Por Guillermo Piro |
Peter Doig es uno de los pintores vivos más conocidos y
cotizados del mundo. Nació en Edimburgo, Escocia, en 1959, pero creció en
Trinidad y Tobago y en Canadá. Hace poco, Doig terminó en los diarios por una
razón que está lejos de sus éxitos artísticos, como le había ocurrido en el
pasado por sus ventas récord en Sotheby’s: fue citado a declarar por un juicio
que le hizo una persona que asegura que es el feliz poseedor de un cuadro suyo,
pero que Doig sostiene que nunca pintó. Y un tribunal decidió que, para ganar
la causa, Doig debe demostrar que ese cuadro no es suyo.
Nunca había pasado
algo así, al punto que el New York Times habla de “uno de los casos de
autenticación de una obra artística más extraños de la historia reciente”.
La persona que le hizo juicio a Doig –y que pide 5 millones
de dólares por daños y perjuicios y una declaración de autenticidad– se llama
Robert Fletcher, tiene 62 años y es un ex guardiacárcel del Thunder Bay
Correctional Center, que se encuentra a unos 900 kilómetros de Toronto.
Fletcher sostiene que conoció a Doig en 1975, cuando Doig fue llevado al
correccional de Thunder Bay por una causa ligada al uso de LSD, y que en esa
época lo vio pintar el cuadro, una tela en acrílico que representa un desierto.
El cuadro está firmado por “Pete Doige”, un nombre ligeramente distinto al del
pintor escocés.
Fletcher dice que pagó cien dólares por el cuadro y que no
sospechó su precio real hasta hace cinco años, cuando un amigo conjeturó que
podía haber sido pintado por un artista famoso. Fletcher buscó un video de Doig
en YouTube y lo reconoció: ese hombre era el autor del cuadro. Entonces,
decidió contactar a una galería de arte en Ontario, y él y el director de la
galería, Peter Bartlow, analizaron el cuadro y concluyeron que contiene muchos
trazos típicos de las obras de Doig, por ejemplo el paisaje dibujado con líneas
horizontales y la presencia de un lago y de troncos, tan caracerísticos en sus
cuadros. Bartlow mandó una fotografía de la obra a Sotheby’s y allí una experta
reconoció el estilo de Doig.
Doig cuenta otra cosa: que en 1976 él vivía en Toronto y que
jamás pisó Thunder Bay; que recién empezó a pintar sobre tela a fines de 1979 y
que junto a su abogado consiguió individualizar al verdadero autor del cuadro.
Sería un hombre llamado Peter Edward Doige, que murió en 2012. Su hermana,
Marilyn Doige, confirmó que a mediados de los 70 Doige vivía en Thunder Bay y
que pintaba. El New York Times investigó para saber si Doig estuvo preso en el
Thunder Bay Correctional Center, pero la cárcel no tiene archivos anteriores a
1985.
Bartlow sostiene que Doig quiere desconocer esa obra porque
pertenece a un período de su vida que quisiera olvidar. Pero Doig nunca negó
que en el pasado consumió LSD. Ahora Bartlow sostiene otra cosa: que Doig no quiere
admitir que desde hace cuarenta años pinta lo mismo. El juicio comienza el mes
próximo.
Desde este país lejano alentamos a cualquiera de las dos
partes, porque nos parece una historia extraordinaria y nos da exactamente lo
mismo quién tenga razón.
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