Por Gabriel Profiti |
La misma Hebe de Bonafini que se convirtió en símbolo por
peregrinar y reclamar justicia para sus hijos desaparecidos en la última
dictadura se paró ahora fuera de la ley en una investigación por una
defraudación millonaria contra el Estado.
Sería una aberración equiparar ambas situaciones, pero sí
refleja la parábola de un país que recuperó la democracia hace 33 años pero
sigue institucionalmente convaleciente.
El argumento de la Presidenta de Madres de Plaza de Mayo fue
precisamente que la Justicia no estuvo cuando la necesitó y ahora descree de un
Poder Judicial que, según su visión, no es independiente del Ejecutivo
conducido por Mauricio Macri.
Así lo afirmó en la carta que le envió al juez federal
Marcelo Martínez de Giorgi. El magistrado investiga el desvío de 200 millones
de pesos destinados a la construcción de viviendas sociales en el marco del
programa Sueños Compartidos a cargo de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Hay 43 imputados, entre los que se encuentra la presidenta
de la entidad, quien finalmente aceptó someterse a la indagatoria luego de
haber movilizado a centenares de militantes, la mayoría kirchneristas, en
repudio a su virtual detención.
La parábola de Bonafini en verdad comienza antes cuando al
menos uno de sus hijos y su nuera emprendieron la lucha armadaen los setenta.
Eso es lo que ella misma declaró en distintas entrevistas.
Valora que hayan sido revolucionarios.
Luego, la dictadura terminó con el estado de derecho, impuso
el Terrorismo de Estado y cometió delitos atroces.
Entre los desaparecidos están sus dos hijos varones y su
nuera.
Sin embargo, hace años que Bonafini viene poniendo su enorme
padecimiento por encima de las instituciones.
Así, no tuvo reparos en instar a tomar los tribunales y
decir que Macri no va a terminar "ni loco su mandato", o que sintió
alegría por el atentado contra las torres gemelas de Nueva York.
La causa por las irregularidades en el programa de viviendas
Sueños Compartidos comenzó en 2011, pero tomó impulso ahora cuando el
kirchnerismo dejó el poder, como otros expedientes.
Cristina Kirchner y sus seguidores vienen denunciando que el
"partido judicial", en complicidad con el nuevo gobierno, los está
acechando.
En plan de victimización, la ex presidenta habla de
"Estado de Derecho de baja intensidad".
Es cierto que el Gobierno de Macri todavía no demostró ser
distinto en torno a la Justicia.
El reciclado de elementos de inteligencia seriamente
cuestionados es una muestra de ello.
Lo que ni Cristina ni Hebe dicen es el enorme aporte a esa
pudrición judicial que hizo el kirchnerismo en doce años, interviniendo de una
u otra manera sobre los tribunales.
De hecho, el primer juez de esta causa fue Norberto
Oyarbide, un emblema de la justicia injusta y soldado al servicio del poder.
Replanteo macrista
Mientras tanto, el Gobierno sigue esperando que los
indicadores económicos comiencen a dar señales de aliento.
Puertas adentro reconoce fallas en la previsión de la
inflación y en la implementación del tarifazo en los servicios públicos.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, pidió a los ministros y
referentes del equipo económico mantener el mensaje positivo de que la
reactivación llegará y la inflación seguirá bajando, pero sin hablar de números
ni plazos específicos.
Lo que más ruido genera en la sociedad es el incumplimiento
de las mieles del segundo semestre y el errático diagnóstico de un 25% de
inflación para todo el año, sumado a las boletas de luz, gas y agua que
llegaron con aumentos superiores a los esperados.
Este panorama negativo alumbró un documento de la renovada
CGT en proceso de reunificación, cuyo título no admite dobles lecturas:
"De mal en peor".
Un par de días antes, prácticamente los mismos actores
habían concurrido a la Casa Rosada para celebrar el anuncio del Gobierno de
reintegro de fondos de las obras sociales que el kirchnerismo había retenido en
el Fondo Solidario de Redistribución.
Quizá ese gesto haya servido para demorar el anuncio de un
paro nacional.
En ese marco, Jaime Durán Barba, histórico socio de Peña en
la política comunicacional macrista, también hizo su aporte al maquillaje
discursivo: pidió priorizar por sobre las metas de inflación el mensaje de la
recuperación del salario, que en teoría, comenzará a plasmarse hacia fin de
año.
Una suerte de catarsis macrista pudo observarse durante la
reunión del gabinete ampliado el jueves en la Casa Rosada ante unos 400
funcionarios.
Allí, el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, reconoció
que lo que más preocupa "desde la macro": la inflación y la marcha de
la actividad económica (recesión).
El ministro desoyó el pedido de Peña de evitar las cifras
-la reunión fue multitudinaria pero cerrada a la prensa- y pronosticó una
inflación de 2% para septiembre y de 1,5% hacia fin de año.
Agregó que todo indica que los factores "no pueden más
que contribuir positivamente a la reactivación".
"Hagamos el inventario de las cosas que hicimos porque
si no, nos reclaman que no estamos haciendo nada por lo que menos tienen.
Evitemos la trampa del 'podrían haber hecho la cosa
mejor'", agregó en el Museo del Bicentenario.
La apertura del encuentro estuvo a cargo de uno de los
coordinadores del gabinete y cerebro económico oficial, Mario Quintana, quien
presentó el Plan Productivo Nacional con el que el Gobierno espera encaminar al
país hacia el desarrollo.
Tal como se anticipó en esta columna, el programa tiene ocho
pilares transversales con tres capítulos adicionales que buscan generar empleo
con salarios altos al estilo de países desarrollados como Australia.
Peña no quiere hablar de plan sino de lineamientos
estratégicos.
Lo cierto es que para su virtual éxito, el Gobierno debe
superar la actual coyuntura.
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