Margarita Barrientos, desairada por el Papa. |
Por Giselle Rumeau
O al Papa Francisco lo están asesorando mal o su antipatía
política hacia el presidente Mauricio Macri es una realidad que supera toda
interpretación de sus facciones y gestos. Una revelación de la dirigente social
macrista Margarita Barrientos realizada ayer en el programa Desayuno Americano, que conduce por el canal América Pamela David, dejó al
descubierto las preferencias en el protocolo del Sumo Pontífice a la hora de
conceder audiencias.
Barrientos, que alimenta a cientos de chicos en su comedor
Los Piletones de Villa Soldati, sorprendió al relatar que en marzo del 2013, a pocos días de que Jorge Bergoglio inicie su gestión como Obispo de
Roma, viajó al Vaticano para conocerlo con una reunión acordada. Pero el Papa
no la recibió.
La dirigente, que suele mostrarse junto a Macri e incluso lo
recibe cada Navidad en su comedor, pensó que el prelado estaba ocupado pero al
darse cuenta de que la corrían del corralito para que recibiera a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo,
Estela de Carlotto, y al entonces legislador kirchnerista Juan Cabandié, no tuvo dudas: el desplante, dice, fue por su vinculación con el Presidente.
"Avisé con tiempo que iba. Un empresario nos pagó el
viaje. Fuimos con el orfebre Juan Carlos Pallarols y la periodista Karina
Villela. Teníamos la audiencia. Entramos con la tarjeta celeste, para
sentarnos. En un momento vinieron y nos sacaron. Me dijeron que había prioridad
para otra gente que había ahí. No me sentí mal en absoluto. Pensé estará ocupado", relató la
dirigente social.
El miembro del panel, Luis Novaresio, leyó al aire los
mensajes que estaba recibiendo de Villela. "Estábamos ubicados en el
sagrario. Y al lado de Margarita estaba la señora de Carlotto. De una manera
espantosa nos sacaron del lugar sin ninguna explicación. Nos faltaron el
respeto", dijo la periodista.
Para Barrientos "fue una experiencia triste".
"Nos sentimos muy maltratados. Dejé una carta que le había escrito al
Papa. Nunca me la contestó", contó, y dio su versión sobre la situación:
"Tiene que ver con la política, desgraciadamente. Esa parte sí me dolió un
poco".
Durante la entrevista, la producción del programa se
comunicó con el ex embajador ante el Vaticano Eduardo Valdés, quien relacionó
el incidente con "una falla de la Guardia Suiza" y se comprometió a
hacerle compañía a Margarita en una futura visita a Francisco.
Pero las declaraciones de Barrientos ya habían generado un
torbellino mediático, en medio de la polémica por la audiencia privada que el
Papa le concedió para fin de mes a la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe
de Bonafini. Es que la polémica dirigente kirchnerista involucrada en la causa
que investiga el presunto delito en el manejo de millones de pesos estatales
para la construcción de viviendas a través del programa Sueños
Compartidos de la Fundación de su organización siempre se había mostrado
feroz con el Papa: "La basura va junta, Macri, Bendini y Bergoglio. Son
fascismo, son la dictadura misma", dijo en varias oportunidades.
Cuando a los pocos días de asumir en el Vaticano, el
kirchnerismo se dio vuelta en el aire y cambió de opinión sobre Bergoglio,
Bonafini le envió una carta con elogios y pedido de disculpas. Ahora va por la
foto, quizá con la intención de encontrar algún tipo de protección política
ante un avance judicial de esa causa.
Un analista avezado podría decir que Bergoglio, al ser el
jefe de Estado del Vaticano, debe privilegiar los contactos con las dirigentes
de instituciones que trascienden el ámbito local y que tienen una reconocida
trayectoria en el mundo, como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Y tendría
razón. Pero no menos cierto es que el Papa viene recibiendo sin inconvenientes
a varios dirigentes kirchneristas que nada tienen que ver con la política
internacional e que incluso están involucradas en causas judiciales, como
Milagro Sala, a quién además le envió un rosario a la cárcel donde está
detenida.
Aunque no les gusta decirlo en voz alta, en el Gobierno
saben que Bergoglio tienen una mala opinión de Macri porque "tiene el
prejuicio de que va a gobernar para los ricos". El gesto amargo que se vio
en las fotos del Sumo Pontífice junto al Presidente, cuando lo recibió en el
Vaticano a fines de febrero no fue producto de un mal día. Habrá que ver qué
actitud tomará ahora el Papa cuando Macri viaje a Roma para participar de la
canonización del cura cordobés José Gabriel Brochero, el próximo 16 de octubre.
0 comments :
Publicar un comentario