"Las religiones
atraerán a la gente mientras haya miseria porque dan consuelo e ilusión
de
seguridad”
Mario Bunge: "Las supersticiones siguen siendo populares porque la ciencia suele enseñarse mal, como una lista de recetas..." |
Por Gabriel Arnaiz
A sus 92 años (*), el filósofo argentino Mario Bunge todavía
se mantiene en plena forma. En estos últimos años acaba de publicar varias
obras importantes, por ejemplo, Filosofía
política, Matter and Mind y Las pseudociencias, ¡vaya timo! Con más
de 50 a sus espaldas y medio millar de artículos, Bunge sigue siendo un
pensador poco conocido y apreciado en nuestro país (NdR: España), a pesar de haber recibido 19 doctorados honoris
causa y el Premio Príncipe de Asturias en 1982.
Por esta razón, Editorial Laetoli ha decidido publicar, en
colaboración con la Universidad Pública de Navarra, una nueva colección
dedicada enteramente a este autor: la Biblioteca Bunge. Por el momento está
prevista la publicación de cinco títulos: la reedición de Materialismo y
ciencia, Pseudociencia e ideología y Racionalidad y realismo, que ya estaban
agotados y eran prácticamente inencontrables, y la traducción de Materia y
mente. Bunge no tiene pelos en la lengua a la hora de criticar duramente
algunas de las teorías más populares del momento (del psicoanálisis, al
posmodernismo, pasando por el feminismo, la economía neoclásica o la psicología
evolutiva, por citar sólo unos pocos), a las que tilda de pseudocientíficas, y
es de agradecer su esfuerzo por ser siempre claro y pedagógico. Tengo la
sensación de estar entrevistando al último gran filósofo vivo del siglo XX y no
puedo evitar la tentación de preguntarle también sobre algunas cuestiones
actuales.
-En un artículo incluido en Vistas y entrevistas cuenta usted cómo su
hija Silvia, que entonces tenía 11 años, le hizo la fatídica pregunta a la que
todo filósofo debe enfrentarse tarde o temprano: ¿por qué se dedica usted a la
filosofía?
-Porque me fascinan los problemas filosóficos, tales como
“¿qué es el tiempo?”, “¿qué es la mente?” y “¿qué es la vida?”. De chico pasaba
horas tratando de formar seres vivos disolviendo sulfato de cobre en agua y
observando los “árboles” que van emergiendo.
(Recordemos que Mario Bunge se doctoró en ciencias físicas
por la Universidad de la Plata en 1952 con una tesis doctoral sobre la
cinemática del electrón relativista y que hasta 1963 fue profesor de física y
filosofía en la Universidad de Buenos Aires).
-En un artículo reciente, usted ha escrito “que la filosofía política
no es un lujo, sino una necesidad”, ¿podríamos también decir lo mismo de la
filosofía en general?
-La filosofía interviene tanto en la formación de
cosmovisiones como en la de políticas estatales. Lo primero es obvio, ya que
una concepción del mundo puede ser materialista o idealista, laica o religiosa,
individualista o globalista, egoísta o altruista, etc. En cuanto a la
intervención de la filosofía en el diseño de políticas económicas y culturales,
recuérdese que toda política de ese tipo se basa tanto sobre datos sobre el
estado actual de la sociedad como sobre alguna ideología, y que el corazón de
toda ideología es filosófico, ya que la ideología es la parte de la cosmovisión
que se ocupa de asuntos sociales. Por ejemplo, la ideología que inspira al
neoliberalismo es individualista, elitista y autoritaria, mientras que la que
inspiró a las socialdemocracias fue sistémica, inclusivista y democrática. El
que muchos ideólogos no sean consecuentes, es harina de otro costal. Por
ejemplo, Friedrich Hayek ensalzó la libertad y también el régimen fascista del
general Pinochet. Y se proclamó individualista, al punto de procurarle a
Margaret Thatcher su famoso principio: “No hay sociedad: sólo hay individuos”.
Pero en otras publicaciones Hayek ha afirmado que el mercado es mucho más sabio
que cualquier experto, con lo que admitió tácitamente que el mercado tiene
mente, hipótesis de neto cuño globalista (holista). En resumen: rásquese una
concepción general cualquiera y se descubrirá una o más filosofías. Se puede
ignorar la filosofía, pero no se la puede evitar.
-En España triunfa Más allá de la vida, un programa de televisión en el
que una médium entra en contacto con un familiar muerto de una celebridad y le
transmite a éste lo que aquél supuestamente le comunica. ¿Por qué cree usted
que, a pesar de vivir en una sociedad altamente tecnológica, la mayoría de la
gente cree en la existencia de fantasmas, pagan a personas para que les “lean”
el futuro y confían en que haya una vida después de la muerte?
-Las supersticiones siguen siendo populares porque la
ciencia suele enseñarse mal, como una lista de recetas en lugar de enseñar a
investigar problemas.
Bunge defiende el escepticismo metodológico, que “es una
posición tanto metodológica como práctica y moral. En efecto, quienes lo
adoptan creen que es tonto, imprudente y moralmente erróneo afirmar, practicar
o predicar ideas importantes que no hayan sido puestas a prueba o, peor aún,
que hayan mostrado de manera concluyente ser totalmente falsas, ineficientes o
perjudiciales” y “a la vez, estamos dispuestos a abandonar toda creencia que
pruebe carecer de fundamentos”, explica en Las pseudociencias...
-¿Qué son las pseudociencias y por qué les ha dedicado usted tanto
tiempo y esfuerzo?
-Una pseudociencia es un cuerpo de creencias incompatibles
con el fondo de conocimiento científico. Le he dedicado mucho tiempo a esta
cuestión porque me asombra y alarma el que haya tantos científicos y filósofos
crédulos. Creo que es un indicador de que se puede ser muy competente en un
rincón del saber y tonto en cuestiones fundamentales, porque los conocimientos
científicos suelen enseñarse de a uno, y porque no se los acompaña de reflexión
metodológica, o sea, no se habitúa al estudiante a preguntarse cómo se sabe tal
o cual cosa.
-¿Por qué afirma que “el psicoanálisis es tan pseudocientífico como la
parapsicología”?
-Porque ambos rehúyen la contrastación experimental y son
incompatibles con la neurociencia cognitiva, que enseña que los procesos
mentales son cerebrales.
-En Las pseudociencias, ¡vaya timo! afirma usted que la crisis
financiera que empezó en el 2008 es producto de una filosofía económica
errónea. ¿Podría explicarnos esta afirmación?
-La teoría económica estándar afirma que la economía está en
todo momento en equilibrio, o sea, en el estado en que la oferta es igual a la
demanda (teorema de Debreu). Esta teoría ignora, pues, los desequilibrios (en
particular, los desequilibrios financieros). La teoría es un mero ejercicio
matemático, sin relación con la realidad.
En el libro citado, Bunge es un poco más explícito: “En
resumidas cuentas, las políticas económicas que condujeron a la crisis
económica actual fueron inspiradas por varias teorías económicas defectuosas. A
su vez, esas teorías están basadas en una filosofía errónea y esta filosofía es
responsable, en gran medida, de la crisis económica de 2008.”)
-En ese mismo libro usted defiende un escepticismo metodológico o
moderado, y lo contrapone al dogmatismo y al escepticismo radical. ¿Podría
explicarnos en qué consiste ese escepticismo moderado?
-El escéptico moderado no rechaza la totalidad del
conocimiento, sino que pone en duda un pedazo por vez. Cada vez que se critica
una idea lo hace asumiendo otras ideas.
En Las pseudociencias... dice: “No todas las creencias son
equivalentes: unas son más verdaderas o mejores que otras. El dogmático es
esclavo de creencias que no ha examinado críticamente, de modo que se arriesga
a obrar mal. El escéptico radical, el que nada cree, no está al abrigo de toda
creencia, sino que es víctima de creencias ajenas. En cambio, el escéptico
moderado, el que sopesa cada idea antes de adoptarlas o rechazarlas, está en
condición de actuar racional y eficazmente”.
-En Filosofía política (Gedisa, 2009) propone usted una alternativa al
capitalismo y al socialismo que denomina “democracia integral”. ¿Sería tan
amable de explicarnos en qué consistiría y ponernos algunos ejemplos?
-En una democracia integral, todos comparten la riqueza, la
cultura y el poder político. Cuando un grupo monopoliza alguno de estos
recursos, no sólo excluye a la gran mayoría, sino que también termina por
apoderarse de los demás recursos. Esto ocurre tanto con el capitalismo como con
el socialismo autoritario. Por esto preconizo la combinación de la democracia
(o autogobierno) con el cooperativismo.
-Según la opinión filosófica dominante, Wittgenstein y Heidegger serían
los dos grandes filósofos del siglo XX, el primero para los filósofos
analíticos y el segundo para los filósofos continentales. Según este dictamen,
hoy no podemos hacer filosofía si ignoramos las aportaciones de estas dos
luminarias. ¿Qué opinión le merece este análisis?
-Para evaluar una filosofía hay que preguntarse qué
problemas contribuyó a resolver. Wittgenstein negó la existencia de problemas
filosóficos, y Heidegger no hizo sino juntar palabras. Wittgenstein es popular
porque es trivial, y Heidegger porque es hermético.
-En La relación entre la filosofía y la sociología (EDAF, 2001) usted
se reconoce heredero de la Ilustración y rechaza tanto las tres olas románticas
que han invadido la filosofía como la “charlatanería académica” que se ha
impuestos en las facultades de humanidades. ¿Podría explicarnos qué quiere
decir con esto?
-Entiendo por “charlatanería académica” la que se produce en
ciertas universidades, consistente en una mezcla de sinsentidos, falsedades y
perogrulladas enunciadas en lenguaje hermético y más o menos bombástico. El
primero y peor de todos esos charlatanes fue Hegel, a quien no se habría tomado
en serio si hubiese escrito en castellano o en catalán desde un villorrio
español. Su prosa fue tan opaca que generó dos o quizá tres alas de
“intérpretes” que se disputaron su legado. Hoy día el charlatanismo académico
proviene principalmente de París, urbe que, de “Ciudad de la Luz” hacia 1750
pasó a ser “Ciudad de las Tinieblas” dos siglos y medio después, gracias a
Sartre y demás discípulos de Heidegger. Por fortuna, el charlatanismo académico
no se practica en las facultades serias: las de ciencias, ingeniería, medicina,
farmacia y agronomía. En ellas hay que fundamentar lo que se afirma y aclarar
cada vez que alguien admita no entender lo que se dice.
-Los pensadores materialistas del XIX como Feuerbach, Comte o Freud
pensaron que la religión desaparecería con la extensión de la educación
científica. ¿Cree usted que las religiones desaparecerán en un futuro cercano?
-Las religiones seguirán atrayendo a la gente mientras haya
miseria, guerra e ignorancia, porque ellas proveen algo que la ciencia no da:
consuelo e ilusión de seguridad.
-¿Qué opinión le merece el movimiento de los indignados de Madrid, que
ahora se ha extendido a otros países, como EE UU?
.Muy interesante como síntoma de insatisfacción con el orden
social imperante, pero inútil porque no va acompañado de organización política.
-¿Nos podría decir en qué está trabajando ahora mismo?
Estoy revisando mi próximo libro Evaluando filosofías y en
este momento estoy en China, dando conferencias en las que critico al marxismo
osificado, ataco a la dialéctica por confusa y políticamente suicida, e insto a
los marxistas a aprender ciencias y a investigar problemas, en lugar de seguir
repitiendo y comentando a sus clásicos. En el informe que ha escrito sobre su
estancia en este gran país (y que puede consultarse en la web de Laetoli), podemos
leer que “en China la filosofía no se ha movido junto con la economía, la
técnica y la ciencia. En efecto, el núcleo de su filosofía, la dialéctica, es
falso en el mejor de los casos y en el peor es confuso, y por tanto, incapaz de
ser debatido racionalmente”.
© Filosofía Hoy
Excelente nota, muchas gracias, pocos genios y me atrevo a decir nulos quedan en la Argentina al nivel de Mario Bunge, y no tienen el reconocimiento que se merecen, una lastima.
ResponderEliminarquiero sber quienes son esos personajes anonimos porfavor
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