Por Guillermo Piro |
Cada tanto los presidentes del mundo hacen hablar por sus
gustos y sus aptitudes literarias. Los medios estadounidenses suelen estar
atentos cuando Barack Obama regala algún libro para Navidad.
En octubre del año
pasado le concedió una entrevista a la escritora Marylinne Robinson que salió
publicada en la revista New York Review of Books.
La misma revista publicó hace
poco un comentario que Obama escribió sobre Thomas Stearns Eliot en tiempos en
que estudiaba en la universidad, cuando tenía 22 años, y que se encuentra en
una carta dirigida a su novia de entonces, Alexandra McNear, que tenía que
escribir un ensayo sobre La tierra baldía, la obra más relevante de Eliot. La
carta a su vez está reproducida en la biografía Barack Obama: The Story,
escrita por David Maraniss y publicada en los Estados Unidos en 2012. Hace unos
días Edward Mendelson, un profesor de Literaturas Comparadas de la Universidad
de Columbia, volvió a hablar de ella en la New York Review of Books.
Cuando aquella biografía de Obama fue publicada, muchos
críticos hablaron de esa carta, recuerda Mendelson. Obama dice en ella que se
debe respetar y a veces compartir la visión conservadora de Eliot, que nace no
de la ignorancia sino de la resignación y el fatalismo, de la trágica
convicción de que el mundo no puede ser mejorado de ninguna forma. Una posición
muy distinta, dice Mendelson, centrada en la esperanza y el cambio, que Obama
propuso durante la campaña electoral en 2008, cuando fue electo presidente.
“Hace más de un año que no he vuelto a leer La tierra
baldía, y nunca leí todas las notas al pie. Sin embargo puedo decirte algo:
Eliot posee la misma visión estática que va de Münzer a Yeats. Pero a pesar de
eso mantuvo siempre un lazo con la realidad social de su tiempo [...]
Afrontando lo que él percibe como una elección entre el caos estático y un
orden mecanicista sin vida, consigue mantener una separación entre la pureza
asexuada y la brutal realidad sexual. Para hacerlo la afronta con un
comportamiento estoico. Para que entiendas de qué estoy hablando lee Tradición
y talento individual y los Cuatro cuartetos, donde se lo ve menos preocupado
por describir la Europa moribunda. [...] Existe un cierto tipo de
conservadurismo que respeto más que el liberalismo burgués, y Eliot pertenece a
ese tipo. Obviamente, la dicotomía que mantiene es reaccionaria, pero es
causada por un profundo fatalismo, no por la ignorancia. (A diferencia de Yeats
o Pound, que habiendo nacido en ese ambiente decidieron apoyar a Hitler y a
Mussolini). [...] Este fatalismo nace de la relación entre la fertilidad y la
muerte: la vida se nutre de sí misma. Un fatalismo que a veces comparto con la
tradición occidental. Parecías sorprendida de la irreconciliable ambivalencia
de Eliot; ¿no compartes tú también esta ambivalencia, Alex?”.
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