Massa cree que es el
principal beneficiado. El ocaso
del kirchnerismo.
Por Ignacio Fidanza |
Se trata de esos acontecimientos que redefinen la política.
La detención de uno de los funcionarios más importantes de los doce años del
kirchnerismo, revoleando bolsos repletos de dólares, al interior de un convento
semi abandonado, ante la mirada escandalizada de un grupo de monjas, supera la
escena más delirante de Tarantino.
“Yo robé dinero, para
venir a ayudar acá, me van a meter preso”, gritaba López mientras desparramaba
millones de dólares. El problema es que la escena confirma todo lo que se dijo
y se sospechaba: Que el kirchnerismo saqueó el Estado, que cobraban las coimas
en efectivo y que ahora no saben que hacer con ese dinero.
Como le explicó una fuente muy importante del mundo de las
finanzas a este columnista, cuando se llega a una encerrona como la que viven
los kirchneristas, la única solución es quemar la plata -sí, como en Breaking
Bad-. Amontonarla en un desierto, rociarla de nafta y prenderla fuego. Así de
sencillo. Pero claro, la codicia pudo más.
En el plano político, acaso todavía sea pronto para
mesurarlo en toda su extensión, pero ya se pueden sacar algunas primeras
lecturas. La escena agudiza la degradación del kirchnerismo a un punto que acaso
ya no tenga retorno y abre un enorme interrogante sobre una eventual regreso de
Cristina Kirchner a la esfera pública para competir en las elecciones del año
próximo.
De manera simétrica le da la razón a aquellos peronistas que
eligieron apartarse de la conducción de Cristina, como Pichetto, Bossio y la
mayoría de los gobernadores. Es razonable entonces esperar una sangría de
legisladores y dirigentes hoy identificados como kirchneristas, hacia esas
cabeceras de playa.
Le da por otro lado la razón a Massa en su argumento frente
a todos aquellos que le piden que regrese al peronismo. “Yo ya pagué el costo
de romper ¿Por qué voy a volver a un lugar donde tengo que dar explicaciones
por la corrupción y La Cámpora?”, suele responderles.
Son posicionamientos tácticos lógicos y cruzados por los
primeros tanteos por las listas del año que viene y la presidencial del 2019.
Pero lo que está claro es que la transición política que inició el gobierno de
Macri al pasar de un régimen populista a una economía de mercado, tuvo su
primera eclosión importante en el peronismo.
Para el Gobierno es una buena noticia porque le saca de
agenda el tarifazo y los efectos mas duros del ajuste. Pero a la vez, acelera
el cambio de piel en el peronismo, que acaso llegue a las elecciones del año
que viene con el kirchnerismo enterrado, y eso lo vuelve un rival mucho más
difícil.
Pero el cambio de época más visible se vivió esta tarde, en
el Congreso. Allí, Pichetto, Massa, y un grupo de gobernadores peronistas,
negociaban la aprobación de los pliegos que propuso el Gobierno para la Corte
Suprema y las modificaciones a la ley de blanqueo y pago a jubilados.
Por primera vez en más de una década, las negociaciones
políticas más importantes del país se cerraban sin la presencia de kirchneristas.
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