Por Fernando González |
En el arranque de la era kirchnerista fue la versión del
cuento chino. El propio Néstor Kirchner y sus ministros alimentaron el rumor
que imaginaba a China prestándonos 20.000 millones de dólares para pagarle al
FMI y achicar sustancialmente nuestra deuda externa. Ya sabemos cómo terminó
todo aquello. Recién con Cristina llegaron los yuanes pero para tapar una parte
del agujero que habían producido el desastre del cepo cambiario y la fuga de
dólares por el desabastecimiento energético.
Sin cepo y cauterizada la deuda en default, la gran apuesta
que comenzó a promover el gobierno de Mauricio Macri es el blanqueo de
capitales que el Presidente va a anunciar mañana. Los funcionarios hablan de
esa medida como la gran salvación que nos permitirá atravesar el Jordán de la
inflación, el déficit fiscal, el financiamiento y el enfriamiento de la
economía que conduce al desempleo. Los más moderados hablan de cifras que
varían entre los 10.000 y los 20.000 millones de dólares que podrían blanquear
los argentinos que poseen dinero no declarado en el exterior. Pero hay
optimistas que suben los pronósticos hasta los 50.000 millones y también
algunos temerarios que, sin ponerse colorados, elevan el cálculo hasta los
100.000 millones.
Siempre que cambian los gobiernos, los recién llegados se
llenan la boca con los supuestos 400.000 millones de dólares que los argentinos
guardan en el extranjero. Pero cada blanqueo que hubo en las últimas décadas no
consiguió repatriar más que algunos pocos miles de millones. Macri y sus ministros
creen que al impulso de los cambios económicos que impuso el gobierno actual se
van a sumar la dinámica de los Panamá Papers y la presión global para
transparentar los movimientos financieros internacionales como herramientas de
seducción para el regreso de los capitales. De todos modos, será prudente para
el futuro de la Argentina que el blanqueo sea una apuesta más de un plan
económico integral y no el salvavidas solitario del que dependan las
posibilidades del ansiado despegue y del desarrollo.
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