La siguiente columna
fue publicada originalmente en el blog de
Gregorio Caro Figueroa y luego en
Agensur.info el 3 de febrero pasado.
Salteño, jurista y
demócrata
sin claudicaciones
El doctor Carlos Fayt junto al autor de esta nota, Gregorio Carlos Figueroa. |
Por Gregorio A. Caro
Figueroa
El doctor Carlos Fayt cumplió 98 años el 1 de febrero.
Su nombre resonó por su actuación, durante casi 32 años, como ministro de la
Corte Suprema de la que fue presidente. Fayt es conocido y reconocido por su
insobornable conducta, su trayectoria como jurista, profesor universitario y
autor de más de cuarenta libros.
Pocos saben que nació en la Ciudad de Salta, el 1 de febrero
de 1918. Sus padres fueron Emilio Fayt, inmigrante sirio radicado en El Galpón,
y Sara Pérez Robles, criolla cuyos bisabuelos lucharon junto a Güemes.
Y pocos recuerdan que en 1958 Fayt regresó a Salta donde fue
candidato a gobernador por el histórico y democrático Partido Socialista.
En los recuerdos de infancia aparecen imágenes de los
constantes viajes de sus padres quienes, empujados por el trabajo, recorrieron
Metán, Chicoana, Rosario de la Frontera, El Tabacal, El Galpón. “Por eso fui a
diferentes escuelas rurales que estaban presentes en las narraciones de mi
padre, que fue funcionario provincial y trabajó por cuenta propia”.
En El Galpón conoció y se relacionó con una familia de
inmigrantes sirios: los Falú. A comienzos de los años ’30, los Fayt se
trasladaron a Buenos Aires. “Mi familia era de clase media baja. Fuimos a vivir
a la calle José Hernández 1415, calle de tierra que era una de las últimas de
la ciudad, en el bajo Belgrano. Cerca estaba una villa miseria rodeada de un
basural”. Años después se recibió de abogado.
Fue la preocupación por los problemas sociales lo que llevó
a Fayt al Derecho y la política. Comenzó a escribir sus opiniones cuando tenía
14 años. Las publicó en la revista “Voluntad” a partir de los 16. En
1940, recién recibido de abogado y cumplidos 22 años, editó su primer
libro: “Por una Nueva Argentina”, donde el joven Fayt hace una severa crítica
de la crisis moral, económica y política del país, proponiendo soluciones. Allí
Fayt valora la Constitución Nacional la que, afirmó, “contiene a todo Alberdi”.
Seis años antes que Perón asumiera su primera
presidencia, Fayt propuso en ese libro la creación del Ministerio de Trabajo y
Previsión Social y de fueros federales del trabajo; una Corte Arbitral de
Conflictos Obreros, comisiones paritarias para negociar salarios por industrias
y ramas de producción, y el dictado de un Código Nacional del Trabajo.
Ese interés por los problemas sociales, no le llevó a
simpatizar con Perón. Expresó sus diferencias y críticas al peronismo en
artículos y, de forma más sistemática, en su tesis doctoral en la que cuestionó
las reformas a la Constitución Nacional de 1949, la llamada “Constitución
Justicialista”. Por motivos políticos, no académicos, los profesores no la
admitieron. Fayt fue obligado a elegir otro tema de tesis.
En 1958, cuando tenía 40 años, a pedido de sus alumnos
salteños de la Universidad de La Plata, Fayt regresó por unos meses a Salta y
se puso al frente de una patriada: hacer la campaña electoral del Partido
Socialista que lo eligió como su candidato a gobernador de la provincia.
Lo acompañó como vicegobernador Quintín Conde, de Rosario de Lerma. En ese año
publicó dos folletos referidos a Salta: “Democracia social y planificación” y
“Política y educación”.
Dijo que Salta debía “optar entre un orden del pasado y un
orden del porvenir”, dejando atrás caciquismo, atraso, gobiernos de
familia, oscurantismo e injusticias sociales. “El salteño que sufre
necesidades no es un hombre libre”. Ese futuro no era algo que recibiríamos
hecho: teníamos que construirlo.
Hace unos días, 7 de enero pasado, me recibió en su casa en
Buenos Aires. Lo vi íntegro, lúcido, afectuoso, asumiendo con humor y sabiduría
la carga de sus años. Con pulso firme dibujó su firma en la dedicatoria de un
libro que acaba de editarse sobre su vida y su obra, en el que se incluyen
textos de varios autores.
Durante ese desayuno recordó su viaje a Salta en el año 2009
cuando, el 2 de octubre, la Universidad Nacional le otorgó el Doctorado Honoris
Causa. Al día siguiente vino a nuestra casa en Cerrillos con su esposa,
Margarita Escribano, a conocer nuestra biblioteca “J. Armando Caro”. En el
libro de visitas escribió: “Visitar la Biblioteca “J. Armando Caro” es penetrar
en un maravilloso reservorio de cultura o, si se prefiere, en una pequeña catedral.
Doy fe”. Semanas después, envió en donación ejemplares de casi todos sus
libros.
Me contó anécdotas de la campaña de aquella candidatura a
gobernador, donde los mejores recursos fueron su honestidad, su palabra clara y
su original modo de hacer propaganda con el lema “manos limpias y uñas cortas”.
Fayt no desembarcó ni descubrió la justicia, lo social ni
los derechos humanos en años recientes. A sus 98 años puede mirar hacia atrás
con la serenidad que le da haber cumplido su juvenil propósito de consagrar su
vida a la causa de la libertad, la justicia, la democracia y la defensa y
cumplimiento de la Constitución.
El doctor Carlos Fayt es un robusto ejemplo viviente en una
Argentina donde los arquetipos están siendo desplazados por personajes que
carecen de trayectoria, de escrúpulos, de idoneidad y de valores.
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