El gobernador cuenta con 22 diputados nacionales que se alejarían del kirchnerismo dejando a Cambiemos
como primera minoría.
Salta - El bloque
de diputados del Frente para la Victoria podría dividirse cuando empiecen las
sesiones ordinarias, con una minoría referenciada en los gobernadores y más
acuerdista con Mauricio Macri.
El impulsor de la fractura es el gobernador de Salta Juan
Manuel Urtubey, quien el viernes se reunió con Sergio Massa y Diego Bossio como
parte de su carrera para presidir el Partido Justicialista.
El primer coletazo será en la Cámara de Diputados, donde el
bloque del Frente para la Victoria que conduce Héctor Recalde sigue la agenda
de La Cámpora e ignora por completo las urgencias de los gobernadores.
Si bien el rechazo a los primeros decretos unió a la bancada
en algunas conferencias, las últimas movidas fueron sin consultarlos, como el
abrazo al Congreso para reclamar extraordinarias.
Los camporistas repudiaron el acercamiento de Urtubey a
Massa por lo que la relación ya no tiene retorno. El salteño debió salir a
armar y un primer punteo lo dejó con una base de 22 diputados, sobre los 98
ostentados por el Frente para la Victoria.
La ruptura dejaría al frente Cambiemos como primera minoría,
un golpe de efecto para los resabios del kirchnerismo.
Además de los dos salteños (Pablo Kosiner, Eva Isa y Javier
David) y Bossio, se sumarían los emisarios de los gobernadores, como los ex
mandatarios Luis Beder Herrera (La Rioja), Maurice Closs (Misiones) y José Luis
Gioja (San Juan), todos con sus coterráneos. Los únicos mandatarios que se
diferenciaron de la línea Urtubey fueron el chaqueño Domingo Peppo (todavía
subsumido a la conducción de Jorge Capitanich) y Juan Manzur, quien lideró un
asado con los intendentes del PJ que habían repudiado el encuentro de Massa y
el salteño.
El resto prefiere quedarse a la retaguardia para no perder
posibles beneficios. Hasta el entrerriano Gustavo Bordet, que pasó el primer
mes de su gestión tomándose fotos con Rogelio Frigerio.
El formoseño Gildo Insfrán tiene a Juan Carlos Díaz Roig
(por ahora, Luis Basterra está más cerca de Recalde), uno de los más activos
cuando pelearon por las autoridades de la Cámara.
Esa vez prefirieron no romper, pero no podrán seguir así
mucho tiempo. De hecho, cada vez que un legislador pide algo a Emilio Monzó o
Nicolás Massot, les recuerdan que siguen al mando de Recalde y por lo tanto
deben hablar con él.
Más problemas tendrán los gobernadores cuando toquen la
puerta de la Casa Rosada, si sus diputados boicotean cada proyecto del
Ejecutivo.
La negociación ya comenzó. Como adelantó LPO, para levantar
la ley cerrojo y abrir una negociación con los fondos buitres el presidente les
ofrecería a las provincias tomar deuda externa, sólo posible con autorización
de la Nación.
Serán todavía más necesarios los senadores del peronismo,
con capacidad de quórum propio.
Ahí la relación es inversa: la minoría de la bancada está
integrada por kirchneristas duros, que la semana pasada firmó un comunicado en
rechazo de los despidos del Senado, avalados por Miguel Pichetto.
Es un grupo de no mucho más que una decena, pero que si
Pichetto lo pierde resigna también su chapa de dueño del quórum. Por esa razón,
los kirchneristas, siempre más beligerantes, no quieren irse y hablan de “dar
la pelea por dentro”.
Pero a los gobernadores tal vez no les moleste echarlos y
allanarle el camino al presidente. Al menos en los primeros meses de su
gestión, tiempo de negociación.
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