El Senado aprobó la
medida por 61 votos
a favor y 20 en contra.
Brasil - La era
de Dilma Rousseff ya es historia en Brasil. El 'impeachment' se concretó este
miércoles con los votos de 61 senadores (necesitaba un mínimo de 54) y decretó
la "pena de muerte política" de la ya ex presidenta, reelegida en
2014, que utilizó estos términos para calificar la destitución como un
"golpe" antidemocrático.
Para los congresistas que votaron en su
contra, primero en la Cámara de los diputados y ahora en el senado, las
maniobras fiscales realizadas por Rousseff en 2015 constituyen un crimen de
responsabilidad y perjudicaron a las cuentas públicas del país.
El 'caso Petrobras', el mayor escándalo de corrupción de la
historia de Brasil, es no obstante uno de los motores del cese de la mandataria
y el que le dio alas de legitimidad en las calles. El gobierno interino de
Michel Temer, que estará al frente del país hasta 2018, también está manchado
por la trama de pagos ilegales repartidos entre cargos políticos de varios
partidos, incluido el PT, directivos de la petrolera Petrobras y ejecutivos de
las constructoras de las obras públicas cuyas concesiones fueron amañadas.
El 'impeachment' de Rousseff, aprobado por la Cámara el
pasado mes de abril y al que el senado dio continuidad en mayo, es el tercero
abierto en la historia de Brasil. El primero, en 1954, derivó en el suicidio
del presidente Getulio Vargas mientras que el segundo, en 1992, primero del
actual periodo democrático, forzó la dimisión de Collor de Mello ante una gran
oposición en las calles.
Rousseff, por el contrario, aguantó en su cargo hasta el final
del proceso, que da pie a un nuevo gobierno del PMDB sin haber ganado nunca
unas elecciones directas, algo que no hizo José Sarney en 1985 ni tampoco
Itamar Franco cuando asumió el mandato dejado por Collor.
En la noche del pasado martes, mientras en Brasilia se
celebraba una sesión que se alargaría hasta la madrugada con los discursos de
42 senadores, en Sao Paulo se registraron enfrentamientos violentos entre la
policía y manifestantes contra el proceso de 'impeachment'.
Algunos individuos llegaron a responder con piedras y
prendieron fuego a mobiliario público después de que los agentes lanzaran
bombas de gas lacrimógeno. Hasta 3.000 personas acudieron a la protesta, según
los activistas que organizaron el acto. La última fase del 'impeachment' a Rousseff,
dirigida simbólicamente por el presidente del Supremo Ricardo Lewandoski,
arrancó el pasado jueves y acumuló más de 70 horas de debate y discursos de
acusación y defensa.
Entre ellos, destacaron los llantos de la abogada Janaína
Paschoal, una de las denunciantes de las irregularidades fiscales de la ex
mandataria, que llegó a atribuir a Dios el proceso de 'impeachment' y pidió
disculpas a Dilma por defender su cese, asegurando que lo hizo también
"por el bien de las nietas" de la propia ex presidenta.
El senador Collor de Melo, que fue víctima de 'impeachment
en 1992, recordó la "tristeza" que supuso su cese y profirió un
discurso confuso que no dejaba muy claro su posición con respecto a Rousseff,
con la que se reunió hace unos días. Aécio Neves, líder de la oposición y ex
presidenciable del PSDB que perdió en el segundo turno de las presidenciales de
2014, aseguró que Rousseff utiliza "los votos que recibió como
justificativo para los actos que tomó" y aseguró que haber sido elegida
"no es un salvoconducto".
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