Por Andrés Schipani
Este año la oposición venezolana continuará impulsando el
referéndum que podría expulsar de su cargo al presidente Nicolás Maduro,
después de que el consejo electoral asegurara que se logró reunir firmas del 1%
de electores necesario para activar la siguiente fase del proceso.
Cientos de
miles de venezolanos hicieron fila para validar un pedido de referéndum
revocatorio que podría destituir a Maduro y propiciar nuevas elecciones.
Sin embargo, el tema clave es si les van a permitir hacerlo.
La entidad electoral, que ha obstaculizado el proceso del voto revocatorio,
validó el lunes las firmas de los votantes pero no fijó una fecha para la
siguiente etapa, que consiste en reunir el 20% de las firmas.
Eso es crucial porque si la votación se realiza antes del 10
de enero de 2017 y Maduro pierde, sería destituido y se convocaría a nuevas
elecciones. Pero si se realizan después de esa fecha, entonces su
vicepresidente actualmente Aristóbulo Istrúriz tomará su lugar,
lo cual mantendría en el poder a los socialistas
que hoy gobiernan.
Henrique Capriles, candidato presidencial en dos ocasiones
que encabezó el proceso de referéndum, ha llamado a los venezolanos a salir a
las calles esta semana para exigirle a la entidad electoral que fije la fecha
para iniciar la recolección de al menos 4 millones de firmas para activar el
plebiscito. "Sólo queda un paso", dijo.
Sin embargo, Tibisay Lucena, directora de la autoridad
electoral, ha pedido una investigación judicial de 1.326 presuntos casos de
fraude de identidad de votantes. Esto ha motivado a altos miembros del
gobernante partido socialista, PSUV, a decir que no habrá plebiscito
revocatorio este año.
"En el 2016 no habrá referéndum, y no por culpa nuestra
. . . porque es un proceso que comenzó con un fraude", dijo Diosdado
Cabello, vicepresidente del PSUV. Jorge Rodríguez, otro vicepresidente que
también es alcalde de un distrito de Caracas, añadió: "No es sólo que no
hay tiempo suficiente para realizar un referéndum revocatorio, sino también que
debido a las irregularidades es legalmente imposible".
En medio de una economía menguante, una elevadísima
inflación, y la devastadora escasez de alimentos y medicinas, las encuestas
sugieren que Maduro sería derrotado si se realiza la votación.
Antes del anuncio del lunes, John Kerry, Secretario de
Estado de EE.UU., instó a Venezuela a "no jugar a demorar" el
referéndum. Pero Francisco Rodríguez, el economista principal para Venezuela de
Torino Capital, expresó que la autoridad electoral "indudablemente tiene
la posibilidad de retrasar el proceso más allá del 10 de enero".
Risa Grais-Targow y Agata Ciesielska, analistas de la
consultora de riesgo Eurasia, dijeron en una nota que, debido a la preocupación
por los problemas sociales y la creciente presión internacional, el gobierno de
Maduro "seguirá haciendo lo mínimo para hacer avanzar el proceso, en vez
de detenerlo completamente".
Las analistas agregaron: "El gobierno no tiene
intención de permitir que este año se produzca una votación revocatoria y
continuará alargando el asunto durante todo el proceso con el propósito de demorarlo
hasta 2017".
Dijeron que la administración está siguiendo al chavismo la
política del fallecido Hugo Chávez, antecesor de Maduro, que sobrevivió a
un referéndum y como tal pretende evitar nuevas
elecciones a toda costa.
Henri Falcón, gobernador centrista del Estado Lara y ex
miembro del partido socialista que rompió con Chávez, y cuyo nombre a veces se
menciona como sucesor Maduro, dijo: "Existe el riesgo de que las personas
se estén cansando, y de que las pequeñas explosiones sociales que vemos todos
los días exploten más violentamente. La paciencia tiene un límite.
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