Por Germán Gegenschatz |
Argentina y el mundo transitan tiempos de cambios
relevantes. La idea es proponer un enfoque local y del contexto mundial, para
vivir el presente con una mirada menos apasionada y más realista.
La salida del cepo cambiario fue el arranque del gobierno.
En simultáneo se gestaron un sinnúmero de medidas. El fin del default declarado
en el 2001 empezó con tempranas tratativas ya en enero y se van terminando con
los acuerdos logrados con los últimos acreedores a fines de abril.
A principios de abril se actualizó el fondo de desempleo,
congelado desde el año 2006 en $400, elevándose el subsidio a $3100. En el
mismo mes se extendió la Asignación Universal por Hijo a los Monotributistas,
bajo el proyecto denominado Ingreso Ciudadano para la Niñez (INCINI), derecho
incondicional y universal a una suma determinada de dinero por hijo hasta los
dieciocho años. Casi en el mismo momento, el 19 de abril, ingresó al congreso
el proyecto de devolución del IVA a ciertos alimentos, para jubilados y
pensionados que cobran la mínima y beneficiarios de la AUH. Al mismo tiempo se
bajaron las retenciones al sector agropecuario, a la minería y a ciertas
actividades industriales. Todas estas medidas se fueron gestando también desde
el inicio del año.
Ya en mayo, el Gobierno comenzó a firmar, con las primeras
cuatro provincias, el acuerdo para la devolución del 15% de la coparticipación
retenida desde 1992 para financiar la Anses, en cinco cuotas del 3% desde 2016
a 2020.
En estos días el gobierno anunció, logrando un extenso apoyo
político, la iniciativa legislativa que abarca tres aspectos claves: Bono del
Bicentenario (conocido como blanqueo de capitales), ingreso universal a la
vejez y pago de los juicios de jubilados contra la Anses. Este proyecto es
sumamente importante, se pasa del freno puesto por Cristina Fernández al pago
del 82% móvil a jubilados a pagar todos los juicios y reconocer la
actualización de jubilaciones también a quienes no iniciaron juicios y se
propone una estrategia completa de exteriorización de capitales bien distinta a
lo conocido hasta el momento en la materia.
En cuanto al Bono del Bicentenario, es una iniciativa para
obtener fondos destinados al pago de holdouts, a la restitución a las
provincias y CABA del 15% retenido de la coparticipación federal como aportes a
la ANSES y del 1,5% con destino a la AFIP, al financiamiento de la modificación
del sistema tributario nacional y de coparticipación federal y para la
financiación del Plan Belgrano de infraestructura en las provincias del Norte
Argentino.
Más allá de críticas y planteos morales que escuchamos
contra este y todos los blanqueos, lo cierto es que en este caso: existen
beneficios previstos para los que cumplieron sus obligaciones fiscales desde
antes es decir, para quienes no accedieron a planes de facilidades de pagos
anteriores, ni blanqueos, un aumento de la base para el pago del impuesto a los
Bienes Personales (que venían a valores congelados desde 2007) y están
excluidos quienes fueron funcionarios antes del 31/12/15, entre otros aspectos.
Es decir, es una norma para ver con detenimiento sabiendo que, seguramente,
tendrá cambios tras su tratamiento legislativo. Tampoco debe escapar el impulso
positivo que recibe esta normativa por el hecho que en dos años, será ya muy
difícil tener patrimonios en “negro” dado la firma, por parte de prácticamente
todo el mundo, de los protocolos de transparencia para a ser aplicados en el
2018, con lo cual esta puede ser la última oportunidad para exteriorizar
capitales al fisco.
Vivimos intensamente el reacomodamiento macroeconómico.
Entiendo que es una etapa necesaria e inevitable para cualquier heredero del
Kirchnerismo, clara consecuencia de errores del pasado, con sus efectos nocivos
recargados por la malintencionada postergación de soluciones. Los problemas
eran sabidos, pero la élite desplazada del poder el 10 de diciembre, con toda
la intención, los ocultó y no hizo nada por solucionarlos, así agravaron la
situación a cualquier gobierno que lo sucediera, al tiempo que sazonaron un
escenario político de caos y confusión, para transferir culpas propias a las
nuevas autoridades y para optimizar sus chances de supervivencia y retorno al
poder.
Más allá de las opiniones políticas de cada uno respecto de
cada medida mencionada, los hechos observados en su conjunto demuestran que en
los primero cinco meses se fueron gestando y sucediendo, en simultáneo, algunas
decisiones tendientes a reordenar la macroeconomía y otras dirigidas a paliar
los efectos de la inflación y el sinceramiento tarifario en la economía de cada
hogar.
Está claro que ahora la redistribución del ingreso se
plantea desde variables macroeconómicas ordenadas, que ambas cosas se están
ejecutando al mismo tiempo y que la velocidad de los cambios, la diferencia de
estilos de conducción del proceso político y de su comunicación, generan
críticas, pero también expectativas de todo tipo. Quizás por esta razón haya
lecturas tan encontradas frente a los mismos hechos entre los diferentes
actores sociales, económicos y políticos y quizás por esta razón también los
principales dirigentes sindicales y empresarios y sus organizaciones están
repasando el escenario todo el tiempo, sin adoptar decisiones apresuradas y
terminantes.
El contexto político general esta signado por las apetencias
de grupo de cara al 2017, año de elecciones intermedias, por las urgencias
“judiciales” y por las responsabilidades concretas en la gestión estatal.
Cuanto más alejado del ejercicio del poder o cuanto más comprometido se está
frente al accionar de la justicia, más sesgadas y destempladas son las
opiniones y las acciones que se promueven y en algunos casos, se llevan
adelante.
Nuestra vida como Nación, nuestra necesidad imperiosa de
recibir inversiones productivas para reactivar la economía, transcurren en un
mundo que, como dijimos, también está inserto en una ola de cambios. En una
Europa de por sí complicada el Reino Unido vota si sigue o no en la Unión
Europea el próximo 23 de junio. Estados Unidos cambia de gobierno en noviembre
y cuenta con un candidato como Trump que abre por lo menos demasiadas
incógnitas. Brasil está inmerso en una crisis muy profunda. Países tales como
nuestro vecino Uruguay y también Panamá, Hong-Kong, Suiza, Luxemburgo entre
muchos otros estados, se verán afectados en sus ingresos económicos con los
protocolos de transparencia que estarán vigentes a nivel global para el 2018.
En este marco bien complejo Argentina debe exportar y además
ser elegida para inversiones productivas, entonces creo imprescindible tener
paciencia y prudencia ciudadana y ejercer todos nuestros derechos con la mayor
responsabilidad, tomando conciencia que todos habitamos este suelo y debemos
salir adelante aprovechando la riqueza de las diferentes opiniones y aportando
la mejor buena voluntad.
© C&P – Comunidad
y Política
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