El Partido del Movimiento
Democrático (PMDB) tratará el alejamiento del oficialista PT porque “este
proyecto
que está hundiendo a Brasil".
Brasil - "Voy
a votar la salida definitiva del PMDB (Partido del Movimiento Democrático
de Brasil" del Gobierno. Espero que los demás miembros del Directorio
Nacional, en su gran mayoría, voten en ese sentido", fueron las palabras
con las que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados de Brasil y
referente del aliado principal del PT, llamó a sus compañeros partidarios a
romper la alianza con la administración de Dilma Rousseff.
Cuhna aseguró, sumamente crítico con el Gobierno de
Dilma, que "el PMDB tiene que tener compromiso con lo mejor
para el país" y consideró que "no tiene que continuar ayudando al
proyecto del PT, con el cual gran parte de sus miembros no
concuerda".
"El PMDB no tiene que ser parte de ese proyecto y
sólo servir para dar apoyo parlamentario a las medidas y propuestas del propio
PT. No tenemos compromiso de seguir vinculados con este proyecto que está
hundiendo a Brasil", dijo, categórico, el líder del PMDB en
Diputados.
La postura de Cunha representa al sector más
intransigente del partido respecto de la continuidad de la alianza con el PT,
aunque hay otros dirigentes que piensan que no se debe abandonar el
Gobierno.
"El PMDB siempre ha tenido como característica contar
con grupos divergentes en su seno. Esa es la realidad del PMDB. Algunos pueden
romper pero no habrá un desembarque total", afirmó Jaques Wagner,
otro de los integrantes del partido y secretario personal de la
Presidencia.
El presidente del partido, Michel Temer, quien
también se desempeña como vicepresidente de la Nación, no participará de la
Convención Nacional, aunque habilitó a los miembros del partido a reunirse el
próximo 29 de marzo para discutir el quiebre con el PT.
La semana pasada rompieron con la coalición de gobierno los
partidos Republicano Brasileño (PRB) y Laborista Brasileño (PTB), que en
conjunto suman 40 de los 513 escaños de la cámara baja.
El PMDB cuenta con 69 diputados, de modo que si se concreta
la ruptura el gobierno habría perdido más de 100 votos en cuestión de días, y
en momentos en que la cámara baja se apresta para decidir si propondrá que
Rousseff sea sometida a un juicio político.
El trámite de ese proceso está ahora en manos de una
comisión de 65 diputados que analiza si existen méritos jurídicos para avanzar
hacia un juicio, que la oposición fundamenta en unas irregularidades fiscales
que supuestamente el gobierno cometió en 2014 y 2015.
Esa comisión presentará un informe al pleno de la Cámara de
Diputados, que por una mayoría calificada de dos tercios (342 votos) decidirá
si archiva la causa o la remite al Senado.
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