Por Gonzalo Muñoz
Barallobre
“Manual de antiayuda” nos propone una nueva manera de leer al
filósofo rumano. La obra de Emil Cioran, de trazado irregular y fragmentario,
encuentra en el libro de Alberto Domínguez un nuevo punto de vista, más
sistemático y sencillo, para que cualquiera pueda conocer los entresijos del
gran genio de la decepción.
El nombre de Emil Cioran brilla como un ónix negro dentro de
la historia de la Filosofía, y lo hace porque pocos pensadores han llegado a su
pesimismo. Los títulos de sus obras ya ponen al lector sobre la pista: Del inconveniente de haber nacido, Breviario
de podredumbre, En las cimas de la desesperación, Ejercicios negativos,
etc. En 1911 abrió los ojos en Rumanía, pero siendo joven viajó a París y se
instaló en esta ciudad. En ella, y en francés, desarrollaría su obra
filosófica. Sin hogar fijo, viviría en diferentes pensiones, llevando siempre
consigo un retrato de Schopenhauer. Un día, la encargada de limpiar las
habitaciones le preguntó que si era su abuelo, y él contestó que, en cierta
manera, sí. Algo que sus obras confirman: lee a Schopenhauer, lo trabaja bien y
toma muchísimo del padre de El mundo como voluntad y representación. Y lo que
parecía imposible, Cioran lo consigue: logra ser aún más oscuro que su maestro.
Qué cuenta
En las primeras páginas de este libro, se señala que Cioran
es un autor aún poco conocido en nuestro país. Ciertamente, no es un filósofo
al que la Academia quiera y cuide, reservándole un lugar en sus planes de
estudios, pero sí tiene un lugar entre los lectores, algo que confirma el que
toda su obra esté disponible –ni más ni menos que en una editorial como
Tusquets– y que varios de sus libros cuenten con varias ediciones. Lo que sí es
cierto es que la misma, por cómo está escrita, en fragmentos, y el número de
libros en los que se despliega, corre el riesgo de ser mal leída, en el sentido
de que el lector piense que se encuentra ante unos apuntes filosóficos y no
ante una filosofía completa y bien definida. Contra esta dificultad parece
estar escrito este Cioran. Manual de
antiayuda, ya que en sus páginas su pensamiento se expone de manera
sistemática, aunque tal vez de manera excesivamente escolar.
Por qué hay que
leerlo
En primer lugar, porque Cioran es un autor al que merece la
pena conocer, se esté o no en sintonía con su pesimismo. Y en segundo lugar,
porque no hay nada obsceno en sentirse decepcionado y en guerra con la
realidad. En esa decepción y en esa guerra, Cioran era maestro, y
paradójicamente leerle no produce un efecto desalentador; al contrario,
funciona como un veneno que tonifica, que eleva y redirige, que ayuda a digerir
las trampas que habitan el día a día y el vacío en el que nuestra sociedad
parece flotar sin conseguir dar una respuesta. Extraña medicina, sí, pero
funciona. Algo tiene su oscuridad de liberador que merece la pena que todo
hombre conozca, y esta obra de Domínguez no lo puede poner más fácil.
© Filosofía Hoy
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