Por Gabriel Profiti |
Un peronismo todavía sin liderazgo claro tras la derrota
electoral hilvanó esta semana dos sonoros llamados de atención al gobierno de
Mauricio Macri: la aprobación de la denominada Ley antidespidos en el Senado y
la convocatoria-protesta de una CGT mucho más homogénea que en el pasado
reciente por el Día del Trabajo.
Esta postura confrontativa del PJ -tanto en su faceta
legislativa como sindical- coincide con el fin de "la Luna de miel"
que acompañó al presidente en el inicio de su mandato, pero cuando todavía no
agotó su período de gracia.
Macri ya no cuenta con los mismos niveles de aceptación de
los primeros meses de Gobierno, pero un sector significativo de la sociedad aún
confía en que se cumplan sus promesas de que la realidad económica del país
mejorará en un futuro inmediato.
Ese "changüi" también se funda en la herencia
macroeconómica dejada por el kirchnerismo -inflación y déficit fiscal elevados-
que el nuevo modelo busca corregir con una serie de decisiones que inicialmente
impactaron negativamente en los bolsillos.
El escenario de medidas antipopulares, gobierno no peronista
y promesas con fecha de vencimiento hicieron que ese movimiento obrero
desmembrado y de baja combatividad de los últimos años -al menos hasta la
ruptura de Hugo Moyano con Cristina Kirchner- resurgiera ahora sin una
declaración de guerra pero con amenazas.
"No somos enemigos del Gobierno, sí somos enemigos de
las políticas que implemente el Gobierno en contra de los trabajadores",
advirtió el líder camionero en el discurso que cerró un multitudinario acto por
el Día del Trabajo.
Moyano fue el último orador de una jornada que reunió a
dirigentes que abrevaron en el kirchnerismo hasta el final y los que decidieron
romper tanto en la CGT peronista como en la CTA.
Estuvo ausente el gastronómico Luis Barrionuevo quien no
figuraba en la lista de oradores y, según sus palabras, se rehusó a compartir
acto con "los mariscales de la derrota".
El sindicalismo peronista les complicó las cosas a los dos
presidentes no surgidos del PJ electos desde el retorno de la democracia: Raúl
Alfonsín, quien sufrió trece paros generales, el primero a los nueve meses de
gobierno, y Fernando de la Rúa, cuya administración fue blanco de nueve huelgas
en dos años.
Es cierto también que ninguno de los dos mandatarios
radicales acertó con los planes económicos. Macri cuenta con la experiencia de
saber cuáles fueron las medidas erradas y que el peronismo es un animal
entrenado para oler sangre.
La unificación del movimiento obrero estaba encaminada desde
la asunción de la nueva administración, mientras que el PJ consagrará en diez
días a la fórmula José Luis Gioja y Daniel Scioli para conducir al partido
fundado por el General Perón, aunque eso no implica que haya un líder
indiscutido ni que todas los dirigentes estarán con los pies en el plato a
partir del 8 de mayo.
Según sus allegados, Scioli reactivó su agenda en los
últimos días con la intención de ocupar esa vacancia pero no es una figura que
hoy pueda fijar posición por el conjunto.
Cristina Kirchner, en tanto, dejó abierta la convocatoria a
un Frente Ciudadano, que en primera instancia no parece pensado para cantar la
marcha popularizada por Hugo del Carril.
Complica además a la expresidenta el frente judicial. Las
múltiples revelaciones surgidas de la causa por la "ruta del dinero
K" y la posible reactivación del expediente Hotesur, ahora bajo la batuta
del juez Julián Ercolini tras el desplazamiento de Daniel Rafecas, seguramente
le jugarán en contra.
De todos modos, el PJ dio esta semana una muestra de unidad
que no había exhibido previamente en esta etapa. Usó su abrumadora mayoría en
el Senado para asestarle al Gobierno la primera derrota legislativa con la
aprobación de la Ley antidespidos.
Ese proyecto que prohíbe las cesantías y suspensiones por
180 días es rechazado enfáticamente por el Gobierno y las organizaciones
empresariales y ahora deberá ser analizado en la Cámara de Diputados. En ese
hemiciclo, será clave la postura del Frente Renovador, aliado circunstancial
del oficialismo.
"Por ahora está más cerca de votar el proyecto aprobado
que de rechazarlo, pero también quiere que las pymes sean contempladas",
señalaron fuentes del entorno de Sergio Massa, quienes aclararon que este fin
de semana sostendrá reuniones con legisladores para suavizar diferencias
internas y sentar posición sobre ese debate.
Macri, a través de sus principales operadores políticos,
había apostado a negociar directamente con los gobernadores y al mismo tiempo
mantener dividido al PJ, pero con este proyecto encontró un límite y ahora se
expone a pagar el costo de vetar la ley.
Perseguido por la etiqueta de que gobierna solo para ricos y
grupos concentrados, el Presidente anunció una agenda social con paliativos
para los sectores vulnerables, más un amplio programa de construcción de
viviendas y la reactivación de obras públicas a partir de la apertura de grifos
externos al crédito.
En ese contexto, el proyecto antidespidos configura una
norma coyuntural y un mensaje del PJ. El futuro inmediato de la administración
de Cambiemos y de la postura del peronismo depende de que la inflación baje y
la actividad se recupere.
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