Por Fernando Savater |
Ustedes
van a regalar libros en estas fiestas y yo les alabo el gusto. Pero no crean
que todos los libros son inocuos o pacíficos: hay libros de destrucción masiva.
Los cataloga en su estupendo Libros para la guerra (ed.
Berenice) el siempre original Javier Mina: esos libros que han provocado
matanzas, sublevaciones, conquistas o el exterminio de los infieles. A veces
libros santos, pero como también es santo el infierno...
Y una travesía
infernal por el páramo de los remordimientos supersticiosos y los prejuicios es
lo que cuenta Luisgé Martín en El amor del revés (ed.
Anagrama), un relato autobiográfico escrito con valerosa crudeza. Parece
mentira que hace sólo pocos años la homosexualidad fuese todavía un suplicio social
para quien tratase de vivirla sin engaños. Un retrato de época y un estudio
psicológico escrito con fervor magistral...
Cada
vez que se publica por estas fechas la lista de los mejores libros del año,
constato desolado que la mayoría de ellos no los he leído y otros por desgracia
sí. En cualquier caso, nunca encuentro los tomos del Salón de los pasos perdidos, de Andrés Trapiello
(van 19, el último Sólo hechos, ed.
Pretextos), la única obra —entretenidísima, maliciosa, conmovedora, culterana,
inagotablemente reflexiva sin pedantería...— que estoy seguro de que quedará
cuando desaparezcan las celebridades anuales.
Ahora
bien, si quieren reforzarle a su amigo de veras la biblioteca, nada mejor que
ofrecerle los cuatro suculentos volúmenes de las obras completas de Friedrich
Nietzsche (ed. Tecnos), competentemente traducidas de nuevo, anotadas,
comentadas, etcétera... por un equipo de especialistas dirigido por Diego
Sánchez Meca. La voz total del profeta desventurado de la alegría, nuestro
hermano más sabio. Ya saben, libros como regalo a los amigos lectores. Y a
quienes no leen, nada. Que espabilen...
© El País (España)
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