"Con su última
experiencia en el Gobierno,
el peronismo se agotó"
Norman Briski: "Al Gobierno actual lo veo como la expresión más honesta del neoconservadurismo". |
Por Carmen Coiro
En la antesala de lo peor de los años de plomo, el actor,
dramaturgo y director teatral Norman Briski debió exiliarse a España, amenazado
por la trágica Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Repatriado
definitivamente hace décadas, hoy no siente que hayan sido reivindicados
aquellos que formaron parte de la tristemente famosa "lista negra" en
los 70, ni que el país se haya convertido en la soñada tierra de libertad.
Para el actor, con una carrera prolífica e ininterrumpida
aquí y en España, el peronismo, al que abrazó en la década del 70 desde su
costado revolucionario, es una experiencia que el último gobierno kirchnerista
dejó agotada.
"¿No será el progresismo la forma amable de sostener al
capitalismo?", se pregunta en uno de sus ensayos, "Teatro
Politik", y denuncia a los "pedantes cazadores del botín donde la
pobreza los conmueve porque ellos, los que tienen sensibilidad de verla, la
convierten en negocios de campaña".
Ante lo que siente como una ausencia de espacios políticos
que busquen un verdadero cambio, dejó la militancia política activa, sin
abandonar la ideología, y se dedica de lleno a la actividad creativa. Su
teatro, Caliban, -el nombre de uno de los personajes de La Tempestad, de
William Shakespeare- es también su refugio artístico, que maneja en paralelo
con actuaciones en programas unitarios para televisión.
Protagonista de la emblemática película de Fernando Ayala La
Fiaca, y de numerosas realizaciones del español Carlos Saura, Norman Briski
siente que los partidos políticos argentinos ya no se distinguen entre sí,
porque todos comparten la teoría del capitalismo.
En un diálogo con 3Días, habla sobre su paso por el Di
Tella, cuenta cómo ve al teatro y por qué se desencantó con la política.
-Usted fue testigo y protagonista de muchas etapas de la cultura y el
teatro en la Argentina. Participó del Instituto Di Tella. ¿Cómo recuerda esa
experiencia?
-Es un recuerdo muy lindo, en el sentido de que se
experimentaba teatro, gracias a quien estaba a cargo del departamento de
teatro, que era Roberto Villanueva, una muy linda persona, muy creativo.
Propiciaba el teatro como experiencia y no como algo acabado. Las cosas que
hicimos allí nos hicieron crecer muchísimo. Es una pena que hoy no haya un
lugar con esas características, ya sea privado o público.
-Hablamos de algo que pasó en los 60. ¿Siente que pese a que pasaron
años, aquello era vanguardia y hoy se vive un retroceso?
-Sin duda es un retroceso no tener espacios que permitan a
los creativos tener la posibilidad de jugar.
-¿Cuál sería la causa de ese retroceso?
-Creo que el poco entendimiento que hay de lo que es la
cultura. Por más que haya gente que se anuncie como especialista, no saben qué
hacer con este instrumento tan extraordinario que es el mundo de la
subjetividad, de la creación. Se aplican políticas concretas, como las medidas
de seguridad en los teatros, que me parecen muy bien, pero no hacen lo
indispensable que es propiciar especialmente a los jóvenes y a los adolescentes
para que ellos vayan jugando lo que quieran experimentar sobre escena.
-Usted sufrió la censura durante la dictadura y tuvo que exiliarse.
Cuando volvió al país, ¿se sintió reivindicado, pensó que podía hacer las cosas
que soñaba?
-No, en absoluto. Cuando volví fui un tipo tan prohibido
como cuando me había ido. Nunca dejé de ser un actor que tenía ciertas
condiciones para trabajar. Eso se fue modificando un poco con el tiempo, pero
podría decir que todos los que estuvimos comprometidos en cambiar una sociedad
como la nuestra no solamente no tenemos reconocimiento sino que hay una
permanente lucha para que no saquemos la cabeza.
-¿Hoy mantiene su compromiso político?
-El compromiso político siempre lo tengo, por supuesto.
Probablemente no tenga, como entonces, un lugar donde poder agruparme y sentir
que estoy con muchos luchando por una causa común, porque hoy es mucho más
complejo lo que se da en la Argentina como para decir que hay una alternativa
que me permitiría pensar en una sociedad distinta.
-¿Cómo ve a los partidos políticos mayoritarios de la Argentina?
-Creo que hoy todas las luchas que se dan son más bien
reyertas, cosas de cúpulas, internas... todo es como internas entre partidos
que no alcanzan para nada una visión distinta, sino que son todos como las
caras de la misma moneda.
-¿Conserva su ideología peronista?
-No soy peronista. Me parece que con esta última experiencia
el peronismo termina con su capacidad reformista, queda agotada. En esta
instancia, habría que pensar en cosas nuevas, en cosas distintas. Yo estoy en
contra de cambiar algo para que todo siga igual.
-¿Entonces no se identifica con ningún sector político?
-No, con ninguno.
-¿Qué es lo que hizo el peronismo para que se sienta alejado de él?
-Creo que es el hecho de que sostenga que el salvataje
económico esté basado en el capitalismo. Todo lo que se está pensando es en
base a una estructura capitalista.
-¿Qué piensa sobre el Gobierno?
-Lo veo como la expresión más honesta del conservadurismo, y
lo que podríamos llamar el neoliberalismo.
-¿Qué cree que puede ocurrir en las próximas legislativas?
-Para mí no van a tener mucha importancia. Puede ganar un
poquito más uno, un poquito menos el otro, como fue en las últimas elecciones
nacionales o como pasó en los EE.UU., donde los demócratas y los republicanos
más o menos se van a turnar en sus negocios. No significan nada para mí, más
allá del perjuicio que esos políticos le causan a la sociedad.
© 3Días
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