El Senado de Brasil
necesita los dos tercios de los votos
(54 de 81) para destituir a la
Presidenta.
Brasil - El
Senado de Brasil informó que el juicio político (“impeachment”) para destituir
a la presidenta constitucional Dilma Rousseff comenzará este jueves 25 de
agosto, después de que la defensa de la mandataria entregó por escrito sus
alegatos finales.
El abogado de la defensa, José Eduardo Cardozo, fue
notificado oficialmente de la fecha una vez que presentó un grueso documento,
de 673 páginas, donde la defensa niega que Rousseff haya incurrido en los
delitos fiscales que se le atribuyen.
La defensa confirmó
que convocará a seis testigos. Entre ellos, funcionarios vinculados a la
gestión de los presupuestos en el gobierno de Rousseff, así como Nelson
Barbosa, quien fue ministro de Planificación y de Hacienda con la mandataria.
La parte acusadora tendrá derecho al mismo número de
testigos, pero según anunció esta semana solamente presentará tres, entre
quienes figura el fiscal del Ministerio Público de Cuentas Júlio Marcelo de
Oliveira, quien detectó las maniobras fiscales en las que se fundamentan los cargos.
Para que se apruebe la destitución, será necesario una mayoría calificada de dos tercios (54 votos) entre
los 81 senadores.
Si la mandataria brasileña es absuelta, recuperará el cargo
y el presidente interino Michel Temer debería volver a ocupar la
vicepresidencia. En caso de que Rousseff sea separada definitivamente del
poder, Temer completará el mandato que vence el 1 de enero de 2019.
En la fase final del juicio político que empieza este
jueves, la presidenta Dilma Rousseff responderá por cuatro supuestos “delitos
de responsabilidad” que pueden llevar a su destitución, según se establece en
la Constitución brasileña.
En ninguno de los casos, los cargos formulados contra
Rousseff configuran delitos de tipo penal, pero sí de carácter administrativo y
están tipificados en leyes que regulan el uso del dinero público.
La mandataria, suspendida de sus funciones desde que se
instauró el proceso, el pasado 12 de mayo, ha sido acusada de emitir tres
decretos que modificaron los presupuestos sin autorización del Congreso y de
contratar créditos con la banca pública en favor del Gobierno.
Ambas operaciones están tipificadas como “infracciones” en
la Ley de Responsabilidad Fiscal, en vigor desde el 2000, que reglamenta los
artículos de la Constitución referidos a los presupuestos y en esos casos
establece como pena la destitución y la pérdida de los derechos políticos por
un lapso de ocho años.
En relación a los decretos, la acusación sostiene que
ampliaron el límite de gastos autorizado previamente por el Congreso para el
año 2015 en 1.750 millones de reales (unos 530 millones de dólares), lo cual
aumentó el déficit público en un 1,5 %.
La defensa alega que esos decretos no precisaban de
autorización parlamentaria, ya que se referían a ingresos no contemplados en el
cálculo del presupuesto y que habían sido reservados por el Estado.
En el caso de los créditos, la acusación se refiere a
reiterados atrasos del Gobierno en los depósitos que debía hacer en el estatal
Banco do Brasil para costear diversos programas agrícolas y opciones de
financiación en condiciones preferenciales para ese sector.
El Banco do Brasil era usado como agente de pagos, pero por
las demoras del Gobierno en cubrir ese gasto, la institución se vio en la
necesidad de cubrir esas obligaciones con recursos propios.
Según la acusación, esas demoras generaron elevados
intereses, que debió cancelar el Gobierno, y de ese modo acabaron configurando
créditos con el Banco do Brasil, con lo cual también se habría violado la Ley
de Responsabilidad Fiscal, que veta esas operaciones.
En este caso, la defensa sostiene que en todos los Gobiernos
que antecedieron a Rousseff se registraron atrasos similares y nunca han
llegado a ser considerados como créditos.
También alega que la mandataria no tuvo ninguna
participación directa en esas operaciones, que fueron gestionadas directamente
por los ministerios de Hacienda y de Planificación.
La acusación ha aceptado ese último punto, pero afirma que
aún así Rousseff incurrió en una grave “omisión” que, según la Ley de
Responsabilidad Fiscal, también es condenada con la destitución y la pérdida de
todos los derechos políticos durante ocho años.
La fase final del juicio político comenzará este jueves y
será dirigida por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, como
corresponsable y garante constitucional del proceso.
Según las previsiones del Senado, la votación en que
finalmente se decidirá si Rousseff es culpable y por tanto debe ser despojada
del cargo, se celebrará entre el martes y el miércoles de la semana próxima.
Informe: EFE,
agencias y Agensur.info
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