dos leyes de perdón, eso fue tremendo. Ver libres a
estos asesinos.
- ¿Cuándo empezó a cambiar?
- Éramos muy inocentes. Íbamos a la casa a tocar timbre
pasando como vendedoras y esperábamos que la madre saliera con el chico para
que otra abuela atrás de un árbol le sacara una foto. ¿A quién le íbamos a
presentar esa evidencia diciéndole ‘me parece que ese es mi nieto’? Yo una vez
seguí a una señora por cuadras porque tenía un bebé en brazos idéntico a uno de
mis hijos. Después la miré a ella y era idéntica a su hijo. Entonces
descubrimos que la sangre podía ser la que nos develara la verdad. En 1983
hacen un seminario internacional muy grande y llegan a la conclusión de que la
sangre de las familias materno y paterna sirven para reconstruir el mapa genético
de los padres. Dicen que la ciencia ha avanzado muchísimo gracias a nosotras.
- ¿Por qué cree que la sociedad argentina ha cambiado tanto desde
aquellas leyes de punto final hasta ahora?
- Porque nosotras no abandonamos un solo día la presencia
social. Yo era maestra y sigo siéndolo. Fue un movimiento social único en
Latinoamérica para este tipo de temas. No sé por qué no surgió algo así en el
resto de los países donde hubo dictaduras. Cada vez es más gente la que nos
acompaña. Hasta los niños están con este tema. Argentina es un modelo para el
mundo por estar juzgando y condenando en tribunales comunes a los genocidas.
Somos conscientes que acá se avanzó a pasos agigantados al lado de la región. A
mí me llaman de todo el mundo.
- ¿Se ha sentido utilizada políticamente?
- Nunca permití que me utilizaran. A mí me ofrecieron cargos
políticos y me persiguieron. No solo aquí sino también en Italia, porque tengo
la ciudadanía. Cuando esta gente que gobierna hoy dice que los Kirchner nos
utilizaron, yo digo que, al contrario, nosotras utilizamos a los Kirchner,
porque conocíamos su sensibilidad para estos temas. Cuando el Kirchner decidió
descolgar los cuadros de los genocidas de la casa militar, me invitó a
acompañarlo. Le respondí que de ninguna manera. No somos revanchistas, queremos
el camino bien clarito. Por eso el respeto que se nos tiene, porque nunca
mentimos, ni agraviamos, jamás acusamos a nadie si tener la prueba antes,
porque sería muy feo acusar de apropiadores a un matrimonio que realmente no lo
merecen.
- ¿Se reconcilió con el Papa?
- Cuando fue elegido Papa, la expresión en la institución
fue de indignación. Y yo tuve el poco acierto de manifestarlo a la prensa.
Después, cuando viene la verdad dicha por quienes merecen la total confianza nuestra,
como Alicia Oliveira, cambié de opinión y rectifiqué. Creo que ahora le salió
la verdadera personalidad. La iglesia nunca nos ayudó. Salvo siete obispos que
se jugaron la vida, el resto era silencio o complicidad. Ahora hay un cambio
muy grande.
- Usted apoyó mucho al kirchnerismo. Cuando ve los escándalos de
corrupción, ¿Le duelen?
- Creo que es injusto. Acá hay una persecución política
tremenda a la expresidenta Cristina y a Néstor, si pudieran hacerlo resucitar
para meterlo en la cárcel, lo harían. Sé lo de la bolsa de los dólares [el ex
secretario de Obra Pública, José López, fue detenido con nueve millones de
dólares] pero es una persona. Es como si yo acá tuviera alguien que haga lo
mismo, ¿Me van a echar la culpa a mí? ¿Qué vas a hacer si tenés empleados
deshonestos? Yo personalmente tengo la confianza de que [los Kirchner] no eran
gente deshonesta. Tienen mucha plata. Pero eso no es robar.
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