Por Daniel Muchnik
Capítulo 1: ¿De dónde
saldrá el dinero?
Según datos de consultoras privadas, especialistas en seguir
las variaciones estadísticas, el arreglo con las provincias, que consiste en
entregarles el 15% de coparticipación, que venía guardándolo en caja fuerte el
ANSeS, más el cumplimiento moral con más de 400.000 jubilados que pedían
justicia y reivindicación tras gestiones estiradísimas en los estrados, le
costará caro al gobierno.
En total cerca de $ 250.000 millones, cifra que
representan a valores actuales poco más de u$s 16.000 millones.
Es una montaña imponente hacia futuro. Desde el punto de
vista moral y político es un gran paso. El Estado debía, tenía la obligación de
reparar estas injusticias derivadas de la mala praxis oficial, más caprichos
personales, más manejos espúreos, más dificultades de entendimiento, más
inexplicables empecinamientos, más negociaciones secretas y nunca divulgadas.
La ANSeS, que suministraba fondos cada vez que se lo pedían las altas
autoridades, no mostraba las estadísticas de sus propios manejos monetarios.
Era casi un barril sin fondo, utilizando los dineros de la clase pasiva. A tal
punto que entre los especialistas comenzó a crecer el temor de un vaciamiento:
la ANSeS era un ente inescrutable.
El colega Alcadio Oña, en el diario Clarín plantea que hay
técnicos que aseguran que la cifra en danza representa el 63% de la recaudación
impositiva del primer semestre de este año mientras otros conocedores sugieren
que triplica la suma de los gastos en seguridad, desarrollo social y salud en
el mismo período.
Así las cosas será difícil poder cabalgar sobre estos
montos.
Se viene la noche si no se elabora un plan de largo plazo
para sustentar estas decisiones y cuidar eso que para los economistas
pragmáticos es el equilibrio del déficit fiscal. ¿Qué rumbo tomarán para enfrentar
la eventual colisión de los planetas? Colofón: se necesita una millonada. ¿De
dónde sale?
Algunos ven estas movidas del gobierno como una búsqueda
sólida de acuerdos entre la Casa Rosada y las provincias que siempre
repercutirá en las votaciones del Parlamento. Y otros, señalan, con mirada
sospechosa, que lo que hizo el gobierno con los jubilados fue una acción
demagógica.
En un país donde el entendimiento es difícil de alcanzar,
donde los grupos residuales del kirchnerismo gustan poner piedras en el camino,
los argumentos resultan espurios.
Nadie quiere que el edificio se caiga ni que el gobierno
comience a chocar contra las paredes. Pero se requieren pautas, consideraciones
y proyectos para sostener esta reparación de injusticias. No es fácil habida
cuenta que se arrastran políticas públicas malsanas que el kirchnerismo
cristinista potenció.
Capítulo 2: Agrandan
el Estado
Otro tema, que es presupuestario pero también ideológico es
el Plan de Modernización del Estado que se puso en marcha. En la medida que su
esquema ha sido escasamente divulgado surgieron críticas que es bueno tener en
cuenta. El ex-diputado nacional del partido Unidad Popular y economista Claudio
Lozano, hombre que se distingue por saber evaluar con criterio escribió una
nota en La Política on line donde advierte que junto con el despido de 10.000
empleados y la entrada de importantes ejecutivos privados en vez de
racionalizar se ha agrandado considerablemente la dimensión del Estado.
Se dispuso, de esta manera, la creación de 4 nuevos
ministerios, que antes existían con rango de secretarías: Ambiente y Desarrollo
Sustentable, Comunicaciones, Transporte. El Ministerio de Seguridad posee un
total de 6 Secretarías y 17 Subsecretarías (antes había 3 Secretarías y 11
subsecretarías). El doble. Se ha dispuesto una amplísima dimensión cuyas pautas
de acción no se han divulgado como corresponde. El Ministerio de Transporte
pasó de 5 subsecretarías a 11 y el actual Ministerio de Producción saltó de 5
subsecretarías a 14.
Parece que Modernización no es sinónimo de Labor
Racionalizada. Con la división del Ministerio de Economía y la creación de la
cartera de Andrés Ibarra, la de Modernización, la cantidad de Ministerios se
elevó de 17 a 21. De ese total las secretarías se estiraron de 65 a 80 y las
subsecretarías engordaron de 167 a 196.
¿Esta es la nueva Administración estatal que brindaría un
adecuado funcionamiento del Estado? Aparecen naturales dudas. Este nuevo
esquema no despolitiza la administración estatal
como prometió el presidente Macri. Porque
conlleva una renovada burocracia, con expansión de cargos jerárquicos, lo que
implica una mayor politización o mayor compromiso político. Nadie puede creer
que son puestos de carrera, sino designaciones con brújula política.
Tampoco se debe descuidar en un estudio de las modernas
estructuras los conflictos de intereses entre muchos funcionarios y el trabajo
que desempeñan. Por caso, el actual Ministro de Energía, ex presidente de
Shell, ha exhibido en sus primeros pasos una importantísima tenencia personal
de acciones de Shell. ¿Con que pautas actuaría en un conflicto de intereses
entre esa empresa petrolera y los derechos del Estado? La pregunta vale más que
un millón de pesos.
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