Por Gabriel Profiti |
Pese a que el presidente Mauricio Macri se encontraba en
viaje a Qatar y China para participar de la Cumbre del G20 estuvo atento a la
destitución de Dilma Rousseff en Brasil y a los acontecimientos que marcaron
una señal de partida para las elecciones de 2017.
En algún punto ambas cuestiones se tocan: el desempeño
político-económico de Brasil marcará en buena parte el derrotero argentino en
el mediano plazo y, por ende, mejorará o empeorará las perspectivas electorales
del oficialismo el año próximo.
El Gobierno evitó intervenir directamente en la crisis
institucional brasileña en los últimos meses, pero tampoco dio un respaldo
contundente a la administración de Dilma Rousseff, bastión de la izquierda
sudamericana de la última década.
La primera reacción oficial tras la destitución fue un
comunicado de la Cancillería en el que el Gobierno manifestó que "respeta
el proceso institucional verificado en el hermano país".
"Lo que esperábamos era que Brasil resolviera su crisis
y que arranque. Necesitamos un interlocutor definitivo y ojalá ahora pueda
ponerse en marcha para que eso impacte positivamente en la economía
argentina", señaló una fuente oficial.
En los primeros siete meses del año, el comercio bilateral
acumuló un saldo desfavorable para la Argentina de 2.575 millones de dólares,
más del doble del saldo desfavorable de 2015 para esta altura del año.
Macri y el presidente Michel Temer se verán en las próximas
horas en Hangzhou, sede de la cumbre del G20. No hay un encuentro formal en
agenda pero podría concretarse. Si no es en China la reunión bilateral quedaría
para la Asamblea General de Naciones Unidas, que comenzará quince días más
tarde en Nueva York.
Además de la agenda bilateral pendiente, Macri y Temer
deberán abordar la sensible cuestión del Mercosur, hoy trabado por la tensión
nacional y regional en Venezuela. Es cierto igual que este nuevo gobierno
brasileño no muere por la unión aduanera.
Piezas que se
acomodan
Macri y sus armadores electorales también se sorprendieron
con la aparición de Margarita Stolbizer en la cumbre del Frente Renovador-UNA,
junto a Sergio Massa, José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna. El tigrense la
presentó formalmente como parte de una "nueva construcción de centro"
y la líder del GEN lo complació al afirmar que ese era "el lugar donde
quería estar".
Más tarde, Stolbizer volvió a jugar a la indefinición:
"El Partido GEN forma parte del Frente Progresistas. Con ellos definiremos
el año próximo nuestros acuerdos electorales", escribió en las redes
sociales.
De todos modos, su presencia en Parque Norte lanzó un
mensaje a dos bandas. Por un lado, que Massa pone en segundo plano un
reagrupamiento del FR con los "renovadores" del PJ oficial y por el
otro, que la dirigente bonaerense toma distancia de la posibilidad de integrar
la escudería oficialista el año próximo.
La autora del libro "Yo acuso" contra la
corrupción kirchnerista este martes había estado reunida con el Presidente y
previamente había recibido una oferta formal de su amiga María Eugenia Vidal
para que sea candidata de Cambiemos en Buenos Aires el año próximo. Le había
pedido pensarlo hasta fin de año.
Curiosamente, la misma respuesta que había dado Stolbizer a
Vidal recibió Mario Quintana, hombre de confianza de Macri y Marcos Peña, de
Elisa Carrió el último fin de semana. "Veremos a fin de año si me
presento", postergó la chaqueña. El ex CEO del Grupo Pegasus también
estuvo con Massa para aceitar la agenda parlamentaria pendiente.
Con esas indefiniciones, Cambiemos no quiere perder tiempo y
empezó el testeo de imagen y variantes electorales.
Algunos dicen que volvieron a tentar a Gabriela Michetti,
quien aun afectada por el caso del dinero robado en su casa, es de las que
mejor mide en Buenos Aires. Habrían recibido un rotundo no.
Las opciones más claras son, hoy por hoy, la del ministro de
Educación de la Nación, Esteban Bullrich, predispuesto a dar pelea en la
principal provincia del país y Jorge Macri, cuyas recorridas por territorio
bonaerense comenzaron a intensificarse.
En la mesa de Cambiemos aspiran también a seguir
incorporando intendentes justicialistas. En las últimas horas, Vidal llevó a su
gabinete a Lomas de Zamora para un foto taquillera con Martín Insaurralde, pero
el marido de Jessica Cirio es uno de los protagonistas de un nuevo armado
peronista post K.
Ese escuadrón se compone de intendentes -debe su nombre
"Esmeralda" a la oficina de Insaurralde en la Ciudad de Buenos Aires
que sirve como punto de encuentro-, cuatro gobernadores y Miguel Pichetto,
quienes también compaginaron este miércoles un virtual lanzamiento para las
elecciones del año próximo.
Habrá que ver si ellos son el nuevo centro de gravedad del
PJ para recuperar el poder en 2019 o si habrá otros campos magnéticos y qué
pasará con Cristina y Daniel Scioli.
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