Cartas de amor y de guerra
Por Fernando Alonso Barahona
Si te apetece, escribe, y,
a vuelta de correo,
te responde esta chica madrileña
rubia y juncal (aunque un poco chiquita)
y con ojos azules, por más señas.
Estos versos introducen Madrina de
guerra, la nueva obra de la escritora Luz Macías que
nos transporta a los territorios inexplorados del alma, de los recuerdos, de la
poesía, de la vida en suma. Y en esta ocasión con el trasfondo de la historia
personal, el romance de amor y de guerra que vivieron sus protagonistas reales
y que ahora reviven en forma de poemario.
Luz Macías nace en Madrid.
Desde su primera juventud muestra interés por la cultura, el arte y las
interesantes tertulias políticamente comprometidas, cultas y liberales, de la
casa familiar. Ha publicado varios poemarios y participado en antologías
poéticas internacionales.
Madrina de guerra reproduce las
cartas de amor de un soldado republicano a su novia, una joven chica de Falange
en los años –anteriores y posteriores también- de la Guerra Civil española. La
autora -Luz Macías- reconstruye las contestaciones que ella sin duda le habría
escrito a su amado, ya que esas cartas no se conservan. El soldado y la madrina
fueron el padre y la madre de Luz. Madrina de guerra atraviesa
de este modo el corazón de la autora y bucea en el origen de su ser, en los
sentimientos profundos, en el idealismo de una España convulsa desgarrada en
dos bandos y cosida de sangre, luceros, valor y muerte. Pero también de
esperanza, de amor, de ese futuro que para el soldado y su madrina llegó a ser
posible y del que Luz Macías es su perfecta encarnación.
En 1942 el cineasta Carlos Arévalo –falangista
por cierto– filmaba la película Rojo y negro, protagonizada
por Conchita Montenegro e Ismael Merlo que narraba una historia similar de amor
entre una muchacha del bando nacional y un soldado republicano. Una joya
curiosa y casi inédita en el cine español. Rojo y Negro no fue
un film censurado ni prohibido, al menos de manera oficial. Muchas de sus
secuencias resultan insólitas y el desenlace, con la muerte del miliciano
brazos en cruz, atraviesa el corazón del espectador.
En las páginas del poemario Madrina de
guerra, encontramos dibujos originales de Adolfo Ruiz Esteso y
Rafael Alberti, junto a las cartas, auténticas, escritas por el Teniente Píter,
mítico soldado-guerrillero republicano del Batallón Alpino del Guadarrama, a su
Madrina de guerra, falangista. Las de ella, perdidas en los avatares de
aquellos tiempos convulsos, son recreadas por la autora en un delicioso y
fascinante dialogo poético en el que aparecen figuras de aquellos años de
guerra que formaron parte de sus vidas: la familia Primo de Rivera (José
Antonio, Pilar, Miguel, Fernando), Hemingway, Rafael Alberti…
El fascinante diálogo poético y epistolar dibuja
los caracteres profundos de sus dos protagonistas, el hombre del pueblo rebelde
pero capaz de encender su corazón, la mujer culta, de buena familia que vive en
su ser el horror de la guerra en el Madrid. Dos bandos, dos banderas, pero en
el universo de la poesía y el deseo emerge un único sentimiento con la fuerza
suficiente como para coser las heridas.
Hablando de estas cosas
siempre me pongo triste…
Se me saltan las lágrimas…
Es mejor que interrumpa la carta
y me vaya a la cama…
Si esta noche nos dejan los obuses,
intentaré dormir…
Así no pienso en nada…
El instante de la confesión de las ideas adquiere
un tono dramático:
A mí no me importa,
aunque seas contrario,
seguir con las cartas,
porque sé que crees en tus ideales,
como yo en los míos.
Aunque he de decirte
que nunca pensaba
que creer en ellos
nos pudiera traer tanta sangre
y tanta desgracia…
La intimidad crece al tiempo que la intensidad
poética de las páginas. Ella le revela que es amiga personal de Pilar Primo de
Rivera, que José Antonio ha sido fusilado -acribillado– que la vida se
rompe en jirones de dolor. La historia avanza con la emoción del
relato, con la aventura de la guerra, el amor, la victoria de la madrina de
guerra, la cárcel para el republicano. Luz Macías logra tejer sus versos con la
vitalidad de una historia sin perder la temperatura poética del verso.
“La bóveda que basta es la del cielo”
La poesía que vive es la que tiñe de emoción el
alma. Madrina de guerra lo consigue y el lector sentirá el
dulce tañido del amor, el corte violento de la guerra, la esperanza suave, y al
final del camino el poema de sangre y carne.
Madrina de guerra se presenta en
el Parador de Alcalá de Henares el martes 20 de diciembre a las 19.30
horas. Junto a la autora, la periodista Isabel Baeza y el editor José Membrive,
el acto contará con la participación de Fernando Alonso Barahona y Arsenio López
Huerta que dialogarán entre historia y poesía por los temas eternos del
poemario.
Muy bueno
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