Rebelión en la granja, la gran obra de George Orwell contra el
fanatismo y el totalitarismo
George Orwell refleja su lucha contra el totalitarismo y la corrupción del poder en una novela grandiosa como Rebelión en la granja. |
Por Jaime Fernández-Blanco Inclán
Por si algún despistado no conoce la obra, Rebelión en la granja es probablemente
una de las críticas noveladas más brutales que se han escrito jamás contra el
totalitarismo y la corrupción del poder, y más concretamente, contra la
situación vivida durante los años 1924-1953, cuando la URSS quedó aprisionada
bajo la bota de Josif Stalin.
Orwell, socialista y partidario en sus orígenes del
comunismo, fue sin embargo (a raíz de su participación en la Guerra Civil
española en las filas del Partido Obrero de Unificación Marxista, POUM,
aplastado por los comunistas), un declarado antiestalinista que consideraba que
el “Zar rojo” había destruido los ideales revolucionarios y convertido la Unión
Soviética en la más sangrienta y hermética dictadura del siglo XX.
¿Qué tiene que ver esta situación con la historia de una
granja? Bien, todo.
Ideas y conciencia
Rebelión en la granja
es una fábula en la que todos los animales son el alter ego de personajes
famosos de la historia, y su trama es un fiel reflejo de lo ocurrido en la
Rusia Soviética y la Segunda Guerra Mundial durante la primera mitad del siglo
pasado.
La acción se desarrolla en la granja del señor Jones, donde
los animales van tomando poco a poco conciencia de su especial situación y de
la necesidad de cambiar cosas si quieren dejar de ser pobres y explotados. Las
ideas sobre libertad e independencia vienen de la mano de Mayor, un anciano e
idealista cerdo que convence a los demás animales de que el único camino para
la prosperidad es la lucha y expulsión de los humanos de la granja, que pasarán
a regentar ellos mismos en igualdad de condiciones, derechos y
responsabilidades. Mayor muere, pero no sus ideas. Su mensaje cala fácilmente
entre los demás animales, especialmente entre dos cerdos: Snowball, que se
encarga de incentivar al resto de especies para que lleven a cabo la revolución
y dirigirla en su primer año, y Napoleón, ladino y peligroso líder en la
sombra.
Jones es expulsado de su propia granja y los animales toman
el control, erigiéndose los cerdos como líderes y vigilantes del nuevo orden
por ser los más inteligentes, estableciendo una serie de mandamientos que
velarán por la igualdad de la comunidad. Al principio todo parece un paraíso;
hay más y mejor comida, se trabaja en armonía y se respira un aire de esperanza
y orgullo entre todas las especies: cerdos, caballos, ovejas, gallinas... Y
claro, todo es tan bello que, nadie ve las nubes en el horizonte.
Fabulación histórica
Bajo este panorama el libro nos ofrece una terrible fábula
íntimamente ligada con la realidad, en la que poder, la corrupción, la crueldad
y el totalitarismo quedan reflejados por completo, con todos los ingredientes
que la historia del siglo XX nos demostró por la fuerza.
Las luchas de poder, el precio de la ignorancia, la falta de
respuesta al abuso o la ausencia de principios morales como herramienta para alcanzar
los fines golpean al lector en este pequeño libro, que página tras página deja
de parecer un hermoso cuento lleno de animalitos para transformarse en una
bomba cargada de realismo que sacude nuestra conciencia sin ningún miramiento.
Sus protagonistas van desarrollando personalidades que nos retrotraen a las
páginas más negras de la Rusia soviética con una exactitud velada que pone los
pelos de punta por el contexto de candidez en el que a priori se desarrolla, y
es que ahí está el gran mérito de Orwel: mostrarnos la parte más dura del mundo
bajo su apariencia más dulce.
Rebelión en la granja
es una magnífica analogía que nos muestra, de un modo sutil y directo al mismo
tiempo, la corrupción del poder y los peligros que el mismo conlleva. El
control absoluto, el fanatismo, el dominio de la ley, la mentira, la
propaganda, la crueldad, la violencia, la manipulación de la ignorancia, etc.
Todos los elementos están en la novela en las voces y acciones de estos
animales que se comportan como “humanos, demasiado humanos” y que nos dicen
tanto o más que un tratado sesudo sobre el tema. Esa es la genialidad de esta
obra. El afrontar la realidad histórica mediante un entorno y un contexto que
bien podría ser propio de un cuento infantil.
No es una sorpresa que Rebelión
en la granja, publicado en 1945, se haya convertido en un auténtico
superventas a lo largo y lo ancho del mundo, llegando a ser considerada la gran
obra de Orwell y rivalizando, cómo no, en fama y fieles con la otra gran novela
del autor británico, 1984. Multitud
de escuelas de todo el mundo han hecho uso de este libro como manera de acercar
a los más jóvenes a la realidad del siglo XX. Si bien cualquier lector, grande
o pequeño, puede disfrutar de este libro, no cabe duda de que aquellos que conozcan
el desarrollo de la Revolución rusa y su historia lo harán infinitamente más,
al reconocer en sus rústicas páginas uno de los mejores análisis de las
particularidades de los sistemas totalitarios que nos ha brindado la
literatura.
Más allá de la novela
Debido a su éxito, Rebelión
en la granja ha sido llevado al cine en dos ocasiones. La primera fue en
1954 de la mano de Joy Batchelor y John Halas, quienes realizaron un soberbio
film, a imagen y semejanza de las películas de Walt Disney Pictures, que nos
narra las aventuras/desventuras de la Granja Animal a través de dibujos
animados. Por su parte, la versión de 1999 de John Stephenson nos traslada a la
misma granja, esta vez con animales y actores reales, si bien en ambos casos la
trama difiere ligeramente del libro original.… Lo mejor es y será adentrarse en
las páginas originales de Orwell y disfrutar de su historia como se merece.
© Filosofía Hoy
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