Por Gabriel Profiti |
Con la polémica por las tarifas de los servicios públicos en
pausa, el Gobierno apuesta fuerte a la aparición de brotes de la economía antes
de fin de año para amortiguar la tensión social y desovar una primavera
política.
Esa sensación de mejoría sobrevolará el Foro de Negocios que
se desarrollará entre martes y jueves en el Centro Cultural Kirchner, al estilo
del que hospeda la ciudad Suiza de Davos.
El "Davocito" argentino congregará a 1.600
empresarios de 65 países que seguramente prometarán inversiones y elogiarán la
política económica del Gobierno, como hicieron varios de líderes mundiales en
la reciente cumbre del G20 en China.
Pero esas reformas tan elogiadas en el exterior en una
primera etapa profundizaron los malos indicadores económicos dejados por el
kirchnerismo y generaron un nivel de movilización y conflictividad que aún
promete tener resonancia en la calle.
Luego de varios meses de cabildeo, la CGT reunificada está
sumando masa crítica -en reuniones con movimientos sociales, partidos y la
Iglesia- para concretar un anunciado paro general, al que la CTA ya anticipó
que adherirá con avidez.
El arco más lejos
Por eso para Macri es necesario que esa reputación
internacional comience a dar sus frutos fronteras adentro, sobre todo luego de
que el segundo semestre tan promocionado comenzara con peores indicadores que
los del primero.
El tarifazo del gas está siendo rediseñado y dotado de
volumen político para que no vuelva a fracasar cuando enfrente la audiencia
pública del próximo viernes. El de la electricidad fue licuado por el fallo de
la Corte Suprema que lo dejó firme por cuestiones de forma y no de fondo.
Ahora todos los voceros oficiales repiten un escenario por
el cual la predicción "no puede fallar": la inflación ya está
controlada y se acomodará en torno al 1% a fin de año; Brasil tocó su piso y
volverá a crecer con lo que eso significa para la actividad nacional; la
monumental obra pública prometida calienta motores y el campo está en su clímax
productivo.
El viernes esta plegaria optimista fue repetida casi a
rajatabla por el economista Miguel Bein, quien era el principal asesor
económico del candidato Daniel Scioli.
Bein dijo a grandes rasgos que la economía tocó su piso en
julio y que en agosto comenzó a revertir la tendencia: "Hay muchos
argumentos para el rebote (de la actividad argentina), será muy difícil que no
se produzca", sostuvo.
El economista pronosticó un crecimiento del 5% para 2017, un
punto y medio por encima de lo que prevé el Gobierno en el presupuesto que
enviará al Congreso en los próximos días, con un 17 por ciento de inflación.
Si los números acompañan también restarán presión sobre la
interna que cruza al equipo económico y que tan bien se ocuparon de exponer el
ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay y el presidente del Banco Central,
Federico Sturzenegger.
Narcobumerán
El Ministerio de Seguridad nacional difundió el viernes un
comunicado con todas las acciones llevadas a cabo contra el narcotráfico, entre
ellas la reciente detección de 10 barriles con 250 kilogramos de efedrina en el
Aeropuerto de Ezeiza.
El caso se eslabona con el tráfico de efedrina durante la
última década, iluminado por el Triple Crimen de General Rodríguez y con
ramificaciones todavía inciertas hasta la misma cúspide del gobierno
kirchnerista.
Pero ese diploma del macrismo quedó manchado por las
internas entre la ministra Patricia Bullrich y todo un sector del Gobierno que
ya no tolera su alto perfil y pasos en falso.
Bullrich dijo que la Policía de Seguridad Aeroportuaria
descubrió el cargamento, pero fuentes judiciales y el Ministerio de Seguridad
porteño señalaron que el hallazgo fue producto de una denuncia aportada por
Juan José Gómez Centurión.
Gómez Centurión fue desplazado de la Aduana por una
grabación, cuya validez investiga la Justicia, que la exdiputada le llevó a
Macri en la que se buscaría probar que el exfuncionario forma parte de una trama
de sobornos para permitir importaciones.
La hoguera del PJ
Mientras el macrismo resuelve sus internas, el PJ comenzó un
tortuoso camino para encumbrar un cacique. Todavía se desconoce si esa figura
surgirá el año próximo o si las distintas tribus le facilitarán la tarea al
oficialismo con su fragmentación.
Una muestra de ese estado gaseoso en el que se encuentra el
partido fundado por el General Perón fue el acto para reivindicar la renovación
peronista encarnada por Antonio Cafiero.
El mitin fue organizado por el grupo Esmeralda, que aglutina
a intendentes interesados en despegarse de la figura de Cristina Kirchner, y
gobernadores que persiguen el mismo fin.
Pero con el objetivo de ganar volumen político al acto se
sumaron otros protagonistas que terminaron por desdibujar su numen renovador y
generaron fuertes rispideces.
Los organizadores decidieron delimitar el escenario a los
jefes territoriales, "ganadores" de la elección, pero por allí se
coló José Luis Gioja, presidente nacional del PJ.
Scioli, vice, había intentado estar en la vidriera pero le
dijeron que debía quedarse abajo. Otros se disgustaron más como el presidente
del PJ bonaerense, Fernando Espinoza. Diego Bossio olió "naftalina" y
se retiró junto a Pablo Kosiner, un diputado que responde al gobernador salteño
Juan Manuel Urtubey.
El gran ausente fue Florencio Randazzo. El ex ministro es la
apuesta de algunos líderes del grupo Esmeralda -Gabriel Katopodis-, pero hay
otros como Martín Insaurralde que prefieren reunificar el partido con Sergio
Massa.
Desconfiado del PJ y de jugadas en su contra, Randazzo
demora su reaparición, aunque está decidido a ser candidato en 2017 y no
abandona un viejo deseo para 2019: entablar un acuerdo político con el
socialismo a partir de su muy buena relación con el presidente del PS, Antonio
Bonfatti. Así se lo hizo saber recientemente a la intendenta de Rosario, Mónica
Fein.
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