Se presentaron
proyectos que, además, incluyen la paridad de género en el Congreso. Salta
podría tener
entre 8 y 11 diputados.
Nacionales - Junto al proyecto del Poder Ejecutivo que
está en estudio en la Cámara baja, los legisladores tratarán tres proyectos que
serán analizados al mismo tiempo y que darán que hablar: la paridad de género y
el aumento del número de diputados en función del crecimiento poblacional de
algunos distritos. Al menos una de las dos iniciativas sale seguro.
Uno de los caballitos de batalla de Cambiemos en materia
legislativa es la reforma política. Una cuestión a la que le presta especial
atención el oficialismo y que fue deliberadamente reservada para el segundo
semestre. En el inicio de su gestión, el Gobierno -a través del Ministerio del
Interior- se ocupó del tema convocando a las autoridades provinciales primero,
después a todos los partidos y luego a especialistas diversos, con el fin de
elaborar el anteproyecto que ya está en manos de los diputados.
Sabe el Gobierno que el tema tiene que salir “sí o sí”, en
los próximos meses, para poder ser implementados los cambios a partir de las
próximas elecciones. De hecho, quiere tenerlo aprobado antes del Presupuesto
Nacional. Si el tema se trabara, ni pensar que el año que viene, electoral,
pudiera avanzar una norma de esas características. De hecho, Cambiemos no se
hace ilusiones en materia legislativa para 2017, un año que estará monopolizado
por la pelea electoral y en el que no habrá espacio entonces para ningún
proyecto ambicioso. Se sabe que los consensos pasan a segundo plano cuando la
pelea política prevalece.
El arranque del debate de la reforma política fue
auspicioso, pero conforme se aproxima la hora del debate legislativo, varias de
las aspiraciones iniciales del oficialismo comenzaron a quedarse en el camino.
El proyecto quedó reducido, sostienen muchos, a una reforma electoral, pero el
Gobierno se dará por hecho si finalmente logra imponer la Boleta Unica
Electrónica, el objetivo principal del macrismo. Sin embargo, ante las
objeciones, ya las autoridades debieron admitir que al menos para el próximo
año la implementación del voto electrónico será parcial. Lo cual genera
cuestionamientos respecto de cómo podrían convivir en una misma elección dos
sistemas distintos y cuáles serían los mismos. ¿Boleta electrónica en algunos
distritos, y la sábana actual en otros? ¿O BUE junto a boleta única en papel?
Veremos qué se resuelve en el plenario de comisiones.
Paralelamente al debate que se realizará, con cabecera en
Asuntos Constitucionales de la Cámara baja, vendrá con nuevos aditamentos. Como
si no fuera suficiente una reforma de proporciones como la que promueve el
Gobierno, se han agregado otras propuestas a partir de iniciativas que nacieron
en la oposición, pero que encuentran anuencia de parte del oficialismo.
Puntualmente hablamos de dos iniciativas que se las traen, por la polémica que
acarrean.
Por un lado, la
actualización de la cantidad de representantes por cada distrito electoral,
en función de los resultados del último censo nacional, lo que traería
aparejado un fuerte incremento del número de diputados nacionales, a partir del
crecimiento poblacional de las provincias más grandes.
El otro proyecto propone nada menos que la paridad legislativa entre hombres y mujeres. Una iniciativa que
cobró fuerza en las últimas semanas y que alcanzó su máxima difusión el
miércoles 24 de agosto, cuando diputadas y diputados de todos los bloques se
tomaron fotografías simbólicas expresando ese reclamo en el Salón de Pasos
Perdidos, y luego en el recinto el reclamo se expresó a través de carteles en
las bancas.
Las dos propuestas serán tratadas conjuntamente con la
reforma política y, según admitió el titular de la Comisión de Asuntos
Constitucionales, Pablo Tonelli, la segunda es la que tiene mayores
posibilidades de ser aprobada.
Cámara baja con más
diputados
La última recomposición del número de legisladores se dio en
diciembre de 2001, cuando a partir de lo establecido por la Constitución
Nacional reformada en 1994, el Senado de la Nación se estiró de 48 miembros a
72, dando lugar a un senador “por la minoría” en cada distrito. Diputados se
mantiene inalterable desde 1983, a pesar de que un mandato constitucional
también advierte sobre su necesaria readecuación.
En efecto, el artículo 45° de la Carta Magna establece que “la Cámara de Diputados se compondrá de
representantes elegidos directamente por el pueblo de las provincias, de la
Ciudad de Buenos Aires, y de la Capital en caso de traslado, que se consideran
a este fin como distritos electorales de un solo Estado y a simple pluralidad
de sufragios. El número de representantes será de uno por cada treinta y tres
mil habitantes o fracción que no baje de dieciséis mil quinientos. Después de
la realización de cada censo, el Congreso fijará la representación con arreglo
al mismo, pudiendo aumentar pero no disminuir la base expresada para cada
diputado”.
Pese a ese mandato constitucional que sostiene que “después
de la realización de cada censo” el Congreso debe determinar cómo reacomodar
los tantos en función del aumento o descenso poblacional en cada distrito, eso
no se ha cumplido. “Ni en 1990, ni en el año 2000, ni en 2010”, observó Pablo
Tonelli, quien aclaró que “originariamente no estaba previsto en el proyecto
del Poder Ejecutivo tratar este tema, pero una vez que se inició el debate
recibimos el planteo de varios bloques de cumplir con este mandato y adecuar la
representación de diputados a la última cifra del censo que quedó congelado en
1982 por ley de la Junta Militar”.
La Asociación por los Derechos Civiles (ADC) fue una de las
organizaciones que advirtió en su momento que “las provincias más grandes están
subrepresentadas en la Cámara de Diputados”, en palabras de su director
ejecutivo, Torcuato Sozio. Tal cual señalara en la edición 1346 de Semanario Parlamentario, se trata de
“una cuestión política muy sensible”, por cuanto traería aparejado que algunas
provincias tuvieran que reducir la cantidad de diputados.
“La verdad es que nosotros no lo hacemos para nada por una
cuestión política; lo hacemos porque es una cuestión legal, normativa. Sino
habría que cambiar la Constitución, no las leyes”, remarcó Sozio.
Los diputados lo solucionarían sin entrar en polémica: no
reducirían la representación de ninguna provincia, sino aumentarían la de
aquellas donde se incrementó la población. “Si derogamos la ley de (Reinaldo)
Bignone del 82, hay provincias que tienen sobrerrepresentación; deberían tener
dos diputados, que es lo mínimo que fijó la Constitución histórica, según la
base”, advirtió Tonelli en diálogo con Parlamentario.
Pero aclaró que “nos parece que sería ponerlas en una situación de mucha
inferioridad en cuanto al número de diputados. Estamos de acuerdo en que
ninguna provincia reduzca la cantidad de diputados, solo aumentarán las que
están subrepresentadas”.
Lo cierto es que para el debate en comisión se analizarán
tres proyectos presentados sobre el tema, ninguno perteneciente al Pro. Uno
corresponde a la diputada de izquierda Myriam Bregman; otro es de Margarita
Stolbizer (GEN) y el tercero de la radical Carla Carrizo. Las tres iniciativas
difieren en la cantidad de diputados que pasaría a tener la Cámara baja, en
caso de ser aprobadas. Veamos.
300 diputados
De todos, el proyecto más antiguo corresponde a Carla
Carrizo, quien lo presentó el 24 de junio del año pasado. La propuesta de la
diputada de la Ciudad de Buenos Aires establece en su primer artículo que el
número de diputados nacionales será en cada distrito de uno por cada 161.000
habitantes o fracción no menor de 80.500, mientras que el artículo 2° dispone
que después de la realización de cada censo el Congreso actualice la
representación de las provincias, según el resultado del mismo, pero aclara que
se podrá aumentar “pero no disminuir la base expresada para cada diputado”.
“En ningún caso la representación política de los distritos
puede ser menor de 6 diputados, ni inferior a la que cada distrito tiene al 10
de diciembre de 1983”, puntualiza también la iniciativa.
Ahora bien, ¿cómo quedaría la nueva Cámara baja según la
propuesta de Carla Carrizo? Ella advierte que según el criterio que distribuyó
bancas conforme al censo de 1980, si nos atuviéramos al módulo -considerado en
su momento en la Ley 22.847- de 161.000 habitantes o fracción mayor de 80.500
por diputado, y los proyectáramos al resultado del Censo 2010, encontraríamos
que a la provincia de Buenos Aires le corresponderían 97 diputados (en lugar de
los 70 actuales); a Córdoba 21 diputados (en lugar de los 18 actuales); a Santa
Fe 20 (en lugar de 19); a Mendoza 11 diputados (hoy tiene 10); y a Salta 8 (en lugar de los 7 actuales).
Sin embargo advierte la diputada radical que el mínimo
establecido de 5 bancas causa un desfase entre la base poblacional y la
asignación de diputados en cada provincia. Esto beneficia a las doce provincias
que tienen menos de 724.000 habitantes (es el número de habitantes que debería
ser necesario para llegar a los cinco si no hubiera “mínimos”) y la incidencia
de estas bancas bonificadas termina perjudicando a los “grandes”, que están
consecuentemente sub-representados. Por ello propone que las provincias que
actualmente eligen 5 diputados, tengan un diputado más. De acuerdo con el
principio proporcional, la representación de los distritos debe integrar en
forma proporcional a las fuerzas políticas. Esto implica que debe haber un
número de bancas que sea divisible en partes, porque no podemos dividir lo
indivisible. Lo cierto es que hoy las diez provincias chicas eligen 5
diputados, pero por mitades, es decir, 2 y 3 diputados cada dos años. Por este
motivo es que propone para adecuar el principio representativo, es decir que
los mismos resultados cada dos años garanticen el mismo acceso con un piso de 6
diputados: 3 y 3.
Así las cosas, la nueva Cámara baja que propone Carrizo es
la siguiente: Buenos Aires 97 diputados; Catamarca 6; Chaco 7; Chubut 6; Ciudad
de Buenos Aires 25; Córdoba 21; Corrientes 7; Entre Ríos 9; Formosa 6; Jujuy 6;
La Pampa 6; La Rioja 6; Mendoza 11; Misiones 7; Neuquén 6; Río Negro 6; Salta 8; San Juan 6; San Luis 6; Santa
Cruz 6; Santa Fe 20; Santiago del Estero 7; Tierra del Fuego 6; Tucumán 9.
Total: 300 diputados.
324 diputados
El segundo proyecto sobre el tema corresponde a Margarita
Stolbizer y fue presentado el 15 de junio pasado. La norma aclara en primer
lugar que busca dar cumplimiento a lo que establece el artículo 45 de la
Constitución Nacional; mientras que el artículo 2° puntualiza que el número de
diputados por distrito será de uno cada 140.000 habitantes, o fracción no menor
a 70.000, y “en ningún caso se elegirán menos de cuatro diputados por
distrito”.
La propuesta de Stolbizer hace hincapié en “una flagrante
inconstitucionalidad” que resulta de la norma dictada por la dictadura en 1982,
que al establecer un piso de 5 diputados por provincia ha llevado a que,
actualmente, la provincia menos poblada –Tierra del Fuego– teniendo una
cantidad estimada en el último censo nacional de 126.190 habitantes, cuente con
un representante en la Cámara de Diputados de la Nación cada 25.238 habitantes.
“Esta situación violenta el artículo 45 de la Constitución Nacional, que
establece una base de representación de un diputado por cada 33.000 habitantes
o fracción que no baje de 16.500. Siguiendo el criterio constitucional,
entonces, para tener los 5 diputados que actualmente posee, la antedicha
provincia debería contar con un piso de 148.500 habitantes”, lo que resulta de
cuatro diputados cada 33.000 y un diputado por la fracción no menor de 16.500
habitantes.
Por eso es que Stolbizer considera necesario que una ley de
la democracia subsane la actual situación de ilegalidad, atenta a tres
cuestiones: 1) Una nueva repartición de escaños de la Cámara que modifique lo
menos posible la situación actual de aquellas provincias menos pobladas pero
que se adecue a la Constitución Nacional; 2) no ampliar sobre medida la
cantidad de escaños en el Parlamento, puesto que, remarca la diputada del GEN,
“la historia y la ciencia política han demostrado que no existe correlación
necesaria –sino por el contrario– entre incremento de la eficacia legislativa
de los parlamentos e incremento del número de legisladores en ellos”; 3)
ajustar la proporción de los representantes de cada jurisdicción en la Cámara
en base a la correlativa proporción poblacional de cada distrito el total
poblacional del país, atendiendo al crecimiento poblacional dispar de las
diversas regiones en las últimas tres décadas.
Para Stolbizer, resulta indudable la contradicción entre el
principio de representación a partir de una cifra repartidora –y por ello el
principio de que un voto en Jujuy “vale” lo mismo que uno en Chubut o en Buenos
Aires– y el establecimiento de un piso mínimo de representación. Sin embargo,
si elimináramos ese piso manteniendo constante la cifra repartidora que hoy
existe, encontraríamos un Congreso donde las provincias menos pobladas como
Tierra del Fuego o Santa Cruz verían mermada su cantidad de diputados de 5 a 1
o 2, respectivamente. En el otro extremo, si ajustáramos la cifra de
representación para que las provincias menos pobladas mantuvieran
“genuinamente” el número de diputados que hoy poseen y un voto “valiera” lo
mismo en las diferentes partes del país, nos encontraríamos con una cifra
repartidora de un diputado cada 25.200 habitantes –hecho que vulnera la norma
constitucional que establece que la cifra repartidora no podrá ser menor a uno cada
33.000 habitantes– y una Cámara baja de aproximadamente 1.600 miembros.
Otra fuente de distorsión es el hecho que, desde 1983 a la
fecha, no se ha realizado ninguna modificación vinculada a los datos censales,
pese a los cambios poblacionales notorios que éstos mostraban. De este modo, se
ha perjudicado a las provincias que han experimentado un incremento poblacional
desde entonces. Si se adecuara la composición de la Cámara conforme los datos
del censo 2010, sin modificar la normativa de facto la Cámara baja pasaría de
los 257 miembros actuales a 324. Según ese criterio, todas las provincias
deberían tener diputados adicionales por su población, con la excepción de
Catamarca, La Rioja, Santa Cruz, La Pampa y Tierra del Fuego, que seguirían
manteniendo el piso mínimo de cinco diputados.
A su vez, Buenos Aires incorporaría 30 diputados más que los
que tiene actualmente; Córdoba 6; Santa Fe 4; Mendoza 4; Entre Ríos 2; Salta 4;
Misiones 3; Chaco 3; Corrientes 2; Santiago del Estero 2; mientras que San Juan,
Jujuy, Río Negro, Neuquén, Formosa, Chubut y San Luis sumarían solo uno. En
cambio la Ciudad de Buenos Aires reduciría su representación en 4 miembros.
328 diputados
El último proyecto presentado sobre el tema corresponde a la
diputada del Frente de Izquierda Myriam Bregman, que tiene como cofirmantes a
Diana Conti y Omar Plaini. La iniciativa coincide con la de Carla Carrizo en
cuanto a la cantidad de diputados a elegir –uno por cada 161.000 habitantes o
fracción no menor de 80.500 habitantes–. Es muy concreta y ya en su segundo
artículo deja claro cómo sería la conformación por distrito, a saber: Buenos
Aires 100; Ciudad Autónoma de Buenos Aires 25; Córdoba 24; Santa Fe 23; Mendoza
14; Tucumán 12; Entre Ríos 11; Salta 11;
Misiones 10; Chaco 10; Corrientes 9; Santiago del estero 9; San Juan 7; Jujuy
7; Río Negro 7; Neuquén 6; Formosa 6; Chubut 6; San Luis 6; Catamarca 5; La
Rioja 5; La Pampa 5; Santa Cruz 5, y Tierra del Fuego 5.
En los fundamentos, Bregman advierte sobre la
“desproporción” de la cantidad de representantes entre la Ciudad de Buenos
Aires y Santa Fe y Córdoba, los tres con un padrón relativamente similar, y
donde estas dos últimas provincias resultan perjudicadas, por cuanto “la actual
proporción surge del Decreto Ley 19.862 firmado por el entonces dictador
Alejandro Agustín Lanusse y no contempla siquiera que la Capital Federal no
creció demográficamente en los últimos 45 años, mientras que sí lo hicieron las
restantes provincias”.
De aprobarse el proyecto de Bregman, la Cámara de Diputados
pasaría a tener una composición de 328 diputados. Como Stolbizer, la diputada
del PTS usa argumentos de Diego Reynoso, quien cita dos ejemplos comparables
demográficamente con Argentina: Canadá, que posee una población de 34 millones,
la cual está representada en una Cámara baja de 308 miembros; a la vez que
Sudáfrica, con una población de 50 millones, posee una Cámara baja con 400
miembros. Agrega el caso más cercano de España, con una población de 40
millones y una Cámara baja integrada por 350 miembros. Por lo tanto, sostiene
Reynoso, “hay elementos que pueden justificar un incremento del tamaño de la
Cámara baja y adecuarla a la normativa”.
Paridad de género
La propuesta para establecer la paridad de género en el
Parlamento tuvo una velocidad y eficacia digna de destacar. Porque la
iniciativa llegó con fuerza y hoy ya está prácticamente resuelto que avance en
la Cámara de Diputados. Así lo admitió ante Parlamentario el diputado Pablo
Tonelli: “Está resuelto, de manera que va a ser uno y uno”. Confió incluso que
en su bloque hay una mayoría a favor de que la norma salga. Se sabe que él no
está de acuerdo con esta norma, pero se sabe en desventaja.
En rigor, según pudo verificar Parlamentario, muchos
legisladores varones guardan fuertes reparos a establecer la paridad de género,
pero no se animan a revelarse en contra. “Las chicas están en llamas”, graficó
un legislador oficialista.
Habrá que ver qué sucede en el Senado, pero no hay dudas de
que en Diputados será aprobada y podría implementarse a partir de las próximas
elecciones: un hombre y una mujer, 50% y 50% en todas las listas.
El oficialismo quería, eso sí, que la norma fuera incluida
en un proyecto aparte de la reforma política que mandó el Ejecutivo, pero a
instancias del massismo será incorporada.
En cuanto al proyecto para incrementar el número de
diputados, Tonelli señaló que “lo vamos a poner en tratamiento y veremos qué
pasa”. No hay ninguna garantía de que vaya a salir. “No es que esté de acuerdo,
ni en desacuerdo -aclaró el diputado del Pro-. Pero es una manda constitucional
y debemos decidir si seguimos con la Cámara integrada de la manera como dispuso
Bignone… Me parece que esa es otra buena razón para avanzar, porque el gusto de
la Junta Militar no me parece que sea lo mejor”.
De todos modos, ahí sí deberá ser una ley separada respecto
de la reforma política. En caso de aprobarse, ¿se implementaría en las próximas
elecciones? “Sería lo lógico -admitió el presidente de la Comisión de Asuntos
Constitucionales-. A menos que haya alguna cláusula transitoria y se implemente
en 2019.
¿Y el costo fiscal? El plantel de la Cámara se incrementaría
en un número superior a las 400 personas, teniendo en cuenta que cada
legislador tiene un mínimo de dos secretaria/os y tres asesores. Pero fuentes
de Cambiemos adelantaron que deberán “buscarle la vuelta para que el gasto no
se incremente, y en ese sentido puntualizaron que incluirían una cláusula que
diga que el aumento del cuerpo no implicará un incremento de los gastos de la
Cámara baja. Veremos cómo lo hacen.
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