Por Gabriel Profiti |
Un juego legislativo para la tribuna sobre la cuestión del
empleo consumió esta semana gran parte de la energía política disponible y
compartió cartel con situaciones más determinantes para la realidad argentina
como la crisis institucional brasileña.
La pulseada está planteada en torno a la aprobación de una
ley antidespidos, que ninguno de los actores en danza considera esencial para
paliar los problemas de empleo, que no son nuevos.
Pero sí es una caja de resonancia para triunfos o derrotas y
también una marquesina para jugadores interesados en posicionarse más que en
encontrar la verdad de la milanesa.
El kirchnerismo no logró juntar quórum para sancionar la Ley
de Emergencia Ocupacional en una sesión especial el jueves en la Cámara de
Diputados, pero tiene otra chance. La pulseada se aplazó hasta la próxima
sesión ordinaria, el miércoles.
Ese día habrá tres dictámenes en danza que llegarán al
recinto: el del Frente para la Victoria que busca prohibir los despidos y
establecer la doble indemnización para empleados que acepten ser cesanteados;
el de Cambiemos que lo rechaza y el del Frente Renovador que incorpora medidas
de estímulo para pymes.
Tras una negociación encarada por los operadores del
oficialismo, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio con Sergio Massa, lo más probable
es que pase el proyecto del FR, lo cual le permitirá al oficialismo ganar
tiempo antes de tener que apelar al veto.
La iniciativa con cambios deberá volver al Senado, pero así
y todo, finalmente se espera que Mauricio Macri aplique un veto parcial a la
prohibición de despidos.
Todo este trayecto provocó un sinfín de reuniones y
gestiones entre el Gobierno, diputados, los sindicatos que impulsaron la
iniciativa y empresarios.
De hecho, el Gobierno forzó a más de 200 ejecutivos a firmar
un compromiso de sostenimiento del empleo por 90 días, justo para evitar una
derrota política. Pero no logró convencer a los sindicatos, cuyos referentes
quedaron en una sala contigua mientras el presidente hacia el anuncio con mal
semblante.
El kirchnerismo que hasta fines del año pasado se oponía a
proyectos de este tenor, ahora busca hacer tropezar a Macri, mientras ve como
su jefa política, Cristina Kirchner es sometida por la justicia a un calvario.
En medio de ese franeleo, cuestiones más trascendentes para
la vida de la gente comenzarán a tratarse la semana próxima con la convocatoria
del Consejo del Salario. Allí se fijará el nuevo Salario Mínimo, se elevará el
seguro del desempleo y quizá el Gobierno habilite una peligrosa discusión para que
puedan descontarse del salario días de paro.
Datos del empleo
El Gobierno sostiene que no se registra al menos en estos
primeros meses una destrucción masiva del empleo. Esos datos fueron
corroborados por Sel consultores, una firma que se ocupa de monitorear la
evolución del mercado laboral mes a mes, sobre la base principal de las
decisiones de empresas líderes.
En diálogo con este columnista, su directora ejecutiva,
María Laura Calí dio estas impresiones:
- Durante 2014 un tercio de las empresas líderes redujo su
dotación y en 2015 un 28% hizo lo propio.
- Este año la situación no empeoró ni mejoró, sigue igual.
El 13% disminuyó en el primer trimestre su personal y en la misma proporción lo
aumentó.
- Un 16% espera contratar personal en 2016 contra un 13% que
espera disminuir, aunque un 35% dice que el gobierno va a favorecer la creación
del empleo.
- Iniciativas como la ley antidespidos son
contraproducentes.
Brasil, corrupción y
después
Como ya se dijo la ley antidespidos parece coyuntural frente
a las previsiones reales sobre la situación del empleo, sobre todo frente el
desempeño de la actividad económica.
El Gobierno confía en que el país vuelva a crecer a partir
de la segunda mitad del año, junto a un descenso de la inflación. Para que la
Argentina vigorice su eventual expansión es crucial lo que ocurra en Brasil, el
vecino y principal socio comercial.
La crisis política que terminó con la suspensión de la
presidenta Dilma Rousseff y la asunción del vicepresidente Michel Temer, sin
embargo, no permite afirmar que es el fin del corcoveo brasileño. Se trata de
un gobierno, de centro, que nace débil.
Temer espera ser convalidado por los gobiernos de la región.
La administración macrista reconoció al nuevo presidente, aunque luego lanzó un
pronunciamiento más culposo, en medio de las reacciones adversas de la izquierda
sudamericana.
Esta semana el ministro de Hacienda Prat Gay estimó que la
contracción económica brasileña, principal mercado de productos manufactureros
de la Argentina, reduce un 1.8% la posibilidad de crecimiento de la economía
doméstica. El saldo comercial con Brasil fue deficitario en 3.000 millones de
dólares en 2015.
La remoción de Rousseff fue adjudicada a la utilización de
préstamos de la banca pública para maquillar el déficit en plena campaña, pero
subyace un entramado de corrupción que excede al Partido de los Trabajadores.
La corrupción también es un eje central de la actualidad
argentina, luego de que Cristina Kirchner fuera imputada por cobrar presuntas
coimas con su hotel Los Sauces a Lázaro Báez y Cristóbal López y procesada por
la venta de dólar futuro.
El kirchnerismo jura que es objeto de persecución política y
probablemente tenga razón con el juez Claudio Bonadio, pero en 12 años los
Kirchner solo promovieron la opacidad del Estado.
En la sesión del próximo miércoles, cuando la Ley
antidespidos hará sonar los tamboriles, también se prevé el tratamiento de la
ley de Acceso a la Información Pública.
Se trata de una de las bases de la transparencia en el
Estado. Está comprobado internacionalmente que a mayor transparencia, menor
corrupción en la función pública. Así, Macri que está acusado desde el inicio
de su mandato por causas como los Panamá Papers, puede dar señales claras en
este apartado crucial.
En caso contrario el destino está marcado para la mayoría de
los presidentes de la democracia: Menem, De la Rúa, y Cristina ya dejaron el
camino marcado en tribunales.
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