Por Javier Calvo
Querido Papá Noel:
Perdón que te escriba a último momento pero vengo de ajetreo en ajetreo
en los últimos días, semanas, meses… Y dejé esto para el final, después de que mi
equipo de comunicación intentara contactarte sin éxito por Facebook,
Snapchat y Twitter. Ahí va mi primer pedido: modernizate.
Arranco con los mangazos. El año pasado, diez días después de sentarme
por primera vez en el sillón de Balcarce (por la calle de
la Rosada, no por el perrito), te pedí la prometida lluvia de
inversiones. Sólo sobrevinieron lluvias, de ésas que inundan en las
provincias, y de problemas. Repito la petición y fijate si anotás bien qué tipo
de lluvia necesito, así salen de una vez los brotes verdes y algún que otro
arbolito.
Te pido también que me ayudes a bajar el déficit fiscal sin que se me
arme lío. Ya sé que sos Papá Noel y no un mago, pero copate. Todos piden, el
rojo del Estado se me está yendo al demonio y, apenas recorto algo, se me
empiezan a venir todos encima, desde los
científicos y sindicalistas hasta Paolo Rocca y los gobernadores.
Hablando de eso, te pido que me des una mano con los empresarios. Liberé
la economía, saqué el cepo al dólar, arreglé con los holdouts, llené de CEOs
el Gobierno, bajé la inflación y siempre quieren algo más para decidirse a
invertir. Los sindicalistas me hacen lo mismo: paran todo para apurarme con
Ganancias y con aumentos salariales para la popular, pero después se calman
cuando les mandamos plata para las obras sociales. Por eso vinieron ayer todos
en fila a Olivos. Si les cortamos el chorro…
Esa palabra me lleva a otro tema. Te pido que me banques para tenerla
a Cristina y al kirchnerismo desfilando por la Justicia. Mejor si ella no
va presa, pero que recorra juzgados. Hicieron tantos desastres que ese espejo
me hace ver más alto, más rubio, más honesto. Y le pelean el peronismo a Massa,
el impostor, lo que me sirve para ganar las elecciones legislativas. En ese
temita electoral también te pido tu amable colaboración: competir es lindo,
pero ganar es mejor.
Necesito que además me asistas con el gabinete. Hay un par que no
sirven ni para espiar y quiero mandarlos de candidatos para sacármelos de
encima. Otros viven peleándose, hablando mal unos de los otros y me complican.
Marcos no consigue cuadrarlos, me los llevé a todos a Chapadmalal para que
cambien el aire y tuve que recurrir a Quintana y Lopetegui para ver si los
pueden controlar un poco. Encima Monzó me quiere llenar esto de peronistas. Qué
quilombo. Por suerte los radicales se siguen bancando mi ninguneo y a Lilita la
tengo casi empastillada, pero no sé cuánto me va a durar. En cualquier momento
me los vuelve a cachetear al Tano y a Lorenzetti. Uf.
Dejo para el final lo más importante, la familia. Te pido por las dos
mujeres que me cambiaron la vida, Juliana y Antonia. Y por mi viejo, que
después de jorobarme tanto toda la vida al fin tuvo el gesto de hacerse cargo
del lío de los Panamá Papers. Algo es algo.
Te juro que esto es lo último. Te pido por Boca. No me ayudaste nada con
eso tampoco este año y 2017 también viene difícil sin copas. Y sin Tevez. Con
ese traje que tenés, es claro que sos gallina.
Gracias, Papá Noel. Y buen año.
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