“La restauración de
Macri a los grandes medios es peligrosa para sus propios intereses”
Martín Becerra: "La Ley de Medios la manosearon los mismos que la impulsaron". (Foto: LPO) |
Por Diego Genoud
Crítico riguroso de la aplicación discrecional de la ley de
medios que ejecutó el kirchnerismo, Martín Becerra logró sobrevivir al debate
de los últimos años con el mérito de que las partes en conflicto lo
reconocieran como interlocutor válido. Investigador del Conicet, profesor de la
UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes y autor de varios libros sobre el
tema, Becerra dice que los decretos de Mauricio Macri en la materia sugieren
que el gobierno tiene una idea del sistema de medios que es del siglo XIX.
“Macri ni siquiera tiene una política pro-mercado. Es una política
anti-concurrencial, que no estimula la competencia sino que la obtura”, afirma.
El especialista habla del despido de Víctor Hugo Morales y sostiene que el
nuevo marco regulatorio que ordenó el gobierno beneficia a los gigantes de la
comunicación pero no evita que las disputas entre ellos se profundicen. Además,
advierte que el Grupo Clarín va a intentar nuevamente hacer su ingreso a
Telecom, el detonante que desató la guerra con el kirchnerismo.
-¿Qué escenario anticipan los dos fallos que suspendieron los decretos
de Macri sobre los medios?
-Una nueva etapa de la judicialización de la regulación,
porque ya no es sólo la ley audiovisual sino también los decretos que la modificaron.
Los que accionaban antes contra la ley primero y contra algunos artículos
después lograron su objetivo: con los decretos, no se modificó toda la ley pero
se la descabezó. La cuestión de la concentración, del plazo de las licencias,
de la propiedad cruzada de licencias es lo que se intenta borrar. En muchos
países, la regulación está judicializada, no sólo en Argentina. Son sectores
muy sensibles, por los intereses que se cruzan, porque la política está en el
medio y porque cada uno utiliza a su favor el tema de la libertad de expresión.
La restauración de Macri de la concentración de medios es
muy peligrosa para él y tampoco creo que le convenga a Clarín quedar tan pegado
al nuevo Gobierno.
-¿Qué papel puede jugar el poder judicial, tan criticado por el
kirchnerismo en el poder?
-Mi lectura del poder judicial desde que se aprobó la ley
hasta el final del mandato de Cristina Fernández difiere de la del
kirchnerismo. No lo veo como un poder monolítico y con un sentido único. El
fallo de la Corte Suprema de 2013, que valida la constitucionalidad de la ley,
me parece una pieza doctrinaria que desborda el plano legal. Es una pieza de
filosofía del derecho a la libertad de expresión. Es verdad, con otra
orientación, pero es excelente y es la Corte Suprema, la cúspide del poder
judicial. Hoy hay muchos amparos y es lógico que haya más cautelares.
-¿Qué busca Macri con esta regulación temprana a través de los
decretos?
-Veo dos objetivos. El primero es tomar el control de la
política de medios y comunicación: todo gobierno quiere hacerlo y todos lo
hicieron. Hasta la ley audiovisual era muy fácil, bastaba con intervenir el
COMFER. Ahora está el directorio de AFSCA y ATFIC, que son de organismos de
integración supuestamente colegiada que en la práctica funcionaron como un
apéndice del Poder Ejecutivo. El otro objetivo refiere a la propiedad del
sistema de medios. Por un lado, al detonar todos los límites a la
concentración: donde había límites de 10 licencias, ahora pasan a ser 15, donde
había 24 licencias de TV por cable ahora no hay tope.
-Escribió en su blog que en la regulación de Macri se advierte un
espíritu de vendetta.
-Se parece mucho a una revancha, una vendetta porque busca
deshacer lo hecho y estigmatizar algunos de los postulados claves de la etapa
anterior. Y en el fondo hay una intención restauradora que no se condice con la
evolución económica y tecnológica del sector a regular. Por eso, para mí es muy
peligroso para sus intereses lo que está haciendo Macri. Yo me equivoqué porque
pensé que no se iba a meter en este campo, porque no le conviene. Puede ser un
pantano para el nuevo presidente y tampoco creo que le convenga a Clarín quedar
tan pegado de nuevo a un gobierno.
Guerra de elefantes
-¿Cuál es la idea que tiene el gobierno sobre el sistema de medios?
-El gobierno tiene una idea del sistema de medios que es del
siglo XIX, pre siglo XX, es una idea dogmática de la versión más extrema del
libre mercado que incluso trajo deserciones dentro del macrismo. No se
compadece con la regulación de ningún país del capitalismo. Estados Unidos,
Canadá, toda Europa, toda Asia capitalista, todos los países tienen límites a la
concentración de medios y telecomunicaciones. El objetivo del gobierno
argentino es muy original porque quiere barrer todos los límites a la
concentración. Por otro lado, hay otra medida –interesante- que es que prorroga
todas las licencias, no sólo la de Clarín, todas en todo el país. Por 5 años
con una renovación automática por 10, es decir, hasta 2030. Esto ya lo había
hecho Kirchner por decreto 527 en 2005 con todas las licencias de radio y
televisión de la Argentina. Ahí las pymes de la comunicación también reciben
una especie de guiño menor porque así se valorizan sus licencias. En un
escenario de creciente oligopolización de la propiedad los chicos van a vender
y los grandes van a hacerse más grandes.
-Eso fue el camino que encontró Multicanal-Cablevisión para crecer como
cable operador.
-Efectivamente. El cablero de Gualeguyachú estaba feliz
porque recibía a razón de mil pesos dólares por abonado, el sistema se
concentró, Clarín creció y los usuarios pagamos con menor cantidad de señales.
Hay otro eje fundamental que es permitir cruces entre telecomunicaciones y TV
por cable. Telefónica, Telecom y Claro protestan porque recién en 2018 o 2019
van a poder entrar en el mercado del cable.
El gobierno tiene una idea del sistema de medios de la
versión más extrema del libre mercado, que no se compadece con la regulación de
ningún país del capitalismo.
-¿No deberían estar conformes las telefónicas?
-Sí, las telefónicas deberían estar más que conformes, en
eso coincido con Clarín. Porque ellos hace 25 años recibieron una red que
durante 100 años debía ser solo de telefonía, en poco tiempo pudieron meterse
en Telefé y ahora están a las puertas de la convergencia y el triple play.
-Usted afirma que no sólo cambió el discurso sino también las
prioridades en la política estatal.
-La prioridad de los gobiernos de Cristina, creo, en el
fondo fue alterar la estructura de propiedad para que en donde se sentaban dos
se sentaran tres. Lo hicieron mal, con el estilo kirchnerista, con aliados
espantosos, con empresarios que ahora no le pagan a los laburantes, de la peor
manera. Para eso entendieron en un momento de la historia que tenían que
lesionar a uno de los fuertes, que era Clarín. Para el gobierno de Macri, la
convergencia es que los cableros y las telefónicas no tengan límite.
-Mencionó a la Corte. ¿Con que preceptos básicos del fallo de 2013 no
está cumpliendo Macri?
-Todo ese fallo está siendo desautorizado por Macri en este
mes de gobierno. Primero porque enfatiza la importancia de que existan
distintos actores para garantizar la pluralidad: no es condición suficiente
pero es condición necesaria. Por eso a mí me preocupa lo de Víctor Hugo
Morales, más allá de que me guste o no me guste: se reduce la cantidad de
perspectivas. El fallo de la Corte se dedica largamente a explicar que el
Estado está obligado a emitir regulación y producir políticas para estimular el
pluralismo. Además, critica al kirchnerismo y dice que la autoridad de
aplicación no puede estar subordinada al Poder Ejecutivo. Con todo eso, no
cumple Macri.
-El empresario que echó a Morales fue hiperkirchnerista hasta el 10 de
diciembre.
-Sí, totalmente. “El Fantasma” Ángel Remigio González es un
tipo que en países como Guatemala tiene todos los canales de televisión,
determina quién es candidato a presidente y quién no. Que ese tipo haya
despedido a Víctor Hugo Morales es una irregularidad manifiesta porque en los
papeles Radio Continental es del Grupo Prisa, porque su plan de adecuación no
menciona a Remigio González y porque el Estado no autorizó ni se notificó de
ninguna venta o transferencia. Son empresarios que fueron K ocasionalmente,
mientras el kirchnerismo estuvo en el poder. Con excepción de los gigantes como
Clarín, O’ Globo o Televisa, el resto de los empresarios son muy dependientes
del Estado y de los gobiernos.
-El kirchnerismo afirma que el despido fue una decisión del gobierno de
Macri. ¿Cuál es su opinión?
-No hay que descartar que sea un ejercicio de papismo para
quedar bien con el gobierno. Es probable que se lo hayan consultado, estoy
seguro que en una radio como Continental no se toma esta medida sin hablarlo
con el gobierno, pero al mismo tiempo hacen más papismo que el Papa. Eran más
kirchneristas de lo que convenía al kirchnerismo y ahora son más macristas de
lo que le conviene a Macri.
La ley de medios
-¿Es correcta la consigna “La Ley de medios no se toca”?
-Yo creo que no. Primero porque ya fue recontra-tocada. La
manosearon, la manipularon, la macularon los propios que la impulsaron. Decir
que no se toca supone decir que Macri representa una dictadura censora y vos,
en cambio, hiciste todo bien. Bueno, eso no fue así. El kirchnerismo la
incumplió.
-Aparece como una consigna conservadora ante la ofensiva del macrismo.
-Ni la defensa cerrada de lo que pasó ni el ataque cerrado
del actual gobierno permiten discernir que hay objetivos virtuosos de la ley
que el propio kirchnerismo no cumplió. Efectivamente es una consigna
conservadora que no sé cuánto eco tiene en el resto de la sociedad.
Con excepción de los gigantes como Clarín, O’ Globo o
Televisa, el resto de los empresarios de medios son muy dependientes de los gobiernos.
De sus artículos sobre medios se deduce que la disyuntiva
hoy es entre la libertad de expresión como derecho y convergencia tecnológica
librada al mercado.
La discusión que vamos a tener en los próximos meses es
entre ganadores y perdedores de las nuevas reglas del mercado de
comunicaciones. El gobierno actual dispone que se beneficien sólo a los
gigantes y entonces empiezan las disputas entre ellos.
-Una guerra de elefantes…
-Ese es el verdadero tema. Ahora, ¿Macri tiene una política
pro-mercado? Yo diría que no. No es una política que estimula la competencia,
es una política anti-concurrencial, que obtura la competencia. La idea que
Macri exhibió en sus decretos es la idea de un mercado protegido con topes
artificiales para actores externos e hijos de Internet. Netflix y WhatsApp,
Uber no están regulados por estas normas. Son leyes a la medida de Clarín y
Telefónica, dos gigantes que todavía no resuelven las peleas que tienen -y que
van a seguir teniendo- y que cierran la posibilidad del ingreso de nuevos
actores a través de la renovación de licencias. Se clausura el ejercicio de la
libertad de expresión, que el kirchnerismo no practicó demasiado pero habilitó
a través de la ley.
-Los Julio Ramos de esta época deberían oponerse.
-Si, efectivamente. Los Julio Ramos, los Héctor Ricardo
García, los Romay de esta época –si los hubiera- deberían oponerse. Porque el
propósito de esos tipos era actuar en el sistema de medios. Para una sociedad
anónima, el marco legal actual es un buen negocio. Pero para el ejercicio de
los periodistas, los trabajadores de prensa, tampoco es una buena noticia un
mercado con pocos empleadores que son gigantes.
La pelea por Telecom
-Si el kirchnerismo con una ley primero y después con un fallo de la
Corte, no pudo lograr lo que quería ¿Qué puede lograr Macri con sus decretos?
-Eso es interesante porque habla sobre los límites de la
capacidad de acción performativa estatal, de cómo el Estado puede o no cambiar
el desempeño de un mercado. Cuando el Estado regula en función de los intereses
de los principales actores del mercado, la eficacia es alta. Pero cuando el
Estado toca con su regulación los intereses del establishment en materia de
medios, la eficacia baja mucho. Esas resistencias por parte de actores que
durante décadas crecieron en un mercado concentrado no me asombran. Hace falta
una estrategia para doblegar esas resistencias y el kirchnerismo no la tuvo.
-El argumento principal del gobierno es que la ley audiovisual nació
vieja. ¿Cómo lo refuta?
-No sé si se puede refutar. En el fondo hay un núcleo de
verdad. Pero la cuestión es que, en el tema medios y tecnologías de la
información, toda ley nace vieja. Vayas donde vayas, países con tecnologías más
avanzadas, con sistemas regulatorios distintos, con sistemas políticos
diferentes, todos están rediscutiendo. Suecia, Alemania, Gran Bretaña
rediscuten hoy sus leyes porque el vértigo del avance tecnológico en estos
sectores deja algunos aspectos permanentemente atrasados. La ley audiovisual
tiene un artículo que Macri cita de manera obsesiva en sus decretos, el
artículo 47, que dice que la ley debe adaptarse y repensarse cada dos años
fruto de la innovación tecnológica. Cuando estaban en la oposición, los que hoy
están en el gobierno decían que era un dispositivo de Mariotto para cambiar las
reglas del juego y una demostración más del autoritarismo kirchnerista. Ahora,
está en los fundamentos de los 3 decretos de Macri.
-Por eso usted repite
que quienes ayer reclamaban institucionalidad ahora justifican la excepción y
al revés.
-Sin duda. En el directorio del ENACOM, de los 4
representantes del Poder Ejecutivo 3 son de los grupos de medios con mayor
audiencia de la Argentina. Clarín, Telefónica y Cadena 3 tienen gente de su
riñón o por lo menos afín en el directorio. Es un modelo de gestión estatal
donde las empresas están sobre-representadas. Si AFSCA permitía hipotéticamente
que el oficialismo pudiera, en algún, momento perder la mayoría y el control,
ENACOM no lo permite porque 4 de los 7 son definidos por el Poder Ejecutivo y
los otros por el Congreso, uno va a ser oficialista: son 5 de 7. Pero además el
presidente puede removerlos sin que haya razón. Mayor excepcionalidad que esa no
hay.
En el directorio del Enacom de los cuatro representantes del
Poder Ejecutivo, tres son de los medios de mayor audiencia como Clarín,
Telefónica y Cadena 3.
-Hay un actor de peso del que se sabe poco pero es decisivo, el
mexicano David Martínez, socio de Clarín y aliado del kirchnerismo.
-No se sabe cómo seguir esa pista. Formalmente tiene un
acuerdo de comprar de Telecom con los italianos por una ganga, menos de mil
millones de dólares por una empresa que cuesta mucho más. Funcionó como un
comodín para Clarín y el kirchnerismo. Si el decreto 267 de Macri -que crea
ENACOM y modifica las reglas del juego- sigue vigente, Clarín no se va a quedar
sólo con Nextel: Clarín va a ir por Telecom. Nextel es el 3 % de la línea de
telefonía móvil. Telecom es un tercio del paquete de telefonía móvil, un tercio
de conexión a Internet de banda ancha y la mitad de la telefonía fija. Si hace
eso, es el dueño del circo.
-¿Cómo le explica a sus alumnos la frase del jefe de Gabinete, Marcos
Peña: “se terminó la guerra con el periodismo independiente”?
-Significa que el gobierno de Macri eligió como principales
aliados a los dos diarios que se opusieron al kirchnerismo y sufrieron su
maltrato, La Nación desde 2003 y Clarín desde 2008. Hoy están a los besos. La
Nación es el nuevo Página 12, es el house organ del gobierno de Macri. La tapa,
los editoriales y los principales columnistas son increíbles porque no protegen
la esfera de autonomía. Se convierten en predicadores, justificadores y
exegetas del oficialismo, que fue lo mismo que sucedió con las tapas, los
principales columnistas y las principales notas de Página 12 durante el
kirchnerismo. Es algo complicado como opción periodística.
-¿Qué espejo tiene Argentina para mirarse en otros países de la región?
-No hay comparación posible de legislación convergente, no
hay espejos para el caso argentino. Ninguno de los países de la región ha
tenido gobiernos que hayan avanzado tanto en este tema, excepto Venezuela y
Ecuador, que no son asimilables a la experiencia kirchnerista. Ni Brasil, ni
Bolivia, ni Uruguay, ni mucho menos Chile. No hay país en la región que haya
tenido una experiencia tan intensa de reforma de medios. La vocación
transformadora del kirchnerismo en materia de medios queda desfasada de los
demás ámbitos de acción.
-La adecuación pasó de ser una gran amenaza para las empresas a
representar un costo mínimo.
-Al final, no representó un problema para nadie. Fue un tema
administrativo, de ingeniería organizacional creativa. A varios de los grupos
de medios les puede haber venido incluso bien para tratar de ordenar un poco
los papeles. A Clarín le vendría bárbaro hacer con Macri el plan de adecuación
que presentó. La estrategia del gigantismo es como la del Pacman, los grandes
grupos comen muchas veces para evitar que la competencia crezca y a veces
engorda sin necesidad.
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