Por Tatu Tealdi
Está claro ante la sociedad que el socialismo ha integrado e
integra un espacio de izquierda democrática junto a otras fuerzas, lo que
implicó un apoyo crítico al Kirchnersimo respaldando sus aspectos a favor del
pueblo y criticando precisamente los que fueron en contra de éste.
Entre los primeros: la renovación de la Corte Suprema de
Justicia, la eliminación de las AFJP recuperando la jubilación pública
solidaria a través de la Anses sacándosela a la especulación financiera, la
Asignación Universal por Hijo, la reforma de la ley de educación, la ley de
medios audiovisuales con reparos ante el articulado que le otorgó privilegios a
las telefónicas, la continuidad de la política de derechos humanos que
significó el inicial juicio a las juntas superando el retroceso de las leyes de
obediencia debida y punto final, nueva ley de migraciones y matrimonio
igualitario (ambos proyectos originales del socialismo).
Entre los segundos: El proceso de extranjerización de las
principales empresas nacionales, la profundización del modelo extractivista
sojero y su alianza con multinacionales mineras como la Barrik Gold en
detrimento de nuestro ambiente y nuestros bienes comunes, la no modificación
del sistema impositivo, el no avance sobre el negocio de la especulación
financiera y su desapego a la institucionalidad combinado con la soberbia y el
desprecio a cualquier opinión disonante que inmediatamente ponía a su emisor de
la vereda del enemigo golpista aunque no siempre era así.
También está claro que esta posición crítica hacia el
Kirchenrismo no llevó al socialismo a sumarse al espacio político que prometía
mejores posibilidades electorales precisamente por estar dominado por el nuevo
partido de la derecha argentina, el PRO, que desde su matriz de origen tiene un
fuerte compromiso con los sectores concentrados de la economía. El gobierno actual
nos promete más concentración, más impuestos regresivos y mayor dependencia
externa, todo lo que será pagado por el pueblo que verá degradarse el medio
ambiente, perderá soberanía y será más pobre que hoy.
A sabiendas de que sería un camino duro y con pocas chances
decidimos dar batalla por una tercera alternativa primero con la candidatura de
Hermes Binner y luego a través de la Diputada Nacional Margarita Stolbitzer,
porque ninguna de las dos que tenía más chances electorales representaba un
avance social.
Desde ese lugar queremos opinar sobre la detención de la
dirigente Milagro Sala.
Seguramente esta dirigente, por su trascendencia nacional e
internacional, recuperará su libertad sin demasiadas consecuencias personales,
salvo que el gobernador demuestre su participación en algún tipo de fraude
económico al Estado en el manejo de los fondos de su organización.
Lo realmente grave de este hecho es la demostración de que
el actual gobierno no va a tener piedad ante ninguna protesta y para ello tiene
un instrumento que le viene como anillo al dedo: la ley anti terrorista que le
dejó servida el gobierno de la familia Kirchner.
Ante la evolución de la situación poco a poco se irá
constatando que el gobierno saliente fue pavimentando el camino para el triunfo
de la alternativa por derecha dado que utilizó todo su poder institucional y
mediático para acallar cualquier oposición por izquierda, incluida esta ley
antiterrorista que nunca pudieron explicar y solo atinaron a decir algunos
voceros oficiales que, si bien era peligrosa, el gobierno k nunca la
utilizaría, como si un gobierno fuera eterno, cosa que ni la más cruel de las
dictaduras ha logrado, al menos en esta parte del mundo.
Una experiencia más para nuestro pueblo que retrocede la
historia y promete enormes costos
sociales. Como decían nuestros mayores “otra vez sopa”.
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